Sesión 11/3/03

Seminario «On line»

El 11 de marzo de 17 a 18 horas (en España) el profesor Paul Servais contestará a sus preguntas en tiempo real,  desde el Instituto Padre Sarmiento (CSIC-Xunta de Galicia) de Santiago de Compostela.

Seminario

«L’historiographie belge entre monde latin et monde germanique»

Informa

Paul Servais
Président du Département d’Histoire
Université catholique de Louvain. Belgique

L’historiographie belge monde latin et monde germanique

Introduction générale

-Présentation personnelle
-Présentation de la structuration

 -Justification de la structure

 

I Le contexte de l’écriture de l’histoire

A Les clivages d’une société

 -catholique/libéral
 -progressiste/conservateur

 -flamand/wallon

B. L’équipement d’une discipline

 -Universités
 -Etablissements scientifiques

 -Sociétés savantes

C. Les influences intellectuelles

 -France
 -Allemagne

 -Monde anglosaxon

D. Les conjonctures

 -De la croissance à la crise économique
 -De l’intégration à la marginalisation sociale

 -De la convergence à la divergence culturelle

II Quatre bilans d’étape

A. La Bibliographie d’Histoire de Belgique de Henri Pirenne

 -Natures
 -Périodes

 -Secteurs

B. Un quart de siècle de recherche historique (1944-1968)

 -Natures
 -Périodes

 -Secteurs

C. Vingt de recerche historique en Belgique (1988)

 -Natures
 -Périodes

 -Secteurs

D. Un bilan en 2000

 -Natures
 -Périodes

 -Secteurs

III Un demi-siècle d’histoire contemporaine

IV Quatre secteurs particuliers

A. L’histoire politique

 -Histoire régionale
 -Mythes de l’Histoire de Belgique

 -Le sentiment national belge

B. L’histoire économique et sociale

 -Approche globale
 -Histoire économique

 -Histoire sociale

C. L’histoire religieuse

D. L’histoire démographique et de la famille

SEMINARIO DEL PROFESOR PAUL SERVAIS (UNIVERSIDAD DE LOVAINA)

« La historiografía belga entre el mundo germánico y el mundo latino »

Facultad de Geografía e Historia, Aula 13

Universidad de Santiago de Compostela

11-13 de marzo de 2003

Organiza : Historia a Debate

(traducción automática)

 

 

Introducción general

– Presentación personal

Historiador de la economía y del sociedad, más concretamente los problemas de credit, propiedad, patrimonio y cultura materielle

Specialiste del XVIIIe e XIXe siglos, pero con aperturas hacia el XXe

Básicamente vincula tiene la Escuela de los Anales.

 

Desgraciadamente casi solamente francófono, y debo por lo tanto pedirles disculpar mis pequeños competences lingüísticos. Debo admitir que hago lo que deconse tengo mis propios estudiantes de hacer: participo en un intercambio Sócrates sin conocer suficientemente la lengua de mi país de recepción.

 

–       Presentación de la estructuración

En primer lugar las condiciones ideologicas, materialles y coyunturales de la escritura de la Historia  a continuación un balance calcula esencialmente de su evolución durante los 50 ultimos años, en forma de un enfoque de bibliometria cuantitativa.

 

Finalmente una presentación global de un balance de la historia contemporánea, seguido de algunes balances sectoriales

 

–       Justificación de la estructura

Me parece que no se puede separar la escritura de la historia del conjunto de sus condiciones de producción y que el enfoque cuantitativo es un preal indispensable para el estudio cualitativo.

 

I El contexto de la escritura de la historia

A las separaciones del societe

 

– católico/liberal

Una de las fracturas más importantes del sociedad belga al XIXe y al Xxe si. Se opone los partidarios de la Iglesia y la Ciudad de Dios y el “ anticlericaux ”,  partidarios de un separacion estricto de la Iglesia y el Estado. Los primeros años del independencia están caracterisadas por una alianza entre estas dos corrientes, luego él suc una oposición creciente que se manifiesta por dos guerras escolares (1878-1884 y 1954-1958), y también por periodes de soberanía política del partido católico (1884-1914)

 

– progresista/conservador

Un herencia de la industrialización de Bélgica. Los regions industrializadas y urbanizadas del sur, del region francófono, ven nacer un movimiento socialista, luego democrate-chretien muy vivo, que se señala por grandes greves (1885-1886 y 1960-1961) y la aparición de partidos progresistas, la lucha para el sufragio universal y para un legislation social importante, la aparición de sindicatos especialmente importantes.

 

– Flamenco/valón

La separación más importante actualmente, que divide cada vez más al Estado centraliza por un mecanismo de federalisation empuja cada vez más. El movimiento flamenco aparece el XIXe si; el movimiento valón  toma realmente de la importancia después de la Segunda Guerra Mundial.

 

Estas tres divisiones se superponen y se refuerzan con el tiempo.

 

  1. El equipamiento de una disciplina

– Universidades

*Una infraestructura:

6 universidades completes y una decena de universidades incompletes

9 departements de historia con 1. y/o 2 ciclode estudios completo

*profesor- investigadores: una multiplicación por tres desde hace 40 años

*estudiantes: una multiplicación tan importante, pero más en Flandre que en Valonia, y en vínculo con la coyuntura (11 de septiembre de 2001)

 

– Establecimientos científicos

*Los archivos:

un centro en Bruselas,

centros en cada provincia + centros secundarios

archivistas historiadores al servicio de la historia

múltiples actividades de valorización: exposiciones, coloquios, publicaciones

* Los Centros de investigación:

Centro para estudios Guerras y Sociedades

*El Museo de la Armada y Archivos del Ministerio del Defense

 

-Sociedades científicas

Este heritage del XIXe si sigue siendo especialmente vivo en el ámbito de la investigación histórica y reúne historiadores justificados aficionados especialmente, que organizan coloquios y a congressos de manera muy regular y publican a la vez estudios, actos de congressos y numerosas monografías.

 

  1. Las influencias intelectuales y culturales

 

– Francia

– Alemania

–  Mundo anglosajón

–          D. Las coyunturas

– Del crecimiento tiene la crisis económica

 

– Del integration tiene la marginalización social

 

–          De la convergencia tiene la divergencia cultural

 

 

–          II Cuatro balances de etapa

  1. La Bibliografía de Historia de Bélgica de Henri Pirenne
  2. Un cuarto de secolo de investigación histórica (1944-1968)
  3. Veinte años de investigación histórica en Bélgica (1988)
  4. Un balance en 2000

 

III Un medio siglo de historia contemporánea

 

Desde el medio siglo, historiografía del período contemporáneo en Bélgica dio un paso adelante consider, pero es necesario reconocer bien que se iba depocas cosas. Hasta tiene la segunda Guerra Mundial, los grandes amos de la historia en los universites y los Academies – el Pirenne, el Ganshof, el Bonenfant, el Van der Essen – tenían tendencia tienen que la historia realmente científica parase hasta 1830 y es típico por ejemplo constatar que tiene el Academie Theresiana, los historiadores contemporaneistes como Lichtervelde o François Van Kalken no formaban parte de la sección de Historia y las Letras pero de la de las Ciencias morales y políticas.

 

Desde entonces, las cosas tienen bien cambio: la venerable Comisión Real de Historia tiene comienza la edición de fuentes del XIXe y propio del XXe si; se publicaron algunos instrumentos de trabajo – que hacían completamente defaut antes de 1945 – en número creciente, en particular, en el marco de los Cuadernos del Centro interuniversitario de Historia contemporánea; las publicaciones de valor fueron en que se multiplicaban y él tienen mismo visto aparecer un revista especial consagrado al período contemporáneo, en que se publican, en particular, los resultados de los memoires de licencia más en de más numerosos consagrados a este período.

 

Esta evolución se favoreció entre otras cosas gracias a dos pioneros: Jan Dhondt, el profesor tiene el Universite de Gante, cuyo dinamismo fue el origen, en particular, tiene del Centro interuniversitario de Historia contemporánea y el revista belga de historia contemporánea, y Mgr A. Simon, profesor al Facultes St-Luis, un “ notable decouvreur ” de papeles privado, cuyos nuevos trabajos muy en el ámbito de la historia religiosa politico abrieron bien pistas tienen la investigación.

 

El desarrollo de las investigaciones en el ámbito de la historia contemporánea fue estimula por el interés creciente de la opinión pública, preocupada de remontarse a las fuentes del actua diaria, con el resto el peligro de ver multiplicarse tiene costa de trabajos científicos de calidad, poniendo a veces pendiente de los nuevos métodos, una serie de escritos de vulgarización, demasiado a menudo centros sobre el anecdótico, demasiado a menudo también que falta de un mínimo de espíritu crítico o inspirado por preoccupations polemiques o ideologiques.

 

Es necesario tener en cuenta también que muchos trabajos de politólogos, sociólogos y economistas implican una dimensión histórica, pero la ausencia de iniciación de sus autores tiene el método histórico hacen a menudo las conclusiones discutibles; algunos de entre ellos – aquí también, una elección se se impone – no son menos útiles tienen el historiador por los datos o los documentos que hacen conocer y sobre todo por las nuevas cuestiones que él suggerent.

 

Distintos elementos tienen aún contribuyen a aumentar el volumen de las publicaciones históricas consagradas al XlXe y XXe siecle. El aniversario en 1980 de la constitución de 1′ Estado belga; numerosos centenarios de empresas industriales y comerciales o de organismos financieros y también de órganos colegiados y athenees, que desearon mencionar su historia recurriendo a veces tienen excelentes specialistes; por último, la multiplicación de exposiciones (en particular, bajo los auspicios del Credit comunal de Bélgica), que tienen dan lugar tienen la publicación de catálogos elaborados con la colaboración de historiadores patentes, donde el se encuentra, tienen costa de contribuciones luminosas, de precieux información sobre un materiel mucho tiempo neg, en particular, en el ámbito de las fuentes no escritas. No es asombroso en estas condiciones que el balance sea consider.

 

Comencemos por la historia política, que no fue a Bélgica del mismo discredit que en Francia, sino que se renovó depassant I’ historia puramente parlamentaria o las biografías de hombres políticas para consagrarse estudios sobre todo tiene de sociología electoral histórica y sobre todo tiene el estudio de las corrientes políticas. Nuestro conocimiento del Unionismo en los alrededores de 1830 y de I’ influye exacta de Lamennais sobre los católicos belgas fue renovado por del these de H. a Hg sobre los orígenes del catolicismo liberal en Bélgica y por los trabajos de Mgr Simon. Ce último tiene también, por sus publicaciones de correspondencias privadas, Jete un nuevo día sobre la controversia que tiene se opone durante varios decennies el ultramontanos a los Católicos liberaux mientras que E. Lamberto tiene aporta numerosos precisions en primer lugar sobre el grupo del ultramontanos los de Gante luego sobre la corriente ultramontana en general. J. Dhondt y sus discípulos tienen aporta una importante contribución tiene un conocimiento interno del partido socialista.

 

Si el partido liberal no fue objeto de estudios tan, un alumbrado muy  nuevo por el contrario fue Jete sobre la izquierda radical a la Xilosa si por lo lamenta J. Bartier, que supo, en particular, explotar con un olfato notable cantidad de folletos raros. Para un período más rec, el movimiento flamenco tiene suscita numerosas investigaciones – unas poco demasiado numerosas, al gre de algunos – tiene el V.U.B. y sobre todo tiene el K.U.Leuven, alrededor del profesor G. Wils, y de interessantes controversias tuvieron lugar tiene observación de los vínculos del movimiento flamenco con las corrientes democrate chretien, socialista y liberal. Por el contrario, el movimiento valón – recent más y también más limitado, él es verdadero – no se estudió apenas hasta presente y el rexisme comienza pero a ser objeto de trabajos de calidad.

 

En cuanto a la «Cuestión real» si tiene suscita una serie de obras adoptadas, fue también objeto de contribuciones de valor.

 

La historia social se cultivó especialmente durante del mediosiecle pasa, menos del algunos de sus aspectos. El estudio del medio patronal es aún tiene dolor empezado pero los primeros trabajos de la Sra. Kurgan son prometedora. El estudio del mundo agrícola implica aún numerosos puntos de sombra pero se dispone se tiene presente de una excelente síntesis sobre el papel tan importante se juega por el Boerenbond. El fenómeno migratorio tiene comienza desde una decena de años tiene estudiarse, tiene el interior del país (de las zonas rurales hacia los centros industriales) pero sobre todo a nivel internacional (emigración hacia el Amerique al XlXe si; afluencias de trabajadores italianas al Xxe).

 

Pero es sobre todo el estudio del mundo trabajador que atrajo la atención: las condiciones de vida del mundo del trabajo al XIXe si; las huelgas (un aspecto mucho tiempo olvidado, dónde el canónigo Scholl y sobre todo el grupo liegeois tienen aporta una útil contribución); y todo specialement los movimientos obreros organizados, socialistas o democrates-chretiens.

 

Las investigaciones sobre el Movimiento obrero, donde las fuentes escritas son a menudo deficientes, sacaron a la luz el interés de lo que se llama a «I’ historia oral», que se esfuerza en explotar la memoria popular, una empresa prometedora pero que coloca de delicats problemas de método.

 

La historia económica no conoció en Bélgica el mismo entusiasmo que en Francia, sino sin embargo mucho se hizo en este ámbito, muy cultiva poco hasta la víspera de la Segunda Guerra. Un lugar de primer plan vuelve de nuevo aquí tiene la gran empresa en curso de terminación, del grupo liegeois anima por P. Lebrun: Historia cuantitativa y desarrollo de Bélgica al XIXe si (1830-1913); la decena de volúmenes ya parecidos son llena tanto de enseñanzas a la opinión de los problemas de método como a la opinión de los resultados entrojados.

 

En dos sectores, casi hacérselo mucho se hizo todo debía y al curso del período que lo ocupa: la historia de la enseñanza y la de la prensa.

 

En absoluto se tenía mucho se publica antes de 1945 sobre la «cuestión escolar», pero se trataba de un problema esencialmente político, en la perspectiva de la controversia entre católicos y “ anticlericaux ”. Ahora bien, la historia de la enseñanza bajo sus distintos aspectos – desarrollo de los centros escolares en los distintos grados, formación de los amos, evolución de las materias enseñadas, progreso del alphabetisation, etc – es otra cosa.

 

La historia de la prensa, que era casi inexistente antes de 1950, fue el objeto de una solicitud particul por parte del Centro interuniversitario de Historia contemporánea y si, aquí también, se espera siempre una buena obra de síntesis, se realizaron algunosnotables progresos: publicación de una serie de repertoires que, con la a presente, cubren una buena parte del territorio belga; y publicación de una serie de monografías de calidad, que se refieren sobre todo a la prensa diaria.

 

Quede por decir algunas palabras de dos sectores cultivados desde mucho tiempo pero que conocieron un renacimiento de buena calidad, I’ historia militar y la historia de las relaciones internacionales. En el primero, además de los trabajos de calidad publicados por el pequeño equipo del Museo del de la Armada, que se refieren en buena parte al XlXe si, son sobre todo las dos guerras que atrajeron la atención de los historiadores, en una perspectiva que deb ampliamente la historia militar en sentido estricto. Para la guerra de1914-1918, se consagraron algunos estudios – aún demasiado raros del resto – a la vida diaria de los civiles durante los hostilites, pero se se es sobre todo lazo a los aspectos políticos (papel de rey Albert o del Ministro de Asuntos Exteriores Beyens, por una parte; I’ activismo y el Flamenpolitik, de Otro). Tan tiene la guerra de 1940-1945, que tiene beneficio de la actividad del Centro de historia de la Segunda Guerra Mundial, además de algunos trabajos sobre la campaña de los 18 días y 1′ una o 1′ otra monografía local (por ej. sobre Verviers), él vio parecer importantes estudios, aplicando numerosas fuentes inedites o raras sobre la política – o más bien las políticas – de los autorites de empleo, sobre lo sigue de los judíos, sobre los reactions de los autoritos clérigos, sobre el papel de los comunistas en del resistance, sin olvidar una obra derangeant pero muy nueva sobre la actitud de la opinión pública entre resist y colaboración.

 

Por lo que se refiere a las relaciones internacionales, si la historia diplomática no es completamente ausente, la parte fundamental de las investigaciones fue orienta, en la línea de Pedro Renouvin, hacia la historia de las relaciones entre el pueblo.

 

En manera de conclusión, se puede considerar que el balance del último mediosi es relativamente satisfactorio pero que no autoriza ningún triunfalismo. Se hizo buen trabajo, indiscutiblemente, pero pistas apenas no se abrieron nuevas realmente. Los historiadores belgas tienen asimilan bien y puesta tiene beneficio el renacimiento de los métodos y del problematica propone por la Escuela francesa de las Anales y por el New Economic History anglosajon, pero no se puede apenas hablar de originalitad. Al menos tienen aplican con mucha conciencia los métodos de los que se inspiraron y los resultados, a veces muy nuevos, a los cuales llegaron están en general muy satisfactorios. “ Ya es algo. Y es mismo mucho ” (Roger Aubert)

 

IV Cuatro sectores particulares

 

  1. la historia política y regional

Exaltar un sentimiento de pertenencia demonstrando que Bélgica no era un accidente de la historia, presentait par-dela de las apariciones engañosas, una unidad functional, veló la misión que las élites dirigentes del joven Estado que ac tiene del independance en septiembre de 1830, asignaron a los historiadores.

A veces para eludir las divergencias lingüísticas se afirmará el origen germánico de las dos poblaciones – flamencos y valones – constitutivas del reino: esta actitud traducía también una tendencia pro germánica y muy galófobo de la historiografía belga al XlXeme si. A veces, será sobre todo verdadero a partir de los encierros del XlXeme y se pondrán XXeme siglos, I’ acento sobre la mezcla de germa y de roma para caracter el genio propio del pueblo belga.

 

El abogado Edmond Picard afirma la existencia de un alma belga (1897), pero es sobre todo Henri Pirenne, autor de una Historia de Bélgica en primer lugar publicada en alemán a partir de 1899 (primer volumen francés en 1900) que va a dar sus letras de nobleza y un sello científico a las tesis defendues por Picard: hay una civilización belga original, mezcla de influencia romance e influencia germánica. El tono era da para varios decennies; el trabajo de Pirenne se volvió la verdadera Biblia de los unitaristes y medios gubernamentales preocupados de salvaguardar la unidad del país amenazada por las divisiones interiores entre Flamencos y Francófonos

 

Pero había evoluciones irreversibles: ni el Movimiento flamenco en primer lugar ni el Movimiento valón a continuación, pudieron satisfacerse mucho tiempo, pero por razones diferentes, con una historia oficial en la cual no se reconocían. Los intelectuales de Valonia, sobre todo de la ciudad de Liège tiene el origen: no podían suscribir el esquema de Pirenne que hacía del conde de Flandes la espina dorsal de Países Bajos de Antiguo Régimen y el centro nervioso de Bélgica; rechazaban su tendencia a marginalizar en este desarrollo histórico el a Principaute de Lieja entonces que hasta en 1794, en el momento de su anexión tiene Francia en mismo tiempo que los Países Bajos austríacos, tenía vivir su vida propia, sin ningún vínculo, otro que económico, con los Principados de los antiguos Países Bajos.

 

¿Cómo, por ejemplo, no indignar se tiene la lectura de Pirenne consideran el «revolution brabanzón» de 1789-90 que embrasa Países Bajos contra José II – un revolution conservador y clericale si fue – como uno de los grandes acontecimientos fundadores de la Bélgica contemporánea mientras que en el mismo momento el «Revolution liégeoise» que hacía oscilar el principe- obispo, se alineaba sobre las pretensiones de la Asamblea nacional de París y adoptaba a un Declaration de los derechos humanos y del ciudadano que no tenía nada tiene envidiar a su famoso modelo francés?

 

En política, el resurgence del nacionalismo de movimientos de emancipación democratica puede a menudo ser fuente de excesos cuando la fuerza de los prejuges, los rivalidades lingüísticos empujados tiene los excesos, las confrontaciones étnicas, o incluso los odios religiosos deforman las causas que eran originalmente justas. En historia, no va diferentemente con del volonte de redescubrimiento del paso en reaction a las omisiones impuestas por la cultura oficial o dominante. Evidentemente, historiografías flamencos y valones en su voluntad feroz de frustrar la historia «belgiciste» o «belgicaine», frecuentemente cayeron en el a través que denonçiaron.

 

Mitos sustituyen a menudo a otros aunque algunos tienen la vida más larga. Bélgica y sus regiones en se proporcionan abundantemente, aún es deseable que los historiadores profesionales que se crean en «demystificateurs» no cometen anacronismo, no desinflaron de los globos que se han convertido en inexistentes o muy simplemente no elevent tiene su vuelta contramitos. El papel del historiador no consiste sino tiene «deconstruir» los mitos; aún es necesario explicar porqué, cómo, en qué objetivos, en qué circunstancias políticas, económicas, sociales, de los historiadores profesionales, más a menudo que se lo imagina, tiene se construye.

 

Con Picard y Kurth, Henri Pirenne fue la punta ciertamente de lanza más percutiente del nacionalismo belga a este principio del XXeme siglo. Después de haber conquistado su título tiene el faculte de Filosofía y Letras del Universite de Lieja, estos hijos de industrial liberal, no tienen Verviers en 1862, emprendieron estancias de estudios en Berlín, Leipzig y París. En 1886 – tenía 24 años -, fue nombra a profesor tiene el Universite de Gante. Él descubri los medios francófonos de Flandes a los cuales integra el año siguiente por su matrimonio con la hija de un magistrado de Gante, Jenny Vanderhaegen. Este trasplante de Valonia en Flandes y este encuentro con la cultura francesa al norte de la frontera lingüística no dejarán de influir sobre la psicología de I’ historiador y sus concepciones de la evolución política y social dos regiones que formeron la Bélgica de 1830.

 

Pirenne iba a inaugurar del siglo por un golpe de resplandor: En 1900, el 1.o volumen de la Historia de Bélgica, orígenes al principio del XlVeme si sacaban de prensa en versión original ~française~; I’ trabaja en implicaría en total siete, cuya publicación se escalonaría hasta en 1932.

 

A muchos aspectos, este libro aparecía como un pequeño revolution en la historiografía belga. Su carácter innovador había sido destaca del 1899 en una cuenta vuelta que tenía da G. del Marez (1870-1931) de después de la edición alemana. Destacando del originalite del autor, del Marez ponía de manifiesto que no había ninguna filiación de idees: entre Pirenne y sus antecesores. Esto se terminaba de la yuxtaposición I’ historias, princip por princip. No solamente Pirenne ponía de manifiesto que la historia de nuestros regions era indisociable de la historia europea, de la cual se volvía, bajo su pluma, parte integr, pero estudio de; causa de los hechos, políticas de los príncipes, movimiento incesante y progresivo de las masas, veló el objeto principal de sus preocupaciones, indicaba al archivista de la Ciudad de Bruselas.

 

Si se añade a esta qualites erudicción sin falta, se comprenderá que, por estas solas razones, el libro de Pirenne ya constituía un acontecimiento; I’ trabaja del profesor de Gante me a otra parte siempre de nuestro Aprecio; diremos mismo que fuerza la admiración.

 

Pero había otro aspecto de la Historia de Bélgica susceptible de sed en la coyuntura del momento la élite social – se confundía con los espíritus cultivados: entonces que allí no era ni unidad geografica, ni unidad de raza, ni unidad política, Pirenne descobri con todo tiene nuestros regions de la Media Edad una unidad funcinal basada en una civilización común.

 

Esta concepción de la historia de Bélgica que profesaba Pirenne en Gante, la opinión pública había podido tener conocimiento por primera vez tiene la ocasión de un discurso pronuncia el 1 de octubre de 1899 e imprime desde el título “ la Nación belga ”, Este texto, demasiado raramente consulta, es sin embargo esencial, ya que se encuentran formuladas en una quincena de páginas las líneas de fuerza de uno pensada cuyos siete volúmenes de la Historia de Bélgica no serán más que una longitud y brillantez desarrollo.

 

¿Qué decía y que escribía Pirenne en octubre de 1899?

 

[… ] desde siglos, las distintas provincias feodales de la orilla derecha y la orilla izquierda de la Escalda tendían inconscientemente a la unidad. La casa de Borgoña no hizo más que recoger los resultados de un trabajo comienza mucho antes ella. Lo que realizó no es la obra de la casualidad. Si tiene reuni nuestros distintos territorios en un Estado común, es p que éstos possedaient de antigua fecha una civilización común. Formaban, a pesar del bilingüismo y por el fraccionamiento político, un único region de cultura intelectual, como solida económico.

 

Durante treinta y cinco años, Pirenne permanecería fi a esta visión de I’ historia nacional, que aparece pues definitivement elaborado en 1899. cada vez que la ocasión presenta, Pirenne, con otras palabras, se acordó incansablemente sus theories.

 

En resumen, se puede traerlos cuatro temas principales.

 

  1. Existe una «civilización»; ella con a los «territorios belgas» un originalite que los distingue de la Edad media de Francia y Alemania.

 

  1. En Bélgica «I’ unidad nacional» tiene a pre «I’ unidad de Gobierno» mientras que es el revés generalmente; tandis que numeró de historiadores no veían la aparición de un sentimiento nacional belga que superaba las pertenencias a los Principados y las separaciones lingüísticas que tiene el final del XVlileme si, Pirenne I’ define de la Media Edad y ciertamente del tiempo de los duques de Borgoña quienes los primeros tienen reúnen la mayoría de los Principados (d de Brabante, condes de Hainaut, Flandes, Namur, etc.) constitutivas de la Bélgica independ. Se está pues en presencia de una concepción finalista de la historia: Bélgica no es un accidente, responde a del necessite; el pueblo belga existe desde siglos.

 

  1. Flandes le aparece veritablement como el microcosmos del futuro Belgica; él en realidad un principaute dónde el flmand y el francés se codea con de la Edad media; es el que se es deve-lo una civilización original.

 

  1. Nunca no hay luchas de «razas», en el sentido de etnia o comunidad lingüístico, en la «Bélgica» antigua.

 

La situación de antes de la guerra favorece estas tesis; la de después de -guerra los exalta; el después de Segunda Guerra Mundial los debilita, luego los entierra.

 

  1. La historia económica y social

 

–          Enfoque global

¿ Cuál es la situación de la historia económica y social en Bélgica durante el último cuarto de si? Es bien seguro increíble responder de manera exhaustiva esta en el marco de estas algunas páginas de introducción pero varias herramientas deberían permitir acercar una respuesta

 

Los unos, más bien sinteticas, intentan, a veces para un ámbito limitado o un período limitado, liberar las líneas de fuerza de un campo. Los otros, cuanto más o menos más clásicamente bibliográficos, afectan o tienen el conjunto de la producción historiographique, o tiene el uno o el otro sector particular, por ejemplo los tesis de licencia, que caracterisan la historia que el se propone escribir a los aprendices historiadores, y aquélla que eligen en final de cuenta de trabajar, o las tesis de doctorado, que corresponden realmente a la historia en curso de escritura.

 

Sobre esta base documental, un primer indicador de salud es seguramente cuantitativo.

 

En la materia, la bibliografía de historia de Bélgica publicada por el Revista belga de filología e historia es simplemente inevitable. De un punto de vista cuantitativo, permite las siguientes actas:

 

La evolución que resulta de este cuadro es interess más de una vez. En cifras absolutas de acceso, la producción de historia económica y social no tiene deja de progresar, conociendo mismo, al parecer, un salto excepcional, sin duda que debe relativizarse, durando el último año, en que un fenómeno de recuperación debido a un reorganisation del funcionamiento de la bibliografía no es no puede -ser a excluir. La fuerza de la progresión bruta no sigue siendo menos impresionante. El examen de la evolución del porcentaje de la producción total de trabajos de historia de la Bélgica contemporánea consagrados a la historia económica y social a no obstante que debe matizarse esta primer acta. El apogee del movimiento, en un contexto de publicaciones limitadas en número, se sitúa manifiestamente durante los decennies 1960 y 1970, este último año ya caracterisado por un retroceso sensible, aún acentúa en 1980 y 1990, pero parado, o incluso parcialmente recu, en 2000.

 

Globalmente, pero sería seguramente interessante distinguir entre las producciones en lengua flamenca y en lengua francesa, como también entre las que son resultantes del mundo de los historiadores profesionales y las que emanan del nebuleuse multiforme de los historiadores aficionados – al sentido más noble del término -, esto es pues entre un cuarto y un tercio de las publicaciones de historia contemporánea de Bélgica que son consagrados a la historia económica y tenidos la historia social. Una disociación entre estas dos orientaciones, que no autoriza, la mayor parte del tiempo, un enfoque basado en los títulos de los trabajos o en su clasificación en una rúbrica, permitiría seguramente entender mejor los matices de una evolución.

 

Los tesis de licencia en historia contemporánea dan otro alumbrado sobre la percepción de la historia económica y social y sus orientaciones. Para el período 1945-1975, el repertorio elabora por J.P. Hendrickx ofrece una base especialmente sólida. Por estos treinta años, 298 memoires sobre un total de 1.093, o del %, se refieren a una cuestión de historia económica o social. El repartition entre la primera y el segundo es de 80 para la historia económica y de 141 para la historia social, los enfoques generales reuniendo 43 memoires, la rúbrica «Demographie», 26. Para el período 1976-1994, son los repertorios de Luc François que hacen autoridad. La historia económica y social se refiere a 952 tesis sobre 2.686, lo que representa un 35,44% del total. No obstante el repartition entre los dos sectores es especialmente desequilibrada. La historia económica cuenta con 229 tesis, la historia social 722.

 

Las tesis de doctorado finalmente nos presentan tienen la investigación en curso de elaboración y sobre base del Revista belga de historia contemporánea, se puede constatar que, de 1991 tiene 2000, sobre las 49 tesis repertories, 17, o 34,69 %, pueden ser considerees como tesis de historia económica o social, de menos si se le acepta dar a estos calificativos su extensión más amplia, todas no siendo sin embargo necessarmento sostenido en departamentoss de historia en sentido estricto. Por estos diez años, el repartition es el siguiente:

 

Desde el punto de vista del volumen de la producción historiografica, el balance puede parecer satisfactorio. La historia económica y, sobre todo, la historia social, conquistaren un lugar importante que conservan a lo largo del cuatro ultimas decennias, cualquiera que sea el nivel de observación donde se se sitúa. Sería sin embargo que deseable más profundizar en el análisis, por ejemplo delimitando los tematicas privilegiadas. Y,desde este punto de vista, las estructuras de los repertoris bibliográficos utilizados reveleran, solamente, llenas de enseñanza.

 

Así pues, para la bibliografía de historia de Bélgica, parecida en primer lugar en el Revista del Norte, luego en el Revista belga de filología e historia, es hablando singularmente y señala la evolución de los preoccupations.

 

En 1950, es cierto que para la producción muy reducida de los años 1947 tiene 49, el número de títulos es muy poco importante y simplemente vuelto a salir entre dos subsecciones, una de historia económica, otro de historia social.

 

Para el extracto de 1960, la estructuración se elabora ya más, puesto que sucederon cinco rúbricas: – ciudades y vida urbana; vida social, economía – vida rural – economía y sociedad – el medio rural – los movimientos obreros.

 

En 1970, un determinado differenciacion se continúa; la sección de historia económica y social, incluye seis subsecciones (sociedad, movimiento de personas, economía, las ciudades, el medio rural, extensión colonial), de importancia variable, una sola de entre ellas, la economía, siendo tiene su vuelta subdividida en cuatro rúbricas (industrias – comercio, comercialización, aduanas y peages – medios de pago, bancos y compañías de seguros – agricultura).

 

En 1980, la lógica de estructuración de la bibliografía se modifica ligeramente. El movimiento de la población constituye una rúbrica particular que incluye inmigración y emigracion. En cuanto a la sección Historia económica y social, incluye nueve subsecciones, cuyo contenido se encuentra por otro lado precisado de lo titulo: el sociedad; la evaluación de las fortunas y nivel de vida; el alojamiento; los mentalites; el cotidiano; la economía; generalidades; la industria; las técnicas; el archeologia industrial; el comercio; la publicitad; el turismo; medios de pagos; bancos; compañías de seguro; hacienda pública; puertos; vías de comunicación; puesto; las ciudades y la vida urbana; la pesca; la economía forestal; la agricultura; el medio rural.

 

En 1990, una noticia reorganisacion temo de los deslizamientos de interés. Movimientos de la población, inmigración y emigración constituyen siempre una rúbrica particular, pero historia económica e historia social se encuentran separadas. La primera ya se subdivide en seis subsecciones presentes antes, aunque su orden cambia: la economía, generalidades – la industria; las técnicas; el archeologia industrial – el comercio; el publicitad; el turismo – puertos; vías de comunicación; puesto – medios de pagos; bancos; compañías de seguro – la agricultura, la economía forestal, la pesca. Sólo la rúbrica «Hacienda pública» desaparece.

 

En cuanto al segundo, ella se reorga ma’s básica, también en torno a seis subsecciones: generalidades – evaluación de las fortunas y nivel de vida – empleo y desempleo – criminalidad, condiciones higienicas, alojamiento – mentalidades, cotidiano – medio rural.

A las puertas del año 2000, nuevas reestructuraciones tienen aún lugar. Una rúbrica «Vida económica» se subdivide en seis subdivisiones de rúbrica más bien tradicionales, ma algunos movimientos o nuevos énfasis: la economía y las empresas en general – industria, técnicas, archeologie industrial – comercio y servicios; el puesto – comunicaciones y transportes – las finanzas – agricultura, horticultura, economía forest, pesca.

 

La rúbrica «Historia social» por su parte integra una rúbrica «Demographie» que incluye no solamente inmigración y emigración, pero también sexualidad y familia. Vienen a continuación siete subdivisiones de rúbrica suplementarias: – los categories sociales – nivel de vida; precio y salarios; asistencia – el criminalite – las condiciones higienicas; el aparato medical; el alojamiento – el mentalidad y el cotidiano – las ciudades y los suburbios; la vida urbana; el urbanismo; el acondicionamiento espacial – la campaña; la vida rural.

 

En términos de dinámicos, esta evolución clasificadora parece en realidad destacar los cambios del campo de la historia social más que la del ámbito de la historia económica.

 

Por lo que se refiere a los tesis del período 1945-1975, la estructuración del repertorio es también luminosa. Después de una sección «Enfoques generales» y otro consagrada al demographie, se encuentran dos secciones, la una consagrada a la economía, el otro tiene del sociedad, subdivídese cada una en siete subdivisiones de rúbrica. Para la economía, se encuentra sucesivamente, y en el orden: agricultura, taladros – industrias, minas y carreras – comercio y transporte – bancos y seguros – hacienda pública – precio y rentas; beneficios y salarios – propiedad y estructuras territoriales. Para el sociedad, las subdivisiones de rúbrica son las siguientes: clases y estructuras sociales; generalidades – nobleza, burguesía, medios dirigentes – obreros y marginales – movimientos sociales – movimientos de juventud – movimientos lingüísticos – salud e higiene. Para el período 1976-1994, la organización del repertoire es muy también interessante en la medida en que las dos rúbricas son subdivididas abundantemente, las subdivisiones siendo ellas -mismas detalladas. Para la historia económica, se encuentra de acceso una fuerte rúbrica «Generalidades», de cerca de 70 tesis, luego una rúbrica «Industria» subdividida de después del sector de actividad (energía, metallurgia, vidrio, química, industria textil y elaboración, construcción, maderas y aparentes, distinta industria alimentaria). Vienen a continuación cuatro otras rúbricas y sus subdivisiones: comercio y servicios (comercio y marchas, publicidad, turismo), comunicaciones y transporte, finanzas (moneda y hacienda pública, finanzas privadas), agricultura y horticultura.

 

En cuanto a la historia social, volvió a salir en diez categories y diecinueve subcategorias: demographie, inmigración y emigración; categorias sociales (nobleza, patronato y burguesía, clases medias, asalariado, niños y jóvenes, mujeres, grupos marginalizados, personas mayores); organizaciones y movimientos sociales (organizaciones obreras, agrícolas, patronales y clases medias, movimientos flamencos y valones, feministes, de juventud y estudiantiles, otros movimientos sociales, asociaciones de veteranos combatientes, asociaciones de profesores); estratificación social, nivel de vida, asistencia pública, precio y salarios; mercado del trabajo, empleo y desempleo; conflictos sociales; criminalidad y funcionamiento de la justicia; salud y aparato medical; alojamiento; mentalidades y cotidiano (cotidiano, familia, usos y costumbres, mentalidades, sexualidad; deportes).

 

Al desequilibre que parece progresivamente instalarse en beneficio de la historia social, se añaden progresivamente una diversificación y una renovación thematiques que confirma el vigor de la investigación en el ámbito.

 

Algunos análisis más profundos desarrollaron y matizan esta acta, pasando a veces del análisis tematica tiene un examen crítico desde las opiniones o métodos.

 

Uno de los primeros análisis de la producción historiografica, y más importantes, es ciertamente el trabajo efectúa por el Profesor Roger Aubert. La estructura adoptada para este estudio de la historiografía contemporánea de Bélgica en los ámbitos de la economía y del sociedad es interesante.

 

Se consagra en primer lugar una sección particular al «movimiento obrero» (pp 411-417), otra tiene la historia de la población y las estructuras sociales (pp 432-435), antes de pasar a la historia económica propiamente dicha (pp 435-450), a las ciudades y campañas (pp 450-453) y tiene finalmente el cotidiano (pp 453-457). Cada sección se subdivide tiene su vuelta y ve puesta de relieve sus grandes tendencias. Así pues, la sección «movimiento obrero», menciona sucesivamente las condiciones de vida en el mundo del trabajo, los obstáculos tienen la formación popular, el movimiento social espontaneo, el movimiento social organizado, constatando el acento puesto sobre las corrientes socialista o democrate christiano, sin con todo olvidar las tendencias «marginales o radicales», destacando la importancia de las contribuciones de protagonistas en el ámbito. En cuanto a historia de la población y las estructuras sociales, además de distintos estudios generales o locales, destaca la atención a los fenómenos migratorios, internos y externos, la novedad de los enfoques del neo-maltusianismo, la escasez de los estudios sobre las estructuras socioprofesionales y el desarrollo de los estudios sobre el movimiento feministo. La sección «historia económica» examina en primer lugar los trabajos generales, luego examina diferentes temas de investigación: salarios y precio, industria (carbones, metall, vidrio, construcción, industria textil, electricidad, otros sectores, biografías, archeologia industrial), sector financiero (moneda y bancos), seguros, comercio, transportes. La sección «Ciudades y campañas» se concentra de una parte sobre el urbanismo, la arquitectura y el equipamiento urbano, de otra parte sobre la historia rural, tiene la vez para esto que afecta a la evolución de la agricultura, las estructuras rurales, los distintos componentes del sociedad rural y las políticas agrícolas. Finalmente el cotidiano trata sucesivamente de las condiciones de alojamiento, la alimentación, el pauperismo, el equipamiento medical y hospitalario, la organización ocios y de un ámbito «muy special», el de la prostitución.

 

Conceptualmente, el conjunto permite en primer lugar constatar la difficuldad a delimitar precisamente el concepto misma de historia social, mientras que la de historia económica parece más clara. Cuantitativamente a continuación, la imagen de la historia económica y social que degage de este paso en estudio se confirma el lugar bien establecido la economía, la atención particular a los instrumentos de trabajo, la preponderancia de las monografías sobre los syntheses y los interpretations, el desmenuzamiento de la historia social en múltiples subsectores, las contribuciones de los specialistes de otras disciplinas que la historia.

 

Cualitativamente, él allí re por una parte de los sectores especialmente frequentes por los investigadores, por otra parte terrenos en curso de defrichement, de otros más bien correas en erial, aunque las evaluaciones son más bien raras. Así pues, para la sección «Movimiento obrero», tiene en cuenta a lo sumo que «historiografía del movimiento obrero es abundante, pero muy inegale y a menudo comprometida, lo que no excluye el interés documental», añadiendo un poco más lejos que «el movimiento social spon, esto est-a- esencialmente los huelgas, fueron mucho tiempo neg por los historiadores, pero el centenario de los motines obradores de 1886 fue la ocasión de publicaciones»

A lo sumo se ve aparecer a veces una b connotación, tal catálogo de exposición siendo califica «sugestivo», los estudios de demographie histórico apareciendo como «en fama», de tal estudio siendo prese como «muy nueva». Un poco más lejos, él re que la historia del patronato resto que debe escribirse, o que «el ámbito del electri no fue apenas aborda», mientras que taladrada del archeologie industrial se la observa, mientras que la historia rural es consid como no siendo

que tiene sus debuts. El conjunto permite un balance más bien optimista, una localización en ámbitos cuanto más o menos menos abundantes, pero el discretion y la modestia del evaluador, como el tipo mismo de paso en estudio, no permiten apenas cálculos tan tiene el futuro de una disciplina y de sus ámbitos, o incluso de percepción de las evoluciones al curso del período examinado.

 

Es el objetivo manifiestamente, y el combate, en un cualquier otro ámbito y un cualquier otro estilo, de Patricia van den Eeckhout y Peter Scholliers, en una brillantez artículo de 1997, cuando intentan hacer balance de el ámbito de la historia social. La primera parte del análisis vuelve a poner la práctica dos historiadores, singularmente la de los specialistes de la historia social, en el contexto de un cuestionamiento global a causa de las posiciones adoptadas «post modernas». Constata, con el determinada, ironía, el relativo desinterés de los historiadores belgas tan a estos debates y su confianza mantenida en la posibilidad de alcanzar del «verite» o del «realite» por un trabajo de amplitud, el uso adequat de la crítica y la heurística y, el caso echeant, el recurso a los métodos de las ciencias sociales. Esta entrega en contexto impr, en alguna clase, el reexamen de la producción belga de historia social, por los años 1985 tiene 1995, en relación con al XIXe y XXe siglos, que la sigue.

 

Éste examina sucesivamente el estudio de las estructuras, estratificaciones y clasificaciones, luego el de las migraciones, de las políticas sociales, la cuestión de la construcción de los identitades, la de la historia de las mujeres y del enfoque por la «clase», que debo casi naturalmente sobre el estudio de los grupos de edad y su educación y, por ella, sobre el estudio del crimina, de los marginalites y de su asunción social, antes de pasar a los enfoques de la historia del trabajo, a las de las relaciones de clase y las acciones colectivas, o también a la de los niveles de vida y del cotidiano

 

Del subjectivite reivindicada, de un carácter compromete y de una ausencia de exhaustividad asumida, todo ello sazona de pasión, este paso en estudio se termina por una profesión de optimismo pleno de esperanza, constatando sin pesar la muerte de algunas viejas prácticas, registrando con mucho gusto las promesas de nuevas perspectivas, más concretamente en cuanto a educación, migraciones, repression, de estudios «mujeres», de enfoque del mundo del trabajo, el movimiento obrero o la vida diaria, propia si se trata más de «chispas» que de «fuegos violentos».

 

¿A pesar los qualites de estos balances o estos pasos en estudio, y sin duda en parte del hecho de sus elecciones deliberes, prudentes o polemiques, puede, en final de cuenta, evaluar la salud de la historia económica y social en Bélgica? Sin duda partialmente. El sector permanece que importa cuantitativamente, firmemente afianza en una tradición belga al cruce de la erudicción alemana, el problematisation francés y las entregas en cuestión anglosajonas, sostenido probablemente por un aparato institucional de calidad, en particular, en términos de puestos academiques. Tan tiene la evolución económica y social del último mediosi en el espacio belga, tiene sin duda constituye un vivero siempre renovarse de cuestiones, problemas, casos, donde los historiadores económicos y sociales so’lo tuvieron que dibujar.

 

  1. La historia religiosa

 

Para situar la investigación en historia religiosa del país, es importante recordar algunas características específicas de la situación belga. El país cuenta a una comunidad flamenca mayoritaria donde la práctica religiosa se eleva claramente más (52% en 1967 y 15% en 1995) y las instituciones católicas mucho más potentes que en Bruselas (dónde la práctica pasa 24 tiene 8 %) tiene dominante francófono, que cuenta actualmente más de un 25% de extranjeros, y en Valonia (34 y 11 %). la pequeña comunidad de habla alemana, – 69.500 habitantes -, contada a hora tiene parte de la Valonia mantenía una práctica del 36% en 1993

Los distintos periodes

 

La historia religiosa del período francés mucho se ha caracterizado por la oposición entre católicos, dominados mucho tiempo por la óptica contrarevolutionar, y el “ anticlericaux ”. Desde la obra de Terlinden sobre la política religiosa de 1.o Barbilla, se consagraron los pocos estudios importantes a la historia del catolicismo durante este período

 

La distinta actitud de los católicos y de la hierarchie cara del mundo resultante del Revolution y de las libertades modernas fue objeto de los trabajos clásicos de Mgr A. Simon y H. Haag. Salida de una unión entre algunos católicos y liberaux, la Bélgica independente se enfrentará a los conflictos entre clericaux y anticlericaux, que se cristaliza principalmente sobre la enseñanza. Los católicos se dividen entre una corriente abierta a la nueva situación de la Iglesia en la sociedad y ultramontanos desireux de restaurarle un lugar privilegiado.

La industrialización tiene causa la cuestión social e implica nuevas tensiones. Católicos se son preoccupes de esta situación como R. Reszohazy y P. Gerin lo tienen muestra. Pero es sobre todo después de los grandes huelgas de 1886 y la creación del Partido Trabajador Belga, que van a nacer de nuevas formas de acción y la creación de una multitud de asociaciones, sindicatos, mutualidades, etc

 

Inspire por los estudios holandesa, historiadores y sociólogos decrivent este proceso como un fenómeno de “ Verzuiling ”. Ante el pilar católico, habría un pilar anticlerical. Los historiadores impugnan esta perspectiva parcialmente. Del lado laica, E. Witte señaló que falta una «organización» unitaria y que los conflictos sociales tuvieran causaran el nacimiento de dos partidos laicos, y del lado valón, P. Gerin prefer guardar el enfoque francés clásico de un gueto

católico minoritario

 

La Primera Guerra Mundial fue objeto de numerosos estudios). Más que la vida religiosa, esla posición adoptada del Cardenal Mercier y del Saint-Siege que atrajo la atención. Es también la actitud del hierarchie que el atrajo más la atención para la Segunda guerra.

 

La despue’s- guerra se caracteriza por cambios profundos de la Iglesia y del mundo de los christianos. El mundo y las instituciones católicos, – escuelas, sindicatos, mutualites, hospitales -, conocen un secularisation interno progresivo bien estudiado .

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SÉMINAIRE PAUL SERVAIS

SANTIAGO DE COMPOSTELA, 11-13 MARS 2003

“L’HISTORIOGRAPHIE BELGE ENTRE MONDE GERMANIQUE ET MONDE LATIN”

 

Introduction générale

 

-Présentation personnelle

Historien de l’économie et de la société, plus particulièrement les problèmes de crédit,         de propriété, de patrimoine et de culture matérielle

Spécialiste des XVIIIe et XIXe siècles, mais avec des ouvertures vers le XXe siècle

Fondamentalement rattaché à l’Ecole des Annales.

Malheureusement presque uniquement francophone, et je dois dès lors vous demander      d’excuser mes petites compétences linguistiques. Je dois admettre que je fais ce que je                 déconseille à mes propres étudiants de faire: je participe à un échange Socrates sans           connaître suffisamment la langue de mon pays d’accueil.

 

-Présentation de la structuration

D’abord les conditions idéologiques, matérielles et conjoncturelles de l’écriture de               l’Histoire

Ensuite un bilan essentiellement chiffré de son évolution au cours des 50 dernières              années, sous la forme d’une approche de bibliométrie quantitative.

Enfin une présentation globale d’un bilan de l’histoire contemporaine, suivi de quatre         bilans sectoriels

 

-Justification de la structure

Il me semble qu’on ne peut pas séparer l’écriture de l’histoire de l’ensemble de ses               conditions de production et que l’approche quantitative est un préalable indispensable       à l’étude qualitative.

 

I Le contexte de l’écriture de l’histoire

 

A Les clivages d’une société

 

-catholique/libéral

Une des fractures les plus importantes de la société belge au XIXe et au XXe siècle. Elle oppose les partisans de l’Eglise et de la Cité de Dieu et les anti-cléricaux, partisan d’une séparation stricte de l’Eglise et de l’Etat. Les premières années de l’indépendance sont caractérisées par une alliance entre ces deux courants, puis lui succède une opposition grandissante qui se manifeste par deux guerres scolaires (1878-1884 et 1954-1958), mais aussi par des périodes de domination politique du parti catholique (1884-1914)

 

-progressiste/conservateur

Un héritage de l’industrialisation précoce de la Belgique. Les régions industrialisées et urbanisées du sud, de la région francophone, voient naître un mouvement socialiste, puis démocrate-chrétien très vif, qui se marque par de grandes grèves (1885-1886 et 1960-1961) et l’apparition de partis progressistes, la lutte pour le suffrage universel et pour une législation sociale importante, l’apparition de syndicats particulièrement importants.

 

-Flamand/wallon

Le clivage le plus important à l’heure actuelle, qui divise de plus en plus l’Etat centralisé par un mécanisme de fédéralisation de plus en plus poussé. Le mouvement flamand apparait dès le XIXe siècle; le mouvement wallon ne prend vraiment de l’importance qu’après la deuxième guerre mondiale.

 

Ces trois divisions se superposent et se renforcent avec le temps.

 

  1. L’équipement d’une discipline

-Universités

Une infrastructure : 6 universités complètes et une dizaine d’universités incomplètes

Des départements d’histoire : 9 départements de 1er et/ou 2e cycle

Des enseignants-chercheurs : une multiplication par trois depuis 40 ans

Des étudiants : une multiplication aussi importante, mais plus en Flande qu’en      Wallonie, et en lien avec la conjoncture (11 septembre 2001)

 

-Etablissements scientifiques

*Les archives :

un dépôt central à Bruxelles,

des dépôts dans chaque province + des dépôts secondaires

des archivistes historiens au service de l’histoire

de multiples activités de valorisation : expositions, colloques, publications

*Les Centres de recherche:

Centre d’études Guerres et Sociétés

*Les Musées

Musée de l’Armée et Archives du Ministère de la Défense

-Sociétés savantes

Cet héritage du XIXe siècle continue à être particulièrement vivant dans le domaine de la recherche historique et rassemble des historiens amateurs particulièrement motivés, qui organisent des colloques et des congrès de manière très régulière et publient à la fois des revues, des actes de congrès et de très nombreuses monographies.

 

  1. Les influences intellectuelles

-France

 

-Allemagne

 

-Monde anglo-saxon

 

  1. Les conjonctures

-De la croissance à la crise économique

 

 

-De l’intégration à la marginalisation sociale

 

 

 

 

 

-De la convergence à la divergence culturelle

II Quatre bilans d’étape quantitatifs

  1. La Bibliographie d’Histoire de Belgique de Henri Pirenne (1932)
  2. Un quart de siècle de recherche historique (1944-1968)
  3. Vingt ans de recherche historique en Belgique (1988)
  4. Un bilan en 2000

A                             B                             C                             D

Périodes traitées

Transpériodes

Antiquité

Moye age

Temps Modernes

Epoque contemporaine

 

Types de travaux

Instruments de travail

Editions de sources

Analyses techniques

Monographies

Synthèses

 

Thèmes

Politique

Militaire

Diplomatique

Economique

Social

Religieux

Culturel

 

 

III Un demi-siècle d’histoire contemporaine

 

Depuis un demi‑siècle, l’historiographie de la période contemporaine en Belgique a fait un pas en avant considérable, mais il faut bien reconnaître que l’on partait de peu de choses. Jusqu’à la seconde guerre mondiale, les grands maîtres de l’histoire dans les universités et les Académies ‑ les Pirenne, les Ganshof, les Bonenfant, les Van der Essen ‑ avaient tendance à considérer que l’histoire vraiment scientifique s’arrêtait à 1830 et il est typique par exemple de constater qu’à l’Académie thérésienne, les historiens contemporanéistes comme de Lichtervelde ou Fr. Van Kalken ne faisaient pas partie de la section d’Histoire et des Lettres mais de celle des Sciences morales et politiques.Depuis lors, les choses ont bien changé: la vénérable Commission Royale d’Histoire a commencé à s’intéresser à l’édition de sources du XIXe et même du XXe siècle; des instruments de travail ‑ qui faisaient totalement défaut avant 1945 ‑ ont été publiés en nombre croissant, notamment dans le cadre des Cahiers du Centre interuniversitaire d’Histoire contemporaine; les publications de valeur sont allées en se multipliant et on a même vu apparaître une revue spéciale consacrée à la période contemporaine, où sont publiés notamment les résultats des mémoires de licence de plus en plus nombreux consacrés à cette période. Cette évolution a été favorisée entre autres grâce à deux pionniers: Jan Dhondt, professeur à l’Université de Gand, dont le dynamisme fut notamment à l’origine du Centre interuniversitaire d’Histoire contemporaine et de la Revue belge d’histoire contemporaine, et Mgr A. Simon, professeur aux Facultés St‑Louis, un remarquable découvreur de papiers privés, dont les travaux très neufs dans le  domaine  de l’histoire politico‑religieuse ont ouvert bien des pistes à la recherche.

 

Le développement des recherches dans le domaine de l’histoire contemporaine a été stimulé par l’intérêt croissant du grand public, soucieux de remonter aux sources de l’actualité quotidienne, avec du reste le danger de voir se multiplier à côté de travaux scientifiques de qualité, mettant parfois en jeu des méthodes neuves, un certain nombre d’écrits de vulgarisation, trop souvent centrés sur l’anecdotique, trop souvent aussi manquant d’un minimum d’esprit critique ou inspirés par des préoccupations polémiques ou idéologiques. Il faut également noter que beaucoup de travaux de politologues, de sociologues et d’économistes comportent une dimension historique, mais l’absence d’initiation de leurs auteurs à la méthode historique en rendent souvent les conclusions discutables; certains d’entre eux ‑ ici aussi, un choix sévère s’impose ‑ n’en sont pas moins utiles à l’historien par les données ou les documents qu’ils font connaître et surtout par les nouvelles questions qu’ils lui suggèrent.

 

Divers éléments ont encore contribué à accroître le volume des publications historiques consacrées aux XlXe et XXe siècle.Le 150e anniversaire en 1980 de la constitution de 1’Etat belge; de nombreux centenaires de firmes industrielles et commerciales ou d’organismes financiers et aussi de collèges et d’athénées, qui ont tenu à évoquer leur histoire en faisant parfois appel à d’excellents spécialistes; enfin, la multiplication d’expositions (notamment sous les auspices du Crédit communal de Belgique), qui ont donné lieu à la publication de catalogues dressés avec la collaboration d’historiens patentés, où l’on trouve, à côté de contributions éclairantes, de précieux renseignements sur un matériel longtemps négligé, notamment dans le domaine des sources non écrites.

 

Il n’est pas étonnant dans ces conditions que le bilan soit considérable. Commençons par l’histoire politique, qui n’a pas souffert en Belgique du même discrédit qu’en France, mais qui s’est renouvelée en dépassant I’histoire purement parlementaire ou les biographies d’hommes politiques pour se consacrer avant tout à des études de sociologie électorale historique et surtout à l’étude des courants politiques.

 

Notre connaissance de l’Unionisme aux alentours de 1830 et de I’influence exacte de Lamennais sur les catholiques belges a été renouvelée par la thèse d’H. Hg sur Les origines du catholicisme libéral en Belgique et par les travaux de Mgr Simon.Ce dernier a également, par ses publications de correspondances privées, jeté un jour nouveau sur la controverse qui a opposé pendant plusieurs décennies les ultramontains aux Catholiques libéraux tandis qu’E. Lambert a apporté nombre de précisions d’abord sur le groupe des ultramontains gantois puis sur le courant ultramontain en général. J. Dhondt et ses disciples ont apporté une importante contribution à une connaissance interne du parti socialiste. Si le parti libéral n’a pas fait l’objet d’études aussi poussées (encore qu’il ne faille pas négliger les travaux d’E. Witte), un éclairage très neuf a par contre été jeté sur la gauche radicale au Xylose siècle par le regretté J. Bartier, qui a su notamment exploiter avec un flair remarquable quantité de brochures rares. Pour une période plus récente, le mouvement flamand a suscité de nombreuses recherches ‑ un peu trop nombreuses, au gré de certains ‑ à la V.U.B. et surtout à la K.U.Leuven, autour du professeur G. Wils, et d’intéressantes controverses ont eu lieu à propos des liens du mouvement flamand avec les courants démocrate chrétien, socialiste et libéral. Par contre, le mouvement wallon ‑ plus récent et aussi plus restreint, il est vrai ‑ n’a guère été étudié jusqu’à présent et le rexisme commence seulement à faire l’objet de travaux de qualité.

 

Quant à la «Question royale» si elle a suscité un certain nombre d’ouvrages engagés, elle a également fait l’objet de contributions de valeur.

 

L’histoire sociale a été particulièrement cultivée durant le demi‑siècle écoulé, du moins certains de ses aspects. L’étude du milieu patronal est encore à peine entamée mais les premiers travaux de Mme Kurgan sont prometteurs. L’étude du monde agricole comporte encore de nombreux points d’ombre mais on dispose à présent d’une excellente synthèse sur le rôle si important joué par le Boerenbond. Le phénomène migratoire a commencé depuis une dizaine d’années à être étudié, à l’intérieur du pays (des zones rurales vers les centres industriels) mais surtout au niveau international (émigration vers l’Amérique au XlXe siècle; afflux de travailleurs italiens au XXe). Mais c’est surtout l’étude du monde ouvrier qui a retenu l’attention: les conditions de vie du monde du travail au XIXe siècle; les grèves (un aspect longtemps négligé, où le chanoine Scholl et surtout le groupe liégeois ont apporté une utile contribution); et tout spécialement les mouvements ouvriers organisés, socialistes ou démocrates-chrétiens.

 

Les recherches sur le Mouvement ouvrier, où les sources écrites sont souvent déficientes, ont mis en lumière l’intérêt de ce qu’on appelle «I’histoire orale», qui s’efforce d’exploiter la mémoire populaire,3 une entreprise prometteuse mais qui pose de délicats problèmes de méthode.

 

L’histoire économique n’a pas connu en Belgique le même engouement qu’en France, mais néanmoins beaucoup a été fait dans ce domaine, très peu cultivé jusqu’à la veille de la Seconde Guerre. Une place de premier plan revient ici à la grande entreprise en voie d’achèvement, du groupe liégeois animé par P. Lebrun: Histoire quantitative et développement de la Belgique au XIXe siécle (1830‑1913); la dizaine de volumes déjà parus sont plein d’enseignements tant au point de vue des problèmes de méthode qu’au point de vue des résultats engrangés.

 

Dans deux secteurs, presque tout était à faire et beaucoup a été fait au cours de la période qui nous occupe: l’histoire de l’enseignement et celle de la presse.

 

On avait certes beaucoup publié avant 1945 sur la «question scolaire», mais il s’agissait d’un problème essentiellement politique, dans la perspective de la controverse entre catholiques et anticléricaux. Or, l’histoire de l’enseignement sous ses divers aspects ‑ développement des établissements scolaires aux divers degrés, formation des maîtres, évolution des matières enseignées, progrès de l’alphabétisation, etc.‑ est autre chose.

 

L’histoire de la presse, qui était quasiment inexistante avant 1950, a été l’objet d’une sollicitude particulière de la part du Centre interuniversitaire d’Histoire contemporaine et si, ici aussi, on attend toujours un bon ouvrage de synthèse, des progrès notables ont été accomplis: publication d’une série de répertoires qui, dès à présent, couvrent une bonne partie du territoire belge; et publication d’un certain nombre de monographies de qualité, qui concernent surtout la presse quotidienne.

 

Reste à dire quelques mots de deux secteurs cultivés depuis longtemps mais qui ont connu un renouveau de bon aloi, I’histoire militaire et l’histoire des relations internationales. Dans le premier, outre les travaux de qualité publiés par la petite équipe du Musée de l’Armée, qui concernent en bonne partie le XlXe siècle, ce sont surtout les deux guerres qui ont retenu l’attention des historiens, dans une perspective qui déborde largement l’histoire militaire au sens strict.

 

Pour la guerre de1914‑1918, quelques études ‑ encore trop rares du reste ‑ ont été consacrées à la vie quotidienne des civils durant les hostilités, mais on s’est surtout attaché aux aspects politiques (rôle du roi Albert ou du ministre des Affaires étrangères Beyens, d’une part; I’activisme et la Flamenpolitik, de l’autre). Quant à la guerre de 1940‑1945, qui a bénéficié de l’activité du Centre d’histoire de la Seconde guerre mondiale, outre quelques travaux sur la campagne des 18 jours et 1’une ou 1’autre monographie locale (par ex. sur Verviers), on a vu paraître d’importantes études, mettant en oeuvre de nombreuses sources inédites ou rares sur la politique ‑ ou plutôt les politiques ‑ des autorités d’occupation, sur la traque des juifs, sur les réactions des auto­rités ecclésiastiques, sur le rôle des communistes dans la résistance, sans oublier un ouvrage dérangeant mais trés neuf sur l’attitude de l’opinion publique entre résistance et collaboration.

 

Pour ce qui est des relations internationales, si l’histoire diplomatique n’est pas complètement absente, l’essentiel des recherches a été orienté, dans la ligne de Pierre Renouvin, vers l’histoire des relations entre les peuples.

 

En guise de conclusion, on peut estimer que le bilan du dernier demi-­siècle est relativement satisfaisant mais qu’il n’autorise aucun triomphalis­me. On a fait du bon travail, incontestablement, mais on n’a guère ouvert de pistes vraiment neuves. Les historiens belges ont bien assimilé et mis à profit le renouveau des méthodes et de la problématique proposé par l’Ecole française des Annales et par la New Economic History anglo­-saxonne, mais on ne peut guère parler d’originalité. Du moins ont‑ils appliqué avec beaucoup de conscience les méthodes dont ils se sont inspirés et les résultats, parfois très neufs, auxquels ils sont arrivés sont dans l’ensemble très satisfaisants. C’est déjà quelque chose. Et c’est même beaucoup

 

IV Quatre secteurs particuliers

 

  1. L’histoire politique

-Histoire nationale et régionale

 

Exalter un sentiment d’appartenance en démontrant que la Belgique n’était pas un accident de l’histoire, qu’elle présentait par‑delà des apparences trompeuses, une unité foncière, voilà la mission que les élites dirigeantes du jeune Etat qui accède à l’indépendance en septembre 1830, ont assignée aux historiens. Tantôt pour escamoter les divergences linguistiques on affirmera l’origine germanique des deux populations ‑ flamande et wallonne ‑ constitutives du royaume: cette attitude traduisait aussi une tendance pro‑germanique et très gallophobe de l’historiographie belge au XlXème siècle. Tantôt, ce sera surtout vrai à partir des confins des XlXème et XXème siècles, I’accent sera mis sur le mélange de germanité et de romanité pour caractériser le génie propre du peuple belge. L’avocat Edmond Picard affirme l’existence d’une âme belge (1897), mais c’est surtout Henri Pirenne, auteur d’une Histoire de Belgique d’abord publiée en allemand à partir de 1899 (premier tome français en 1900) qui va donner ses lettres de noblesse et un cachet scientifique aux thèses défendues par Picard : il y a une civilisation belge ori­ginale, mélange d’influence romane et d’influence germanique. Le ton était donné pour plusieurs décennies ; I’ouvrage de Pirenne devint la véritable Bible des unitaristes et des milieux gouvernementaux soucieux de sauvegarder l’unité du pays menacée par les divisions intérieures entre Flamands et Franco­phones. Mais il était des évolutions irréversibles : ni le Mouvement flamand d’abord ni le Mouvement wallon ensuite, ne purent se satisfaire longtemps, mais pour des raisons différentes, d’une histoire officielle dans laquelle ils ne se reconnaissaient pas. Telle est en substance l’objet de ce livre, qui mettra plus particulièrement en lumière le désenchantement des intellectuels de Wallonie, surtout liégeois à l’origine : ils ne pouvaient se rallier au schéma de Pirenne qui faisait du comté de Flandre l’épine dorsale des Pays‑Bas d’Ancien Régime et le centre nerveux de la Belgique en devnir ; ils  rejetaient sa tendance à marginaliser dans ce développement historique la Principauté de Liège alors que jusqu’en 1794, au moment de son annexion à la France en même temps que les Pays‑Bas autrichiens, elle avait vécu sa vie propre, sans aucun lien, autre qu’économique, avec les princi­pautés des anciens Pays‑Bas. Comment, par exemple, ne pas se hérisser à la lecture de Pirenne qui considérait la «révolution brabançonne» de 1789‑90 qui embrasa les Pays‑Bas contre Joseph II ‑ une révolution conservatrice et cléricale s’il en fut ‑comme un des grands événements fondateurs de la Belgique contemporaine alors qu’au même moment la «Révolution lié­geoise» qui faisait basculer le prince‑évêque, s’alignait sur les revendications de l’Assemblée nationale de Paris et adoptait une Déclaration des droits de l’homme et du citoyen qui n’avait rien à envier à son illustre modèle français ?

 

En politique, la résurgence du nationalisme issu de mouvements d’émancipation démocratique peut souvent être source d’excès quand la force des préjugés, les rivalités linguistiques poussées à l’excès, les affrontements ethniques, voire les haines religieuses dénaturent des causes qui étaient originellement justes. En histoire, il n’en va pas autrement avec la volonté de redécouverte du passé en réaction aux omissions imposées par la culture officielle ou dominante. A l’évidence, les historiographies flamande et wallonne dans leur volonté farouche de contrecarrer l’histoire «belgiciste» ou «belgicaine», sont fréquemment tombées dans les travers qu’elles dénonçaient.

 

Des mythes en remplacent souvent d’autres même si certains ont la vie plus longue. La Belgique et ses régions en sont abondam­ment pourvues, encore est‑il souhaitable que les historiens de métier qui s’érigent en «démystificateurs» ne commettent pas d’anachronisme, ne dégonflent pas des baudruches devenues inexistantes ou tout simplement n’élèvent pas à leur tour de contre‑mythes . Le rôle de l’historien ne consiste pas seulement à «déconstruire» les mythes; encore faut‑il expliquer pourquoi, comment, dans quels buts, dans quelles circonstances politiques, économiques, sociales, des historiens de métier, plus souvent qu’on ne l’imagine, en ont édifié.

 

Avec Picard et Kurth, Henri Pirenne fut certainement le fer de lance le plus percutant du nationalisme belge en ce début du XXème siècle. Après avoir conquis son diplôme à la faculté de Philosophie et Lettres de l’Université de Liège, ce fils d’industriel libéral, né à Verviers en 1862, entreprit des séjours d’études à Berlin, Leipzig et Paris. En 1886 ‑ il avait 24 ans ‑, il fut nommé professeur à l’Université de Gand. Il découvrit les milieux francophones de Flandre auxquels il s’intégra l’année suivante par son mariage avec la fille d’un magistrat gantois, Jenny Vanderhaegen . Cette transplantation de Wallonie en Flandre et cette rencontre avec la culture française au nord de la frontière linguistique ne manqueront pas d’influencer la psychologie de I’historien et ses conceptions de l’évolution politique et sociale des I régions qui formèrent la Belgique de 1830.

 

Pirenne allait inaugurer le siècle par un coup d’éclat: en 1900, le tome ler de l’Histoire de Belgique, Des origines au commen­cement du XlVème siècle sortait de presse en version originale ~ française~; I’ouvrage en comporterait au total sept, dont la publication s’échelonnerait jusqu’en 1932.

 

A beaucoup d’égards, ce livre apparaissait comme une petite révolution dans l’historiographie belge. Son caractère novateur avait été souligné dès 1899 dans un compte rendu qu’en avait donné G. Des Marez (1870‑1931 ) d’après l’édition allemande. Soulignant l’originalité de l’auteur, Des Marez montrait qu’il n’y avait aucune filiation d’idées : entre Pirenne et ses prédécesseurs. C’en était fini de la juxtaposition cI’histoires, principauté par principauté. Non seulement Pirenne montrait que l’histoire de nos régions était indissociable de l’histoire européenne, dont elle devenait, sous sa plume, partie intégrante, mais étude de la ; causalité des faits, politiques des princes, mouvement incessant et progressif des masses, voilà l’objet  principal de ses prsoccupations, indiquait l’archiviste de la Ville de Bruxelles. Si l’on ajoute à ces qualités une érudition sans faille, on comprendra que, pour ces seules raisons, le livre de Pirenne constituait déjà un événement; I’oeuvre du professeur gantois mérite d’ailleurs toujours notre estime ; nous dirons même qu’elle force l’admiration .

 

Mais il était un autre aspect de l’Histoire de Belgique susceptible de séduire dans la conjoncture du moment l’élite sociale ‑ elle se confondait avec les esprits cultivés: alors qu’il n’y régnait ni unité géographique, ni unité de race, ni unité politique, Pirenne décou­vrait pourtant à nos régions dès le Moyen Age une unité foncière fondée sur une civilisation cornmune.

 

Cette conception de l’histoire de Belgique que professait Pirenne à Gand, le grand public avait pu en prendre connaissance pour la première fois à l’occasion d’un discours prononcé le 1er octobre 1899 et imprimé sous le titre La Nation belge, Ce texte, trop rarement consulté, est cependant essentiel, car on y trouve formulées en une quinzaine de pages les lignes de force d’une pensée dont les sept volumes de l’Histoire de Belgique ne seront qu’un long et brillant développement.

 

Que disait et qu’écrivait Pirenne en octobre 1899 ?

 

[…] Depuis des siècles, les différentes provinces féodales de la rive droite et de la rive gauche de l’Escaut tendaient inconsciemment à l’unité. La maison de Bourgogne n’a fait que recueillir les résultats d’un travail commencé bien avant elle. Ce qu’elle a accompli n’est pas l’oeuvre du hasard. Si elle a réuni nos divers territoires en un Etat commun, c’est parce que ceux‑ci possédaient d’ancienne date une civilisation commune. Ils formaient, en dépit du bilinguisme et du morcellement politique, une seule région de culture intellectuelle, comme de solidarité économique.

 

Pendant trente‑cinq ans, Pirenne resterait fidèle à cette vision de I’histoire nationale, qui apparaît donc définitivement élaborée en 1899. Chaque fois que l’occasion se présenta, Pirenne, avec d’autres mots, rappela inlassablement ses théories.

 

En résumé, on peut les ramener quatre thèmes majeurs.

 

  1. Il existe une «civilisation «; elle confère aux «territoires belges» une originalité qui les distingue dès le Moyen Age de la France et de l’Allemagne.

 

  1. En Belgique «I’unité nationale» a précédé «I’unité de gouver­nement» alors que c’est généralement l’inverse; tandis que nombre d’historiens ne voyaient l’éclosion d’un sentiment national belge transcendant les appartenances aux principautés et les clivages linguistiques qu’à la fin du XVlilème siècle, Pirenne I’identifie dès le Moyen Age et certainement dès l’époque des ducs de Bourgogne qui les premiers ont rassemblé la plupart des principautés (duché de Brabant, comtés de Hainaut, Flandre, Namur, etc.) constitutives de la Belgique indépendante. On est donc en présence d’une conception finaliste de l’histoire : la Belgique n’est pas un accident, elle répond à une nécessité ; le peuple belge existe depuis des siècles.

 

  1. La Flandre lui apparaît véritablement comme le microcosme de La future Belgigue ; il en fait une principauté où le flmand et le français se côtoient dès le Moyen Age; c’est là que s’est déve­loppée une civilisation originale.

 

  1. Il n’y a jamais eu de luttes de «races», au sens d’ethnie ou de communauté linguistique, dans la «Belgique» ancienne.

 

La situation d’avant guerre favorise ces thèses; celle de l’après-guerre les exalte; l’après deuxième guerre mondiale les affaiblit, puis les enterre. A partir des années 1960, puis 1970, c’est le point de vue des régions, d’abord flamande, puis wallonne, qui l’emporte, imposant de réexaminer tous les acquis antérieurs. Mais ce réexamen débouche aussi sur de nouvelles approches en termes de représentations mentales et de dynamiques mythiques.

 

  1. L’histoire économique et sociale

Quelle est la situation de l’histoire économique et sociale en Belgique au cours du dernier quart de siècle ?  Il est bien sûr impensable de répondre de manière exhaustive à cette question dans le cadre de ces quelques pages d’introduction mais plusieurs outils devraient permettre d’approcher une réponse. Les uns, plutôt synthétiques, tentent, parfois pour un domaine restreint ou une période limitée, de dégager les lignes de force d’un champ. Les autres, plus ou moins classiquement bibliographiques, touchent soit à l’ensemble de la production historiographique, soit à l’un ou l’autre secteur particulier, par exemple les mémoires de licence, qui caractérisent l’histoire que l’on propose d’écrire aux apprentis historiens, et celle qu’ils choisissent en fin de compte de travailler, ou les thèses de doctorat, qui correspondent vraiment à l’histoire en cours d’écriture.

Sur cette base documentaire, un premier indicateur de santé est sans doute quantitatif.

En la matière, la bibliographie d’histoire de Belgique publiée par la Revue belge de philologie et d’histoire est simplement incontournable. D’un point de vue quantitatif, elle permet les constats suivants :

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Année

Nombre total de publications d’histoire économique et sociale pour la période contemporaine % du total des publications d’histoire contemporaine de la Belgique
1950 [1]

1960 [2]

1970 [3]

1980 [4]

1990 [5]

2000 [6]

27

122

163

189

273

604

 

21,09

36,30

33,67

27,11

26,92

28,57

 

L’évolution qui ressort de ce tableau est intéressante à plus d’un titre. En chiffres absolus d’abord, la production d’histoire économique et sociale n’a cessé de progresser, connaissant même, apparemment, un bond exceptionnel, sans doute à relativiser, durant la dernière année, où un phénomène de rattrapage dû à une réorganisation du fonctionnement de la bibliographie n’est peut-être pas à exclure. La force de la progression brute n’en reste pas moins impressionnante. L’examen de l’évolution du pourcentage de la production totale de travaux d’histoire de la Belgique contemporaine consacrés à l’histoire économique et sociale amène toutefois à nuancer ce premier constat. L’apogée du mouvement, dans un contexte de publications limitées en nombre, se situe manifestement durant les décennies 1960 et 1970, cette dernière année se caractérisant déjà par un recul sensible, encore accentué en 1980 et 1990, mais interrompu, voire partiellement récupéré, en 2000.  Globalement, mais il serait sans doute intéressant de distinguer entre les productions en langue flamande et en langue française, comme aussi entre celles qui sont issues du monde des historiens professionnels et celles qui émanent de la nébuleuse multiforme des historiens amateurs – au sens le plus noble du terme –, c’est donc entre un quart et un tiers des publications d’histoire contemporaine de la Belgique qui sont consacrés à l’histoire économique et à l’histoire sociale. Une dissociation entre ces deux orientations, que n’autorise pas, la plupart du temps, une approche basée sur les titres des travaux ou sur leur classement dans une rubrique, permettrait sans doute de mieux saisir les nuances d’une évolution.

 

Les mémoires de licence en histoire contemporaine donnent un autre éclairage sur la perception de l’histoire économique et sociale et ses orientations. Pour la période 1945-1975, le répertoire dressé par J.P. Hendrickx offre une base particulièrement solide [7]. Pour ces trente années, 298 mémoires sur un total de 1.093, soit 27,26 %, portent sur une question d’histoire économique ou sociale. La répartition entre la première et la seconde est de 80 pour l’histoire économique et de 141 pour l’histoire sociale, les approches générales rassemblant 43 mémoires, la rubrique “ Démographie ”, 26. Pour la période 1976-1994, ce sont les répertoires de Luc François [8] qui font autorité. L’histoire économique et sociale concerne 952 mémoires sur 2.686, soit 35,44 % du total. Toutefois la répartition entre les deux secteurs est particulièrement déséquilibrée. L’histoire économique compte 229 mémoires, l’histoire sociale 722.

 

Les thèses de doctorat enfin nous introduisent à la recherche en cours d’élaboration et sur base de la Revue belge d’histoire contemporaine, on peut constater que, de 1991 à 2000, sur les 49 thèses répertoriés, 17, soit 34,69 %, peuvent être considérées comme des thèses d’histoire économique ou sociale, du moins si l’on accepte de donner à ces qualificatifs leurs extension la plus large, toutes n’étant cependant pas nécessairement soutenues dans des départements d’histoire au sens strict. Pour ces dix années, la répartition est la suivante :

 

Dates TOTAL HISTOIRE ÉCONOMIQUE ET SOCIALE
1991

 

1992

1993

1994-95

1996

1997

1998

1999

2000

5

7

4

2

5

4

6

9

7-

4 [9]

1 [10]

1 [11]

1 [12]

2 [13]

4 [14]

4 [15]Du point de vue du volume de la production historiographique, le bilan peut donc paraître satisfaisant. L’histoire économique et, surtout, l’histoire sociale, conquièrent une place importante qu’elles conservent tout au long des quatre dernières décennies, quel que soit le niveau d’observation où l’on se situe. Il serait cependant plus que souhaitable d’approfondir l’analyse, par exemple en cernant les thématiques privilégiées. Et, de ce point de vue, les structures des répertoires bibliographiques utilisés se révèlent, à elles seules, pleines d’enseignement.

Ainsi, pour la bibliographie d’histoire de Belgique, parue d’abord dans la Revue du Nord, puis dans la Revue belge de philologie et d’histoire, elle est singulièrement parlante et marque l’évolution des préoccupations.

En 1950, il est vrai que pour la production très réduite des années 1947 à 49, le nombre de titres est fort peu important et simplement réparti entre deux sous-sections, l’une d’histoire économique, l’autre d’histoire sociale.

Pour le relevé de 1960, la structuration est déjà plus élaborée, puisque se suc-cèdent cinq rubriques : – villes et vie urbaine ; vie sociale, économie – vie rurale – économie et société – le cadre rural – les mouvements ouvriers.

En 1970, une certaine différenciation se poursuit ; la section d’histoire économique et sociale, comprend six sous-sections (société, mouvement de population, économie, les villes, le cadre rural, expansion coloniale), d’importance variable, une seule d’entre elles, l’économie, étant à son tour subdivisée en quatre rubriques (industries – commerce, commercialisation, douanes et péages – moyens de payement, banques et compagnies d’assurances – agriculture).

En 1980, la logique de structuration de la bibliographie se modifie légèrement. Le mouvement de la population constitue une rubrique particulière incluant immigration et émigration. Quant à la section Histoire économique et sociale, elle comprend dorénavant neuf sous-sections, dont le contenu se trouve en outre précisé dès l’intitulé :

la société ; l’évaluation des fortunes et niveau de vie ; le logement ; les mentalités ; la vie quotidienne ;

l’économie ; généralités ;

l’industrie ; les techniques ; l’archéologie industrielle ;

le commerce ; la publicité ; le tourisme ;

moyens de payements ; banques ; compagnies d’assurance ;

finances publiques ;

ports ; voies de communication ; poste ;

les villes et la vie urbaine ;

la pêche ; l’économie forestière ; l’agriculture ; le cadre rural.

 

En 1990, une nouvelle réorganisation témoigne des glissements d’intérêt. Mouvements de la population, immigration et émigration constituent toujours une rubrique particulière, mais histoire économique et histoire sociale se trouvent désormais séparées. La première se subdivise en six sous-sections déjà présentes auparavant, même si leur ordre change : l’économie, généralités – l’industrie ; les techniques ; l’archéologie industrielle – le commerce ; la publicité ; le tourisme – ports ; voies de communication ; poste – moyens de payements ; banques ; compagnies d’assurance – l’agriculture, l’économie forestière, la pêche. Seule la rubrique “ Finances publiques ” disparaît. Quant à la seconde, elle se réorganise plus fondamentalement, également autour de six sous-sections : généralités – évaluation des fortunes et niveau de vie – emploi et chômage – criminalité, conditions hygiéniques, logement – mentalités, vie quotidienne – cadre rural.

 

À l’aube de l’an 2000, de nouvelles restructurations ont encore lieu. Une rubrique “ Vie économique ” s’y subdivise en six sous-rubriques plutôt traditionnelles, malgré quelques mouvements ou accentuations nouvelles : l’économie et les entreprises en général – industrie, techniques, archéologie industrielle – commerce et services ; la poste – communications et transports – les finances – agriculture, horticulture, économie forestière, pêche. La rubrique “ Histoire sociale ” quant à elle intègre une rubrique “ Démographie ” qui inclut non seulement immigration et émigration, mais également sexualité et famille. Viennent ensuite sept sous-rubriques supplémentaires : – les catégories sociales – niveau de vie ; prix et salaires; assistance

 

– la criminalité – les conditions hygiéniques ; l’appareil médical ; le logement – la mentalité et la vie quotidienne – les villes et les faubourgs ; la vie urbaine ; l’urbanisme ; l’aménagement spatial – la campagne ; la vie rurale.

 

En termes de dynamiques, cette évolution classificatoire semble en fait souligner les mutations du champ de l’histoire sociale plus que celles du domaine de l’histoire économique.

Pour ce qui est des mémoires de la période 1945-1975, la structuration du répertoire est également éclairante. Après une section “ Approches générales ” et une autre consacrée à la démographie, on retrouve deux sections, l’une consacrée à l’économie, l’autre à la société, chacune étant subdivisée en sept sous-rubriques. Pour l’économie, on retrouve successivement, et dans l’ordre : agriculture, forêts – industries, mines et carrières – commerce et transport – banques et assurances – finances publiques – prix et revenus; profits et salaires – propriété et structures foncières. Pour la société, les sous-rubriques sont les suivantes : classes et structures sociales ; généralités – noblesse, bourgeoisie, milieux dirigeants – ouvriers et marginaux – mouvements sociaux – mouvements de jeunesse – mouvements linguistiques – santé et hygiène.

Pour la période 1976-1994, l’organisation du répertoire est tout aussi intéressante dans la mesure où les deux rubriques sont abondamment subdivisées, les subdivisions étant elles-mêmes détaillées. Pour l’histoire économique, on retrouve d’abord une rubrique “ Généralités ”, forte de près de 70 mémoires, puis une rubrique “ Industrie ” subdivisée d’après le secteur d’activité (énergie, métallurgie, verre, chimie, textile et confection, construction, bois et apparentés, industrie alimentaire, divers). Viennent ensuite quatre autres rubriques et leurs subdivisions : commerce et services (commerce et marchés, publicité, tourisme), communications et transport, finances (monnaie et finances publiques, finances pri-vées), agriculture et horticulture. Quant à l’histoire sociale, elle est répartie en dix catégories et dix-neuf sous-catégories : démographie, immigration et émigration ; catégories sociales (noblesse, patronat et bourgeoisie, classes moyennes, salariés, enfants et jeunes, femmes, groupes marginalisés, personnes âgées) ; organisations et mouvements sociaux (organisations ouvrières, agricoles, patronales et de classes moyennes, mouvements flamands et wallons, féministes, de jeunesse et estudiantins, autres mouvements sociaux, associations d’anciens combattants, associations d’instituteurs) ; stratification sociale, niveau de vie, assistance publique, prix et salaires ; marché du travail, emploi et chômage ; conflits sociaux ; criminalité et fonctionnement de la justice ; santé et appareil médical ; logement ; mentalités et vie quotidienne (vie quotidienne, famille, us et coutumes, mentalités, sexualité ; sports).

 

Au déséquilibre qui semble progressivement s’installer au bénéfice de l’histoire sociale, s’ajoutent progressivement une diversification et un renouvellement thématiques qui confirment la vigueur de la recherche dans le domaine [16].

 

Quelques analyses plus fouillées développent et nuancent ce constat, passant parfois de l’analyse thématique à un examen critique des points de vue ou des méthodes.

 

Une des premières analyses de la production historiographique, et des plus importantes, est certainement le travail effectué par le Professeur Roger Aubert [17]. La structure adoptée pour cette revue de l’historiographie contemporaine de la Belgique dans les domaines de l’économie et de la société est intéressante. Une section particulière est d’abord consacrée au “ mouvement ouvrier ” (pp. 411-417), une autre à l’histoire de la population et des structures sociales (pp. 432-435), avant de passer à l’histoire économique proprement dite (pp. 435-450), aux villes et campagnes (pp. 450-453) et enfin à la vie quotidienne (pp. 453-457). Chaque section se subdivise à son tour et voit mis en évidence ses grandes tendances. Ainsi, la section “ mouvement ouvrier ”, évoque successivement les conditions de vie dans le monde du travail, les obstacles à la formation populaire, le mouvement social spontané, le mouvement social organisé, constatant l’accent mis sur les courants socialiste ou démocrate chrétien, sans pourtant négliger les tendances “ marginales ou radicales ”, soulignant l’importance des contributions d’acteurs dans le domaine. En matière d’histoire de la population et des structures sociales, outre différentes études générales ou locales, il souligne l’attention aux phénomènes migratoires, internes et externes, la nouveauté des approches du néo-malthusianisme, la rareté des études sur les structures socioprofessionnelles et le développement des études sur le mouvement féministe. La section “ histoire économique ” examine d’abord les travaux généraux, puis passe en revue différents thèmes de recherche : salaires et prix, industrie (charbons, métallurgie, verre, construction, textile, électricité, autres secteurs, biographies, archéologie industrielle), secteur financier (monnaie et banques), assurances, commerce, transports. La section “ Villes et campagnes ” se concentre d’une part sur l’urbanisme, l’architecture et l’équipement urbain, d’autre part sur l’histoire rurale, à la fois pour ce qui touche à l’évolution de l’agriculture, les structures rurales, les différentes composantes de la société rurale et les politiques agricoles. Enfin la vie quotidienne traite successivement des conditions de logement, de l’alimentation, du paupérisme, de l’équipement médical et hospitalier, de l’organisation des loisirs et d’un domaine “ très spécial ”, celui de la prostitution.

 

Conceptuellement, l’ensemble permet d’abord de constater la difficulté à cerner précisément la notion même d’histoire sociale, alors que celle d’histoire économique semble plus claire. Quantitativement ensuite, l’image de l’histoire économique et sociale qui se dégage de ce passage en revue confirme la place bien établie de l’économie, l’attention particulière aux instruments de travail, la prépondérance des monographies sur les synthèses et les interprétations, l’émiettement de l’histoire sociale en de multiples sous-secteurs, les apports des spécialistes d’autres disciplines que l’histoire. Qualitativement, on y relève d’une part des secteurs particulièrement fréquentés par les chercheurs, d’autre part des terrains en voie de défrichement, d’autres plutôt laissés en friche, même si les évaluations sont plutôt rares. Ainsi, pour la section “ Mouvement ouvrier ”, note-t-on tout au plus que “ L’historiographie du mouvement ouvrier est abondante, mais très inégale et souvent engagée, ce qui n’exclut pas l’intérêt documentaire ” [18], ajoutant un peu plus loin que “ le mouvement social spontané, c’est-à-dire essentiellement les grèves, a été longtemps négligé par les historiens, mais le centenaire des émeutes ouvrières de 1886 a été l’occasion de publications ” [19]. Tout au plus voit-on parfois apparaître une brève connotation, tel catalogue d’exposition étant qualifié de “ suggestif ” [20], les études de démographie historique apparaissant comme “ en vogue ” [21], telle étude étant présentée comme “ très neuve ” [22]. Un peu plus loin, on relève que l’histoire du patronat reste à écrire [23], ou que “ le domaine de l’électricité n’a guère été abordé ” [24], tandis que la percée de l’archéologie industrielle est relevée [25], alors que l’histoire rurale est considérée comme n’étant qu’à ses débuts [26].

 

L’ensemble permet un bilan plutôt optimiste [27], un repérage dans des domaines plus ou moins foisonnants, mais la discrétion et la modestie de l’évaluateur, comme le type même de passage en revue, ne permettent guère de supputations quant à l’avenir d’une discipline et de ses domaines, voire de perception des évolutions au cours de la période passée en revue.

C’est manifestement l’objectif, et le combat, dans un tout autre domaine et un tout autre style, de Patricia van den Eeckhout et Peter Scholliers, dans un brillant article de 1997 [28], lorsqu’ils tentent de faire le point sur le domaine de l’histoire sociale. La première partie de l’analyse resitue la pratique historienne, singulièrement celle des spécialistes de l’histoire sociale, dans le contexte d’une remise en cause globale du fait des prises de position “ post-modernes ”. Elle constate, avec une certaine, ironie, le relatif désintérêt des historiens belges quant à ces débats et leur confiance maintenue dans la possibilité d’atteindre la “ vérité ” ou la “ réalité ” par un travail d’ampleur, l’usage adéquat de la critique et de l’heuristique et, le cas échéant, le recours aux méthodes des sciences sociales. Cette remise en contexte imprègne, en quelque sorte, le réexamen de la production belge d’histoire sociale, pour les années 1985 à 1995, touchant aux XIXe et XXesiècles, qui la suit. Celui-ci passe successivement en revue l’étude des structures, stratifications et classifications, puis celle des migrations, des politiques sociales, la question de la construction des identités, celle de l’histoire des femmes et de l’approche par le “ genre ”, qui débouche presque naturellement sur l’étude des groupes d’âge et de leur éducation et, par elle, sur l’étude de la criminalité, des marginalités et de leur prise en charge sociale, avant de passer aux approches de l’histoire du travail, à celles des relations de classe et des actions collectives, ou encore à celle des niveaux de vie et de la vie quotidienne. D’une subjectivité revendiquée, d’un caractère engagé et d’une absence d’exhaustivité assumée, le tout assaisonné de passion, ce passage en revue se termine par une profession d’optimisme plein d’espérance, constatant sans regret la mort de quelques vieilles habitudes, enregistrant avec plaisir les promesses de nouvelles perspectives, plus particulièrement en matière d’éducation, de migrations, de répression, d’études “ femmes ”, d’approche du monde du travail, du mouvement ouvrier ou de la vie quotidienne, même s’il s’agit plus d’ “ étincelles ” que de “ feux violents ”.

 

Malgré les qualités de ces bilans ou de ces passages en revue, et sans doute en partie du fait de leurs choix délibérés, prudents ou polémiques, peut-on, en fin de compte, évaluer la santé de l’histoire économique et sociale en Belgique ? Sans doute partiellement. Le secteur reste important quantitativement, solidement ancré dans une tradition belge au croisement de l’érudition allemande, de la problématisation française et des remises en question anglo-saxonnes, soutenu probablement par un appareil institutionnel de qualité, notamment en terme de postes académiques. Quant à l’évolution économique et sociale du dernier demi-siècle dans l’espace belge, elle a sans doute constitué un vivier toujours renouvelé de questions, de problèmes, de cas, où les historiens économiques et sociaux n’ont eu qu’à puiser.

D’une certaine manière, la question fondamentale posée à l’histoire économique contemporaine de la Belgique a été l’opposition de deux paradigmes. Le premier considère l’histoire économique comme une science auxiliaire de l’économie et lui impose les méthodes, les techniques, notamment économétriques et mathématiques, et les concepts de la science économique. Le second considère l’histoire économique comme une discipline en elle-même, avec ses propres métodes et concepts.

 

  1. Les influences intellectuelles

-France

Pour la Belgique, la France represente a la fois un pole de rayonnement et une forme de repoussoir. Au XIXe siècle, le rayonnement intellectuel de Paris est grand, mais il est contre-balance par la crainte constante d’une annexion. Pour l’elite belge, la communaute de langue est percue comme un atout, mais aussi comme une menace d’absorption et de perte d’identite. En matiere d’historiographie, les historiens professionnels vont bien sur s’informer de ce qui se fait en France, mais la grande influence historiographique francaise de surtout des années 1950.

-Allemagne

En ce qui concerne l’Allemagne, la situation est exactement inverse. Au XIXe siecle, son influence est predominante, a la fois politiquement et intellectuellement. Tous les historiens belges universitaires sont formes en Allemagne, parlent et ecrivent l’Allemand et se rattachent a l’ecole de Ranke plus qu’a celle de Lavisse. Après le premiere guerre mondiale et encore plus apres la seconde, cette influence allemande disparaît, ou en tout cas diminue.

-Monde anglo-saxon

L’Angleterre est naturellement importante pour la Belgique du XIXe siecle, mais moins que la France ou l’Allemagne, du moins en matere d’historiographie. Par contre, dans la deuxieme moitie du XXe siecle, l’influence de l’ecole historique americaine et de ses formes d’approche de l’economie et de la societe vient de plus en plus concurrencer l’influence francaise.

  1. Les conjonctures

La societe belge, comme la societe europeenne dans son ensemble, a ete confrontee a d’importantes evolutions au cours des 50 dernieres annees.

-De la croissance à la crise économique

Du point de vue economique, le plus frappant est sans aucun doute la periode de croissance exceptionnelle des annees 1950 a 1975. La crise qui suit est d’autant plus dure, marquee notamment par la hausse du chomage et la mise en place de politiques gouvernementales de restriction des depenses.

-De l’intégration à la marginalisation sociale

Cette situation a des consequences sociales importantes. Durant la premiere periode, ce qui est a l’ordre du jour, c’est l’integration sociale. En suivant un modele rhenan de securite sociale, la plupart des pays de l’Europe Occidentale reussissent a diminuer le nombre de pauvres et a limiter la marginalisation de groupes sociaux entiers. L’instruction obligatoire augmente et le plein-emploi est pratiquement atteint. Cette situation se renverse a partir du milieu des annees 70, avec une extraordinaire augmentation du chomage et des deficits des finances publiques.

-De la convergence à la divergence culturelle

Culturellement enfin, la premiere periode permet un relativeme uniformisation des cultures tres diverses presentes a l’interieur des societes europeennes, même si des mouvements regionaux forts prennent le relais des mouvements nationaux du XIXe siecles. L’opulence economique permet l’integration de travailleurs de plus en plus nombreux venant d’autres zones culturelles et autorise meme l’apparition de mouvements contestataires, de contre-culture. Par contre, la seconde periode favorise le repli sur soi, sur le monde europeen, malgre les effets positifs de l’union europeenne. Elle multiple aussi les ghettos, la desintegration culturelle, la perte d’identite et, finalement, le sentiment d’insecurite.

II Quatre bilans d’étape quantitatifs

  1. La Bibliographie d’Histoire de Belgique de Henri Pirenne (1932)
  2. Un quart de siècle de recherche historique (1944-1968)
  3. Vingt ans de recherche historique en Belgique (1988)
  4. Un bilan en 2000

A                            B                             C                D

Périodes traitées

Transpériodes                                                                     20,85                       15,4                        13,84          11,57

Antiquité                                                                             6,95                         10,6                        14,53          0,52

Moyen age                                                                          33,15                       18,66                      15,22          12,63

Temps Modernes                                                               27,27                       30,66                      20,06          17,36

Epoque contemporaine                                      11,76                       36                           36,33                      57,89

 

Types de travaux

Instruments de travail                                        1,05                         –                              –                              8,38

Editions de sources                                                           17,94                       –                              –                  –

Analyses techniques                                                         7,12                         –                              –                  7,09

Monographies                                                    71,24                       –                              –                              77,41

Synthèses                                                                            2,63                         –                              –                  4,51

Méthodologie/historiographie                         –                              –                              –                              2,58

Thèmes

Politique                                                                               24,34                       32,63                      22,64          16,66

Militaire                                                                –                              1,75                        9,12                        14,16

Diplomatique                                                                       –                              –                              2,39            2,5

Economique                                                                        24,39                       18,59                      14,55          9,16

Sociale                                                                                  –                              5,26                        10,27          15,83

Religieuse                                                                            21,95                       18,24                      13,36          5

Culturelle                                                                             29,26                       23,50                      22,68          20,83

Autres                                                                                  –                              –                              4,98            15,83

 

[1]                      DHONDT, J. et ARNOULD, M.A., Bibliographie d’histoire de Belgique, in Revue du Nord, 1950, pp. 247-270.

 

[2]                      DHONDT, J., et a., Bibliographie d’histoire de Belgique, in Revue belge de philologie et d’histoire, 1960, pp. 1082-1186.

 

[3]                      IDEM, 1970, pp. 1255-1352.

 

[4]                      VAN EENO, R. et a., Bibliographie d’histoire de Belgique, in Revue belge de philologie et d’histoire, 1980, pp. 894-996.

 

[5]                      IDEM, 1990, pp. 352-463.

 

[6]                      IDEM, fasc.2*, pp. 1*-274*.

 

[7]                 HENDRICKX, J.P., Répertoire des mémoires de licence et des thèses de doctorat présentés dans les départements d’histoire contemporaine des universités belges, Louvain-Bruxelles, 1986.

 

[8]                 FRANÇOIS, Luc, Les multiples visages de l’histoire contemporaine, t. 2, Gent, 1995.

 

[9]                 DE BEELDE, I., Boekhoudkundige informatie en het gebruik ervan in een aantal Belgische steenkoolmijnen in de eerste helft van de twintigste eeuw ; JAUMAIN, S., Les petits commerçants belges face à la modernité (1880-1914) ; LUYTEN, D., Het corporatisme in België. Ontwikkeling en transformaties van het corporatisme als ideologisch en politiek sociaal verschijnsel (1886-1944) ; PASTURE, P., De unieke positie van de christelijke arbeidersbeweging in Belgïe (1944-1973).

 

[10]               HENAU, B., Paul van Zeeland en het monetaire, sociaal-economische en Europese beleid van Belgïe, ca 1920-1960.

 

[11]               CLEMENT, P., De Belgische overheidsfinanciën en het ontstaan van een sociale welvaartsstaat, 1830-1940.

 

[12]               HOOGHE, M., Nieuwkomers op het middenveld. Nieuwe sociale bewegingen als actoren in de Belgische politiek.

 

[13]               HEYRMAN, P., Tussen vrijheid en regulering. Middenstandbeweging en middenstandbeleid in België (1918-1940) ; VAN MEERTEN, M., Gross Private asset Formation in Belgium, 1910-1954.

 

[14]               EGGERICKX, Th., La dynamique démographique et la transition de la fécondité dans le bassin industriel de la région de Charleroi ; FILLIEUX, V., Crédit hypothécaire et accession populaire au logement 1880-1930. Trois cas : Haubourdin, Quesnoy-sur-Deûle et La Hestre ; NEFORS, P., De Galopin-doctrine, de Emissiebank en de industriëlle «collaboratie» in de tweede wereldoorlog ; PIETTE, V., Servantes et domestiques: des vies sous condition. Essai sur la domesticité, 1789-1914.

 

[15]               CHRISTIAENS, J., De geboorte van de jeugddelinquent België (1830-1903) ; DEJONGH, G., Tussen immobiliteit en revolutie. De economische ontwikkeling van de Belgische landbouw in een eeuw van transitie, 1750-1850 ; NEVEN, M., Dynamique individuelle et reproduction familiale. Le Pays de Herve dans la seconde moitié du XIXe siècle ; VAN DER HERTEN, B., De ontwikkeling van communicatie en transport in België tijdens de lange 19de eeuw.

 

[16]               Une chronologie détaillée des défenses de mémoires de licence dans les différentes orientations, et cela de 1945 à 1995, permettrait naturellement d’approfondir et de préciser l’analyse.

 

[17]               AUBERT, R., Histoire contemporaine, in Vingt de recherche historique en Belgique, 1969-1988, sous la direction de L. GÉNICOT, Bruxelles, Crédit Communal, 1990, pp. 371-474.

 

[18]               AUBERT, R., op. cit., p.411.

 

[19]               AUBERT, R., op.cit., p. 412.

 

[20]               Ibidem, p. 415, à propos de F. UYTTERHAEGEN et a., De rode verleiding. Een eeuw socialistische affiche, Gent, 1985.

 

[21]               Ibidem, p. 432.

 

[22]               Ibidem, p. 434, à propos de J. STENGERS, Les pratiques anticonceptionnelles dans le mariage au XIXe et au XXe siècle : problèmes humains et attitudes religieuses, in Revue belge de philologie et d’histoire, 1971, pp. 403-481 et 1119-1174.

 

[23]               Ibidem, p. 438.

 

[24]               Ibidem, p. 443.

 

[25]               Ibidem, p. 444.

 

[26]               Ibidem, p. 451.

 

[27]               Confirmé d’une part par AUBERT, R., L’historiographie contemporaine en Belgique depuis 1945. Aperçu thématique, in Revue belge d’histoire contemporaine, 1994-1995, pp. 213-221, d’autre part par DEMOULIN, R., Cent Cahiers, Cahiers du Centre Interuniversitaire d’Histoire Contemporaine, n• 101, Louvain-Paris, 1987.

 

[28]               VAN DEN EECKHOUT, P., SCHOLLIERS, P., Social history in Belgium : old habits and new perspectives, in Tijdschrift voor sociale geschiedenis, 1997, pp. 147-181.

La tradition tellement utile des “ review articles ” ne permet pas une moisson très ample pour ce qui concerne l’histoire économique et sociale de la Belgique contemporaine au sens le plus large. On pourrait cependant mentionner également, un peu en vrac, BLOMME, J. et SCHOLLIERS, P., De economische geschiedenis van Belgie tijdens de nieuweste tijd : onderzoekstrends in de jaren tachtig, in NEHA-Bulletin, tijdschrift voor de economische geschiedenis in Nederland, 1993, pp.5-38 ; NUCHELMANS, D., Grandes tendances de l’histoire des entreprises publiques (1980-1990), in Histoire des finances publiques, t. V, Gand, Academia Press, 1993, pp. 441-461 ; VANDENBROEKE, C., Proto-industry in Flanders : a critical review, in OGILBIE, S. et CERMAN, M., European proto-industrialisation. An introductory Handbook, Cambridge, 1995, pp. 1-18 ; DEWEERDT, D. et GEYSEN, W., De historiografie van feminisme en vrouwenbeweging, in Brood en Rozen. Tijdschrift voor de geschiedenis van de sociale bewegingen, 1996, pp. 27-41.

[Nota seminario «on line» realizado el martes 11 de marzo de 2003 con el Profesor Paul Servais de la Université catholique de Louvain]

Professeur Servais, la documentation utilisée pour ce splendide parcours synthétique que vous offrez nous donnerait-elle certaines informations sur l’essor et/ou le déclin des trois orientations, disons «méthodiques» (positivistes), «annalistes», ou marxisantes, dans ce cas de la Belgique, depuis l’époque de Pirenne ? Comme vous le savez, ce que vous pourriez nous dire à ce sujet serait fort intéressant pour HaD . Je vous remercie. Hubert Watelet, Université d’Ottawa.

Paul ServaisCher Monsieur Watelet, Il me semble que deux elememts au moins apparaissent. D’une part le neo positivisme reproche a lécole des Annales est toujours dáctualite dans la mesure ou on privilegie globalement les monographies, cést a dire láccumulation des donees par rapport a leur interpretation. Cependant le rapport particulier de lécole des Annales et de la periode moderne est en train de séfriter tres nettement, de meme que le privilege accorde a la tres longue duree pour ne pas dire a l´histoire immoblie. En outre la place du politique devient sensiblement plus importante, affaiblissant le paradigme economique, tandis que l´histoire sociale explose en une multitude de secteurs peu connectes les uns aux autres. Lentement, mais de maniere de plus en plus massive, les paradigmes non neo-positivistes des Annales de la deuxieme et de la troisieme generation perdent du terrain, meme si cést sans un grand debat public de la corporation.

 

Por su trabajo que he leido en la web se desprende que la historiografía belga goza de muy buena salud, algo que se dice también por aquí de la historiografía Española. Esa buena salud se traslada también en oportunidades laborales para los recién licenciados o es simplemente una buena salud interna. María Álvarez, UBA

P. S.Chere Collegue, Je crois effectivement que la recherche historique en Belgique se porte bien. Mais l émploi des historiens se porte bien aussi. Je crains cependant que les deux ne soient pas immediatement lies. Ce qui est en cause ici, c ést la qualite generale de la formation, a la fois pluridisciplinaire et critique. A l´heure actuelle, une majorite de nos etudiants trouve du travail en-dehors de l´énseignement et de la recherche, soit dans le secteur culturel, soit dans le secteur public, soit dans le secteur de léntreprise ou ce sont les quálites d ánalyse, de synthese et de critique de l ínformation qui sont appreciees par les employeurs.

Sr.Servais, no son similares las opresiones de lasdiferentes naciones que componen España y Bélgica por sus estados centrales? A. Souto, Lalín

P. S.Cher Monsieur, La situation de l´Espagne et de la Belgique est un peu differentes. En effet en Belgique il n´y a que deux nationalites, les Flamands et les Wallons, qui parlent francais, et la preponderance politique est passee des francophones et flamands. Cést donc une des deux communautes qui a un moment, puis a un autre, domine l´etat central au detriment de l´autre. Pour autant que je sache, et vous méxcuserez si mon information est inexacte, les oppositions qui existent en Espagne ne sont pas binaires, puisq´on y trouve des castillans, mais aussi des catalans, des galiciens, des basques,des andalous. Il me semble que la situation espagnoles se rapproche lus d´une situation de pluralite, un peu comme en Allemagne ou en Italie, avec plusieurs identites nationales fortes et non pas deux identites qui s´affrontent.

Existe un exceso de adoración hacia Pirenne en su país? ¿Hay admiración hacia otras grandes figuras? Alba Pérez (U. Laguna, Canarias)

P. S. Chere Collegue, L´admiration qui existe pour Pirenne a fortement evolue au cours des annees. De son vivant, il etait considere comme l´historien national par excellence. Cet aspect de sa rnommee a tres nettement diminue. Par contre, il existe toujours une relle admiration pour son oeuvre d´historien medievist, meme si beaucoup de ses theses ont ete remises en questions. Il me semble que, a l´heure actuelle, et depuis la mort de Pirenne, la Belgique a connu beaucoup de bons, voire de tres bons historiens, mais aucun qui suscite la meme admiration.

A propos de l’emploi pour nos étudiants diplômés, , je ne serais ps loin de penser que c’est un peu la même situation ici au Canada. En tout cas l’intérêt de nos diplômés pour les secteurs publics et privés est le même au Canada qu’en Belgique. Hubert Watelet

P. S.Il me semble que l´interet vient plutot des secteurs prives et publics que des etudiants directement, meme si ceux-ci y trouvent bien sur leur compte. Il s´agit en quelque sorte de la reconnaissance par les employeurs de l´interet d´une formation generaliste qui est completee eventuellement d úne formation plus specifique chez l´employeur lui-meme.

Quisiera conocer si es conocida la propuesta de «Historia a Debate» en Bélgica y cómo cree que evolucionará la escuela de los «annales» en el futuro, si cree que evolucionará. I. Sanmartín (Historia a Debate, Santiago)

P. S. Oui, cette proposition de HaD est connue en Belgique, mais de maniere encore limitee. Certains observateurs on deja fait remarquer que le debat n´est pas necessairement la premiere priorite des historiens belges. Ce qui n´empeche pas les evolutions sur le terrain proprement dit. Il me semble que ces evolutions vont, pour ce qui est des paradigmes de l´ecole des Annales, vers un retour du politique, un retour de l´acteur et un retour du temps court. Il me semble egalement que les approches interdisciplinaires se multiplient, l´historien y participant comme un specialiste de la dimension temporelle. Enfin, je crois que a cote de l´histoire des conditions materielles, l´histoire des representations mentales de ses realites, l´histoire des imaginaires, qui sont autant de faits historiques exercant une influence importante, va se developper.

Como han sido los intercambios de la historiografía belga a) con españa y portugal; b) con latinoamerica; c) con áfrica. Gracias por su atención. Ramón Rodríguez (Un. Murcia)

P. S. La Belgique, l´Espagne et le Portugal ont une partie de l´histoire en commun aux XVIe et XVIIe siecles et l´historiographie reflete necessairement cette periode commune ou les Paya-Bas, l´actuelle Belgique, etaient espagnols. Cette histoire est surtout politique, institutionnelle et culturele, mais elle est aussi economique. Avec lÁmerique latine, la Belgiqu entretient des relations plus sporadiques, mais il y a une longue traditions de relations, et de travaux communs, avec le Chili et la Colombie, ou encore avec le Bresil, plus particulierement dans le domaine de l´histoire religieuse et dans celui de l´histoire politique, notamment democrate-chetienne. Quant a l´Afrique, les liens particuliers de la Belgique et du Congo ont entraine lápparition d´une ecole africaniste tres importante et active, de meme d´ailleurs que des echanges importants de chercheurs. Les domaines priviligies sont a la fois l´histoire des missions chretiennes, celle de la colonisation, mais aussi l´histoire de l´Afrique a proprement parler.

Dices que la historiografía belga no es original en su conjunto, ¿iene algún historiador que ha intentado aportar algo nuevo a título individual o alguna corriente novedosa, aunque fuera de poco éxito? Antonio San Juan. Mexico D.F (UNAM)

P. S. L´historiographie belge est le produit d´une petite ecole historique coincee entre deux grands voisins, la France et Állemagne. Au cours du dernier demi-siecle, elle s´est inseree dans les grands courants dominants de l´historiographie mondiale. Cést ce que jái voulu dire lorsque j´affirmais qu´elle n´tait pas particulierement originale. Depuis Pirenne, les grandes individuealites charismatiques n´ont pas ete nombreuses, mais les bons historiens ont fait enormement de travail et leur originalite essentielle a peut-etre ete de faire une synthese entre les propositions des grandes ecoles francaise, alemande et americaine, en mettant particulierement láccent sur l´importance de la critique des donnees et de lérudition historique au sens le plus noble. Parmi les grnds historiens belges du demi-siecle ecoule, je crois que je puis citer les noms de Roger Aubert pour l´histoire contemporaine et l´histoire de l´Eglise, de Jean Stengers, encore pour l´histoire contemporaine et celle des institutions, celui de Leopold Genicor pour le Moyen-Age, celui de Paul Harsin pour les Temps Modernes, celui de Herman Van der Wee et celui de Pierre Lebrun pour l´ histoire economique et sociale, celui de Jan Dhondt pour j´histoire contemporaine.

Actualmente qué pesa más en la historiografía belga la influencia francesa o la anglosajona (sobre todo americana). Armando Flores, Paraguay

P. S. Incontestablement, je crois que c´est l´historiographie francaise qui joue le role le plus actif. Mais cette situation est en train de changer et l´influence de l´ecole americaine se fait sentir de maniere de plus e plus nette, surtout dans le domaine de l´histoire economique ou demographique. Il faut toutefois distinguer entre les deux parties du pays. La partie flamande me semble beaucoup plus influencee par l´historiographie en anglais que la partie francophine.

Soy Rogelio Locatelli de Argentina. Me gustaría comentarle que de las tres oposiciones que hace (católico/liberal), (progresista/conservador) y franco/valón, ¿o es la última oposición una consecuencia de las dos anteriores teniendo en cuenta la historia de bélgica?

P. S. C´est un probleme extraordinairement complexe. Ces trois oppositions finissent par se superposer et donent deux lignes generales la premiere est une egalite catholique-conservateur-flamand, la deuxieme une egalite liberal-progressiste-wallon. Mais ce serait une caricature de s´n tenir la. En effet, il y a de nombreuses exceptions et toutes les combinaisons sont possibles. En fait la premiere opposition est une opposition ideologique focalisee sur le role de l´Eglise dans la societe civile. La deuxieme est une opposition sociale basee sur des perceptions differentes de l´importance de la propriete privee et du role de lÉtat comme regulateur economique. La troisieme est une opposition ethnico- linguistique, mais egalement sociale et politique, le francais etant la langue de l´elite dirigeante belge au XIXe siecle, particulierement marquee au XIXe siecle, mais se concretisant en un processus de federalisation de l´Etat au XXe siecle.

Mais il me semble que le Manifeste de Had contient un ensemble de propositios en même temps qu’ une ouverture au débat H.W.

P. S. Oui, c´est tout a fait exact. Toutefois, il faut admettre que les propositions, dúne part restent peu diffusees en Belgique, d´autre part qu´elle ne suscitent pas plus de debats publics que l´histoire elle-meme. Peut etre peuvent-elles faire avancer des reflexions personnelles, mais je doute qu´elles entrainent de nombreuses prises de positions.

Quizá por conocer sólo la historiografía belga de referencias siempre creí que era absolutamente dependiente de Francia. Y leyendo su texto no me queda clara la influencia alemana. Fue/es la influencia alemana tan imporante en la historiografía belga? Manuel Santillana, La Rioja, España

P. S. Non, je ne penses pas qu´on puisse dire que l´historiographie belge est entierement dependante de la francaise. En fait, l´Allemagne a joue un role majeur de formation des historiens universitaires belges avant la premiere guerre mnondiale, beaucoup plus que la France. Et ces historiens belges ont ramene d´Allemagne une methode historique critique tres stricte et surtout une formation pratique qui est toujours a l´heure actuelle au coeur de la formation des historiens. La partie la plus importante de cette formation, avec la these de licence ou maitrise, c´est le seminaire, c´est a dire un veritable atelier de l´historien ou l´etudiant fait en groupe sous la responsabilite d´un professeur, un veritable travail de recherche original. La conception de l´histoire comme pratique d´un bon artisan, me semble un apport essentiel de l´ecole allemanede. Meme si cette influence alemande a beaucoup diminue apres la 2e Guerre mondiale.

P. S. j´ai ete tres heureux de pouvoir repondre, certainement de maniere tres imparfaite, aux questions qui m´ont ete posees et je remercie de votre attention. Cet echange se termine ici, mais je reste a votre disposition pour toute autre information ou discussion sur l´historiographie belge.

Sesión 20/1/03

Seminario «On line»

El 20 de enero de 18 a 19 horas (en España) la profesora Cristina Florez contestó a sus preguntas en tiempo real,  desde el Instituto Padre Sarmiento (CSIC-Xunta de Galicia) de Santiago de Compostela

Seminario

«Tendencias historiográficas en el Perú (1968-2002)»

Informa

Cristina Florez
Universidad de San Marcos, Universidad de Lima, Perú

Tendencias historiográficas en el Perú (1968-2002)

La reflexión sobre el quehacer histórico es fundamental para todo historiador y nuestra disciplina está íntimamente relacionada con las condiciones de las sociedades en las que se elabora. En el caso peruano, el elemento político es sumamente importante, especialmente cuando hemos tomado como referencia para nuestro análisis, un período marcado por profundos cambios estructurales, así como por la violencia cuyos efectos todavía están presentes.Nuestro análisis se ha centrado en determinados aspectos ligados a la formación de historiadores, ámbitos de trabajo y producción historiográfica, así como la incidencia de políticas educativas inadecuadas en la falta de conciencia histórica perceptible en diferentes sectores de nuestra sociedad, situación sumamente grave en un país con una cultura milenaria.

La frase del historiador Raúl Porras Barrenechea «toda renovación historiográfica obedece al hallazgo de nuevas fuentes» es válida para el Perú donde ha sido fundamental el acceso a nuevas fuentes, documentales y arqueológicas. Sin embargo, se debe señalar también la importancia que han tenido en la década de los 70, los avances teóricos realizados en el mundo occidental y su difusión en América Latina, así como la necesidad siempre presente en conocer las realizaciones de su disciplina por parte de los historiadores.

Reconocemos la notoria falta de balances historiográficos hasta la segunda mitad del siglo XX. Un hito importante ha sido la publicación de Ciencia e Ideología en la historia peruana en 1968, manifiesto trascendental de Pablo Macera en una época que puede definírsela como «revolucionaria» en lo político, social, económico y cultural, y que además ha coincidido con la influencia que van a tener los estudios y especializaciones que realicen jóvenes generaciones de historiadores en el extranjero.

Hemos dividido nuestro análisis en tres etapas correspondientes a las décadas de los setenta, los ochenta y los noventa cada una de ellas con sus logros y problemas.

Tendencias historiográficas en el Perú (1968-2002)

[Nota a continuación adjuntamos el resultado del seminario «On line» desarrollado en nuestra página web (www.vps12.h-debate.com) durante el lunes 20 de enero con la profesora de la Universidad de Lima y San Marcos, Cristina Florez]¿Cual es su objeto de investigación y especialidad y qué escuelas o autores trata de consultar para hacer sus investigacviones? Alex Fraile, Gijón

Crisitina Florez (CF) Mi objeto de ivestigación está referido básicamente al estudio de las mentalidades, específicamente en el mundo medieval. me interesa mucho la historia de las mentalidades colectivas y entre los autores consultados están básicamente Georges Duby y Jacques Le Goff .

Cómo valoraría desde su posición de profesora universitaria la recepción de Historia a Debate y su manifiesto historiográfico en Perú? Israel Sanmartín IEGPS

CFConsidero que ha sido importante dentro de ciertos grupos de la Universidad Católica, San marcos y Lima. U aspecto interesante ha sido su inclusión en el libro de Liliana Regalado. Asimismo, e interés por inscribirse en la lista de HAD de estudiantes y profesores de Lima y provincias es también una muestra del interés que ha despertado esta alternativa en nuestro país

Cómo es la relación de la historiografía peruana con las otras historiografías latinas y con la Europea. Como consideraría su situación, como historiografía dependiente o que busca su modelo propio. Gonzalo Ramón, Ecuador

CFCon relación a su consulta puedo decirlea) hay bastante relación con la historiografía francesa, norteamericana, inglesa y española de los especialistas en temas de historia europea y peruana. b) historiadores interesados en ciertos temas como podría ser la historia política, diplomática o etnohistoria se han acercado más a historiografías latinoamericanas, por ejemplo México, Colombia, ChileEn cuanto a nuestra situació reo que todos los historiadores cualquiera que sea su tendencia historiográfica o incluso su posición política están de acuerdo en un objetivo redescubrimiento de nuestras raíces y las bases de nuestra actual existencia.

Ha afectado la última evolución política de Perú en los historiadores de alguna manera? Han vivido estos el compromiso de alguna forma? Gracias. Antonio Velázquez, Universidad de Málaga

CFCreo que siempre ha sido importante la relación entre historia y política, especialmente en el Perú ha sido notorio en las tres últimas décadas. En cada una de ellas podemos señalar ciertos elementos a) el peso importante que tuvo el gobierno revolucionario de Velasco Alvarado b) los cambios en las tendencias de investigación , resultado del cambio en las estructuras de la sociedad peruana (reforma agraria, migració por ejemplo) c) el impacto de una izquierda más radical en el recinto universitario d) el efecto del terrorismo en las universidades y en la imagen que se ofreció del quehacer universitario e) el poco apoyo del gobierno a las universidades A lo anterior, se pueden agregar otras situaciones la extrema pobreza que ha aumentado en los últimos años, las dificultades para las tareas de docencia e investigación En conclusión podríamos decir que los historiadores han vivido y viven todavía su compromiso persdonal y profesional en un país que está tratando de recomponerse y dar respuesta a muchas de las interrogantes que plantea una herencia pluriétnica y multicultural.

Qué sucedió en la historiografía peruana antes de 1968. Alberto Graz. Argentina

CFLa respuesta sería muy breve dado que nuestro trabajo se ha centrado en los años 1968-2002. En primer lugar, solamente a partir de los años 60 se ha manifestado un mayor interés por la realización de balances historiográficos, lo que existía básicamente era dar a conocer un estado de la cuestión sumamente breve del tema analizado. Ha habido cierto interés en la década de los 60 por la historiografía de los Annales Asimismo, la importancia del marxismo se ha hecho notar antes y después de esa fecha. En cuanto al período que le interesa, todavía no ha sido materia de un estudio profundo y solamente hay algunos trabajos breves. Esperamos que en el futuro pueda elaborarse una obra de conjunto dela historiografía peruana del siglo XX.

Meu nome é Douglas Silva Rabbi, e pesquiso sobre o tempo histórico. Ao se falar em história imediata, aual é sua perspectiva acerca do processo de historicidade na Internet, bem como do conceito de tempo intríseco à ela? Gostaria de receber a resposta via e-mail. [email protected]

CFDesde mi perspectiva de medievalista considero sumamente importante la ayuda que ofrece la Internet a los historiadores, especialmente la posibilidad de relacionarse en el tiempo real. Sin embargo, considero que como todo avance técnico tiene aspectos muy favorables pero asimismo plantea interrogantes sobre su seguridad, validez y proyecciones.

CFQuisiera agradecer a los participantes en el seminario y muy en especial al profesor Carlos Barros y a su equipo por la posibilidad que me han ofrecido de llegar a los miembros de Historia a Debate.

Sesión 7/10/03

Seminario «On line»

El 7 de octubre de 18 a 19 horas (en España) el profesor Sergio Guerra contestó a sus preguntas en tiempo real,  desde el Instituto Padre Sarmiento (CSIC-Xunta de Galicia) de Santiago de Compostela.

Seminario Presencial

«América Latina en la historiografía cubana contemporánea»

Informa

Sergio Guerra
Universidad de la Habana

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lunes, 7 de octubre de 2002

Lugar: Aula  1 de la Facultad de Historia de la Universidad de Santiago de Compostela.

Hora: 19,30 horas.

América Latina en la historiografía cubana

Sergio Guerra Vilaboy

Director del Departamento de Historia de la Universidad de La Habana y Secretario Ejecutivo de la Asociación de Historiadores Latinoamericanos y del Caribe (ADHILAC)

El interés por la historia de América Latina tiene una larga tradición en Cuba y esta asociado a la común identidad de la Mayor de las Antillas con los países situados al sur del río Bravo, antiguas colonias de España. Desde el siglo XIX diversos escritores cubanos abordaron, de una u otra manera, la temática latinoamericana, tal como lo hiciera el propio José Martí en muchos de sus artículos y ensayos, en los que reveló sus conocimientos sobre la Historia de América. Una muestra representativa son sus textos Antigüedades mexicanas (1883), José Antonio Páez (1888), Tres héroes (1889), San Martín (1891), Bolívar (1891) y su clásico Nuestra América (1891)

Desde entonces a la fecha no han sido pocos los aspectos, períodos históricos o países que, de una u otra manera, han atraído la atención de los historiadores y latinoamericanistas cubanos. Aunque esta profusión no implica que se esté satisfecho con lo realizado, pues se hace necesario, entre otras cosas, una mayor profundización en ciertos temas o el acceso a fuentes primarias. No obstante, la historiografía cubana es, por la calidad y cantidad de sus obras, una de las que más se ha interesado por la historia latinoamericana en el continente americano.

América Latina en la historiografía cubana contemporánea

TRANSCRIPCIÓN DE LAS PREGUNTAS Y DE LAS RESPUESTAS VIA CHAT DEL PROF. SERGIO GUERRA DE LA UNIVERSIDAD DE LA HABANA, DESDE SANTIAGO DE COMPOSTELA, EL DÍA 7 DE OCTUBRE  DE 2002, DE 18 A 19 HORAS (ESPAÑA).Bueno, solo un cordial saludo a Dr. Sergio desde Xalapa, Veracruz, de su amigo Angel Rafael MARTINEZ

Estimado Rafael, gracias por tu saludo desde la querida Xalapa, con el cual comienzo a responder en este seminario on line de Historia a Debate al que me ha invitado muy amabablemente el doctor Carlos BarrosEstimado Prof. Guerra, se puede considerar que España forma parte de esa historiografia latinoamericana?, en caso de que sí; qué papel ha jugado y juega ahora en su configuración? Andrés Zas, Zamora

Por supuesto que la historiografia española ha jugado y juega un papel importante tanto en la conformacion de la historia escrita de Amèrica latina como en los estudios actuales.
Saludos al profesor Guerra. Vd. dice que CUba ha sido un sitio principal de preocupación de la historiografía latinoamericana. ¿Se puede considerar el centro de la historiografia latinoamericana? En caso de que no, ¿cuál cree Vd que es el centro? Juan Radó. Universitat de Barcelona

Desde el siglo XIX la intelectualidad y como parte de ella los historiadores cubanos se interesaron grandamente por los problemas latinomareicanos. Asi por ejemplo Josè Martì, el apòstol de la independencia de Cuba, desde fines del siglo XIX escribio varios artiuclos sobre temas de historia latinoamericana y tambien aludio a ellos en otros trabajos y discursos. Ese interes continuo a lo largo del siglo XX con la labor historiogràfica de notables historiadores como Ramiro Guerra, Emilio Roig, Josè Luciano Franco y otros. Con el triunfo de la Revoluciòn Cubana la vocaciòn latinoamericana de la historiografìa cubana se acentuò, se abrieron cursos sobre historia latinoamericana en las universidades y aparecieron nuevos libros sobre temas de la historia de diferenrtes paises latinoamericanos. Ello, sin embargo, no quiere decir que Cuba sea el centro de los estudios sobre la historia latinoamericana, aunque desempeñe un papel importante. En mi opiniòn, en paises como Mèxico, donde han buscado refugio muchos intelectuales e historiadores latinoamericanos en diferentes èpocas, es donde mas desarrrollo han alcanzado los estudios històricos de tema latinoamericano.

Estimado Prof. Guerra, Hobsbawm o LeGoff?; escuela marxista o Annales? Qué opina del posmodernismo? Ariel Gonzalez, Montevideo. Urug.

En la historiografìa latinoamericana han influido los mismos paradigmas que en la historiografìa mundial, aunque quizas con cierto desfasaje tempora. En el siglo XX primero el positivismo, luego el marxismo y despues la escuela de Annales, marcaron de una u otra manera el quehacer historiografico y aun hoy muchos historiadores laboran bajo el influjo de estos grandes paradigmas historiogràficos. Pienso que de la misma manera el posmodernismo tambien va ejerciendo su influjo en la historiografia latinoamericana aunque quizas sin la misma vehemencia que ha tenido en otras latitudes.

Quisiera hacerle una pregunta al Sr Guerra. ¿Qué papel juega la historiografía en español hecha por latinos en Estados Unidos en la historiografía latinoamericana? ¿Existe alguna conexión entre ambas? Roberto ALvarez. Prof. INstituto Sevilla

Creo que el principal problema que existe es precisamente el de la falta de informaciòn que tenemos, al menos en cuba, sobre la historiografìa en español hecha por latinos en Estados Unidos. No obstante, la influencia de la historiografia norteamericana sobre Amèrica Latina es muy profusa y bastante conocida. Lo mismo sucede con la producciòn historiogràfica hecha en Estados Unidos sobre Cuba, elaborada desde distintas posiciones polìticas, metodològicas y teòricas.

Piensa Vd. que el «Manifiesto Historiográfico Historia a Debate» puede ayudar a cohexionar más la historiografía latina? Cree, además, que puede ayudar a crear una propuesta propia y de futuro para la historiografía general más allá del ámbito latino? Israel Sanmartín. IEGPS

Pienso que el Manifiesto Historiogràfico de Historia a Debate surgiò en un momento oportuno, cuando la historiografia mundial estaba en su momento mas crìtico, a partir de la crisis de los grandes paradigmas del siglo XX. En este sentido este Manifiesto llamò la atenciòn sobre los problemas teòricos a que se enfrentan los historiadores a cominezos del siglo XXI y adelantò una serie de tesis para el debate y la confrontaciòn, haciendo un oportuno llamado a la reflexiòn sobre los problemas actuales, teòricos y metodològicos de nuestra disciplina. En este sentido, a mi manera de ver, el manifiesto es un texto de validez universal y no para un area geogr+afica especìfica, aunque quizàs se relaciones mas directamente con las historiografìas latinas.

Cómo asiste la historiografía cubana contemporánea a los procesos de la antiglobalización. En la medida en que el paradigma marxista es un claro precedente y algo tendrá que decir. Por ejemplo desde la historia económica y la obra clñasica de Julio Le Riverend Fdo. J. Gabriel Zurbano Universidad de Extremadura

La historiografia cubana contempòranea tiene dos grandes referentes, su tradiciòn nacionalista y antimperialista, que fue creada por los grandes maestros como Ramiro Guerra y Emilio Roig, y la marxista, que naciò hacia los años cuarenta co los trabajos de Sergio Aguirre y que se desarrollo despuès del triunfo de la Revoluciòn con las obras ya clàsicas de Julio Le Riverend y Manuel Moreno Fraginals. Desde estas perspecrtivas la historiografìa cubana actual ha continuado trabajando los temas que tienen que ver con su identidad nacional, cobrando particular importancia en los ùltimos años los trabajos de historia regional, sin perder de vista, por ello, los inevitables procesos desatados por la globalizaciòn.

Profesor Guerra, en la historiografía económica y social cubana actual Están presentes los conceptos de la antiglobalización, y cómo se perciben: un nuevo territorio de análisis del capitalismo desde el marxismo, esa corriente que no sólo hizop teoría, o desde el eclecticismo a la última moda ? Saludos José Gabriel Zurbano Cáceres España

Como te decia en la pregunta anterior, la historiografìa cubana se ha centrado ante los problemas actuales de la antiglobalizaciòn, con sus desafìos y retos, continuando las investigaciones sobre la lìnea de desarrollo de la historia regional y de esta en funciòn del enriquecimiento de la historia nacional en su màs amplia acepciòn y valièndose de las nuevas metodologìas y conceptos que contribuyan a su mayor desarrollo, aunque preservando en un lugar importante la perspectiva analìtica proporcionada por el marxismo que no ha sido abandonada. No se excatamente si esto contesta alguna de tus inquietudes, pero es lo que creo puedo decirte al respecto.

Aqui terminamos la sesiòn, que ha sido una extraordinaria experiencia para confrontar ideas a travès de la Red de Historia a Debate. Agradezco a todos los que se interesaron por el tema bien haciendo preguntas o siguiendo el debate. Hasta pronto y saludos a todos



Conferencia








Prof. Sergio Guerra



Director del Departamento de Historia

Universidad de la Habana









La América Latina en la
historiografía cubana
contemporánea








Luns 7 de octubro de 2002



Facultade de Xeografía e Historia, Aula 1, 19:30 horas















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