Con la misma tristeza que tenemos todos los argentinos, me dirijo a Uds. amigos listeros para contarles que mi país está perdiendo su Aerolínea, una de las pocas de bandera que van quedando, víctima de este monstruo devorador llamado globalización. La empresa fue privatizada primero, vaciada después, muchos empleados despedidos y ahora está al borde de la quiebra. Por estos lares no faltan los que se enrolan en una virulenta xenofobia y acusan a los «gallegos» de «robarnos» tan preciado baluarte nacional. No estoy de acuerdo con hecharle la culpa a los españoles; si buscamos culpables, tenemos que apuntar a los que gestionaron la privatización en términos tan desfavorables para el país. De todos modos, adjudicar culpas no resuelve la situación de los miles de trabajadores que perdieron o están a punto de perder su empleo. A veces me pregunto cuál será el mundo resultante del proceso globalizador. Será como en esas películas de ciencia ficción que muestran una clase de ciudadanos viviendo encerrados en una ciudad-fortaleza sin poder salir a un «afuera» donde viven seres inferiores, resentidos y peligrosos? Saludos.

Graciela Santamaría.