El desgaste de la Historia de la Vida Cotidiana
Hoy por hoy, entre los muchos desgastes que vive la teoría de la historia esta el uso fácil de la palabras, uno de ellos es la historia de la vida cotidiana— que a mi juicio se pierde una vez más en palabras sueltas más que en un discurso articulado. para el debate propongo analizar lo siguiente
Podemos decir, que vida cotidiana, es el devenir diario, o sea, el tiempo que transcurre día a día desde nuestro nacimiento hasta la muerte.
Pero cotidiano remite también, dentro de lo común, a algo rutinario, a repetición, las actividades iguales día tras día, y en realidad, va más allá.
Hablar sobre vida cotidiana nos lleva a pensar sobre cosas cercanas que determinan un sin fin de actividades que realizamos a lo largo del día; sin embargo, el proceso que conlleva es más profundo de lo que nosotros denominamos cotidiano, incluso podemos observar que eso que designamos cotidiano, está constituido de una serie de divergencias, en donde los intereses son tan distintos, que sería extraño, a partir de un análisis profundo sobre el concepto, continuar hablando de vida cotidiana tan superficialmente. Tan es así, que para continuar exponiendo sobre lo cotidiano tendríamos que inventariar todo lo que sucede en «el mundo» (entendido éste como el mundo del hombre particular el particular forma su mundo como su ambiente inmediato; cosa que resultaría imposible, pues cada tiempo-espacio, tiene sus actores, y éstos a su vez, son perspectiva de la vida y de los anocheceres diarios, tanto los cercanos como los que no permanecen tan junto.
De esta forma es fácil comprender que no podemos establecer iguales elementos para hablar de lo cotidiano, es necesario profundizar, sistematizar a partir de elementos teóricos, y quizá a través de ellos encontrar una nueva forma, un nuevo método para abordar el estudio de la sociedad y del hombre.
Retomemos entonces algunos elementos para su análisis. Uno de los primeros elementos que elaboran los teóricos, es el acercamiento que existe entre lo literario y el proceso de vida cotidiana; lo literario es un enlace entre el pensamiento y la realidad, en donde esta última retoma el papel de la escritura cinematográfica o literaria toma como referente la cotideanidad, pero disimula con cuidado la referencia. La vela por el solo hecho de desplegar algunos de sus aspectos objétales o espectaculares. El escrito no conserva de lo cotidiano más que lo inscrito y lo prescrito. La palabra huye; sólo lo estipulado subsiste.
Este primer punto, me parece interesante, en tanto se puede abarcar con él diferentes aspectos. El primero, aquel que posibilita manejar al tiempo, en cuanto a narrativa, atemporalmente, es decir, sin una delimitación, ya que pasado, presente y futuro, pueden ser único tiempo.
En segundo lugar, la posibilidad de establecer etapas muy específicas y quizá a través de ellas, en el manejo de su literatura, observar esa vida cotidiana, que se refleja en las palabras, en el lenguaje que describe el mundo de el tiempo-espacio que el autor trata de describir.
De hecho, si tuviéramos que hacer referencia a los diferentes tiempos en que la publicidad ha producido mensajes, quizás determinaríamos que cada década, ha ido cambiando su aspecto textual, sin embargo, permanece remitiendo a contextos de vida, que podrían aplicarse a cualquier época.
Por consiguiente, en toda sociedad hay una vida cotidiana y todo hombre, sea cual sea su lugar ocupado en la división social del trabajo, tiene una vida cotidiana. Sin embargo, esto no quiere decir de ningún modo que el contenido de la estructura de la vida cotidiana sean idénticos en toda sociedad y para toda persona.
La pregunta es ¿Qué otros elementos tenemos que sistematizar para analizar ese continuo de vida que queda plasmado en cada etapa de vida y que lo hace diferente? Continuemos.
Otro aspecto teórico lo constituye el abordaje filosófico, que se encuentra íntimamente relacionado con lo cotidiano, hasta el punto de mantener una estrecha acción recíproca, más bien dialéctica. El concepto de cotideanidad procede de la filosofía y no puede entenderse sin ella. Designa lo no-filosófico para y por la filosofía.
Así, la filosofía marca a lo cotidiano como algo superficial, ordinario; sin embargo reconoce en ella una potencialidad para interpretar al todo, ya que se asombra de cómo hasta los grandes filósofos hablaban de cosas ordinarias al comienzo de sus reflexiones.
En este sentido, la filosofía propone explorar lo repetitivo para entender lo cotidiano, tanto lineal como cíclico, en la música , el lenguaje, la escritura.
Es a partir de estas premisas, y de la discusión existente sobre la cientificidad de las propuestas serias, que se trato en el pasado de abordar la sistematización de las cosas ordinarias, dejando entrever que existe una simultaneidad y una relación.
Y aquí hay otra cosa rescatable.
A la publicidad en la mayoría de los casos, desde su nacimiento, como ahora la conocemos, se le ha dejado o asignado el papel de un proceso ordinario dentro del ámbito social. Parecería ser que su carga ideológica y su sentido científico ha quedado en las universidades y en los estudiosos de la comunicación, pero la gran mayoría se apropia de ella en ese sentido común un mensaje más de los medios, y un mensaje que me deja a veces un buen sabor de boca, otras más una expectativa de vida, otras un anhelo por lo imposible de adquirir,.
Pero éstas no son las únicas aproximaciones a la definición de vida cotidiana. Agnes Heller nos deja apreciar otra «La vida cotidiana es el conjunto de actividades que caracterizan la reproducción de los hombres particulares, los cuales, a su vez, crean la posibilidad de la reproducción social».
Para interpretar esta definición, es pertinente aclarar que el hombre particular es aquel que se apropia de una serie de habilidades y conocimientos que le permiten moverse en su ambiente, en su mundo, en el estrato o clase en que ha nacido.
Cordialmente
Dr. Boris Berenzon Gorn [miembro del Grupo Manifiesto],
Universidad Nacional Autónoma de México
PURITANISMO Y PORNOGRAFÍA EN LA ANTIGÜEDAD ROMANA
https://lesyeuxdargus.wordpress.com/2016/03/08/mosaiques-des-femmes-en-bikini-de-la-villa-du-casale/
Confrontar con la pornografía pintada en las casas pompeyanas: libertad para enseñar o tapar, esa es la enseñanza
Carlos Barros
Coordinador de Historia a Debate
https://www.facebook.com/carlosbarrosg
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Muy interesante. Comparto.
Aurea Álvarez Yaguez
Universidad de Santiago de Compostela
https://www.facebook.com/aurea.alvarezyaguez?fref=ufi
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Bueno, a ver, conceptos como los de obscenidad y cosas parecidas no son ajenos a la cultura de Roma, pero llamar a esto o al arte erótico tradicional chino o hindú, llamarlo «pornografía», me parece, cuando menos, pintoresco ¿Existe la pornografía en la escultura románica o en los Carmina Burana? Francamente tengo dudas y entiendo más bien el concepto de pornografía de un modo históricamente más restringido. El desnudo floreció en la escultura griega y no entiendo que fuese pornografía ¿Lo era la Venus de Wilendorf? Lo pornográfico no es el producto objetivo, lo producido, sino que es fruto de una cierta mirada sujeta siempre a un previo enrejado cultural (la conocida «episteme» de Foucault, una herramienta hermenéutica utilísima). En todo caso la reflexión del Sr. Barros es estimulante. En mi respuesta está a la vista.
Luis Martín de Dios
https://www.facebook.com/luis.martindedios?fref=ufi
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DLE: Pornografía: «Presentación abierta y cruda del sexo que busca producir excitación». Pinturas en casas pompeyanas: https://www.taringa.net/…/El-
sexo-en-la-antiguedad…
Carlos Barros
Universidad de Santiago de Compostela
https://www.facebook.com/carlosbarrosg
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No, si la definición lexical de la palabra ya la conozco, ya. Pero no parece en modo alguno que ello resulte suficiente. Insisto: creo que el concepto mismo de pornografía es más moderno; el Diccionario Etimológico de Corominas (el abreviado) sitúa la aparición de la palabra en Castellano tan tardíamente como ¡1.880! y la hace derivar del griego «pornografos», que se relaciona, a su vez, con «prostitución» y con «mirar» o «enseñar» -no recuerdo bien-. Es obvio que lo que los griegos tenían en la cabeza y en la mirada -y los pompeyanos, también- era quizás algo que tiene sobre todo que ver con la obscenidad (que pertenece al orden del objeto, no sólo de la mirada). La verdad es que no me lo había planteado, pero tengo la impresión de que el concepto moderno de pornografía nace en realidad en/hacia el Siglo XVIII y que lo anterior es sólo transgresión y obscenidad. No está claro para mi que esas pinturas pompeyanas respondan a una mirada pornográfica, tal como lo podemos entender ahora, si no a una suerte de «mirada naturalista sobre lo erótico». Pero, bueno, no sé, no me quiero meter -quedarme, instalarme- en un jardín que no es el mío; es seguro que estoy influido por la «Historia de la sexualidad» de Foucault y es obvio que los objetos fálicos tuvieron antes un valor simbólico y ritual o incluso totémico que pornográfico. Pero ya digo que no pretendo convertir mi opinión -orientada más por conjetura que por certeza- en La Verdad, ni mucho menos.
Luis Martín de Dios
https://www.facebook.com/luis.martindedios?fref=ufi
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