Hace más de tres años que sigo los debates de este foro en el que participo eventualmente porque, la mayoría de ellos está fuera del campo al que yo puedo aportar algo desde mi faceta de investigador de la historia. Ya se que este es un foro sin fronteras y ese aspecto me parece relevante para lo que voy a proponer a continuación.

Pero lo que mas llama la atención es le deterioro de las condiciones de vida de sus gentes a partir de la Época Moderna, sometidas á un régimen de explotación interno –un señorío generalizado- y externas, consistente en la presión tributaria y las continuas levas para empresas militares del estado español. Pero, lo mas llamativo es la pérdida de consideración social de “lo gallego” puesta de manifiesto en la literatura castellana posterior al siglo XV. Recordemos que aún hoy el diccionario de la lengua española mantiene como una de las acepciones de gallego, entre otras lindeza, tartamudo y tonto.

Dicho lo anterior quiero anunciar ya el motivo del debate que propongo. En toda Europa, y en todo el mundo existen comunidades humanas con particularidades similares a las descritas a propósito de Galicia, sometidas á un régimen de desarrollo asimétrico, constituidas en periferias en relación el centro, no necesariamente mas rico pero si más desarrollado. No pretendo resucitar un debate sobre el nacionalismo – a mi modo de entender el nacionalismo de los estados – nación fue nefasto para la historia de la humanidad, al menos en Europa – o sobre el colonialismo interior sino sobre el origen de tales fenómenos.

En el sentido anterior, puedo aventurar tres cusas sobre lo acontecido en Galicia que, a mi entender, la documentación pone manifiestamente de relieve: en primer lugar la desaparición de las edites dirigentes – nobleza autóctona – substituida por otra desarraigada de la tierra o subordinada a intereses foráneos, proceso que se realizo en dos fases: la primera a finales del siglo XIV cuando Galicia es ocupada militarmente por fuerzas foráneas y mercenarias y e a finales del siglo XV se vuelve a producir el mismo fenómeno pero ahora obligando a las clases dirigentes a ponerse al servicio de la corona.

En segundo lugar la compensación por parte de los gobernantes estatales – Castellanos, luego españoles – a las elites gallegas, “por su subordinación” con la fosilización de las relaciones sociales y de producción, consagrando y garantizando los derechos de señorío impuestos por la fuerza, muchos de cuyos titulares eran foráneos y residían fuera de la tierra gallega.

En tercer lugar aumentando, en cifras al principio astronómicas, la presión tributaria y sometiendo a Galicia a un régimen de levas que constituyo unha sangría similar a la posterior emigración.
De esta manera el territorio gallego se convierte en un espacio destinado a suministrar tributos a unos dirigentes ajenos y a un estado ajeno impidiendo cualquier forma de acumulación de excedentes y, por lo tanto de desarrollo y manteniendo a la población en estado de precaria subsistencia, lo que redunda en el bajo nivel de autoestima de sus gentes.

Una parte importante de estos componentes se mantiene en la actualidad. Véase el acceso a las infraestructuras viarias y económicas, a las nuevas formas de comunicación, al derecho al trabajo, a los centros de formación especializados etc.

Este es el debate que planteo y que considero una de las realidades que explican la asimetría del desarrollo en el mundo desarrollado o en vías de desarrollo.

No es un canto al nacionalismo e un contexto actual dominado por el internacionalismo y la mundialización sino a la autonomía, sin límites de las comunidades humanas que tienen vocación de desarrollo propio. Debemos recordar aquí que las naciones de mayor nivel de vida del mundo son estados pequeños con una idea de patria reducida a lo conocido, dentro de contextos globalizantes.

J. Francisco Correa
Profesor de I.E.S, en Pontedeume, A Coruña
Doctorando en la universidad de Santiago