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Notas para una mesa redonda sobre

Mesa L

Antonio Campillo

Univ. de Murcia

Notas para una mesa redonda sobre

Ciencia, posmodernidad. nueva racionalidad

El Occidente moderno se autocomprendi� y autoafirm� a trav�s de la idea de progreso. Esta idea implicaba, en primer lugar, una concepci�n evolutiva de la historia humana, seg�n la cual la �poca moderna era la culminaci�n definitiva de un paulatino proceso de "civilizaci�n" de la humanidad; en segundo lugar, implicaba una concepcion euroc�ntrica de las relaciones entre las sociedades, seg�n la cual la Europa occidental estaba legitimada para conquistar y colonizar al resto de las sociedades no occidentales.

Para justificar su superioridad antropol�gica, el Occidente moderno se consider� portador de dos grandes ideales: la justicia y la verdad. Por un lado, el ideal de un orden pol�tico y econ�mico justo; por otro lado, el ideal de un saber cient�fico verdadero. Pero lo m�s importante es que se atribu�a a ambos ideales una relaci�n parad�jica: deb�an ser independientes el uno del otro y al mismo tiempo deb�an reforzarse mutuamente. As�, se supon�a que el progreso pol�tico y econ�mico permitir�a el desarrollo de los saberes tecnocient�ficos y que �stos, a su vez, contribuir�an al progreso moral de la humanidad.

Todas estas ideas fueron elaboradas durante los siglos XVII y XVIII por los intelectuales ilustrados, y reelaboradas en el siglo XIX por los intelectuales liberales, nacionalistas y socialistas. Pero, a lo largo del siglo XX, se han sucedido una serie de acontecimientos (guerras mundiales, reg�menes totalitarios, armas de destrucci�n masiva, pobreza a gran escala, crisis ecol�gica, etc.) que han puesto en cuesti�n tales ideas. En el �ltimo tercio de este siglo, entra en crisis la modernidad triunfante y comienza a reescribirse la historia que el Occidente moderno hab�a contado acerca de s� mismo.

Los primeros grandes cr�ticos de la modernidad (Heidegger, Horkheimer, Adorno, Arendt) ya hab�an denunciado la complicidad entre la racionalidad cient�fica y las nuevas formas de dominio puestas en juego por los Estados occidentales. Posteriormente, Michel Foucault describi� el modo en que el Occidente moderno hab�a desarrollado una forma espec�fica de dominio que no era reducible ni a la violencia f�sica ni a la explotaci�n econ�mica, sino que estaba ligada al ejercicio de la raz�n cient�fica, del saber experto, de la cualificaci�n profesional. En la teor�a social actual, el debate sobre la crisis de la modernidad se encuentra ligado al debate sobre el papel de los saberes tecnocient�ficos en el conjunto de las relaciones sociales. As� lo han se�alado dos importantes soci�logos actuales: Ulrich Beck y Anthony Giddens. Ambos distinguen entre la "primera" y la "segunda" modernidad, o bien entre la modernidad "lineal" y la modernidad "reflexiva". Y ambos consideran que la principal novedad reside en el estatuto problem�tico que ha adquirido el saber tecnocient�fico, es decir, en la exigencia creciente de someterlo a un debate p�blico y a un uso reflexivo por parte de los individuos, las asociaciones civiles, las empresas y los Estados.

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