Mesa N
Dedier Norberto Marquiegui
CONICET,Univ. de Luján. Argentina
"Tiempo histórico, migraciones e identidad. Algunas reflexiones a propósito
de los criterios de periodización utilizados en Historia Argentina."
>La peculiar inadecuación de los criterios clásicos de periodización
utilizados en Historia Argentina para graduar la naturaleza y condición de
diversos procesos, de los que las migraciones pueden brindar un excelente
ejemplo, traen a colación el problema de su escasa adaptabilidad o más aún
el de su franca obsolencia. Los desarrollos de la historiografía argentina
en su fase fundacional en la segunda mitad del siglo XIX dieron pie para la
utópica edificación de un pasado compartido, y por supuesto de una
cronología adaptada a sus necesidades, en que de lo que se trataba era de
confrontar el denso conjunto de categorías sociales, culturales,
lingüísticas y grupales con las que realmente se convivía reemplazándolo
por el concepto simple y deliberadamente abstracto de una «nacionalidad»
que, en el mejor de los casos, recién se estaba construyendo. Obviamente,
en esa construcción el lugar reservado para los otros, las imágenes que los
individuos tenían sobre lo que ellos son o podrían llegar a ser, no tenían
lugar como tampoco lo tuvieron en la etapa siguiente, dominada por la nueva
supremacía del positivismo metodológico, en donde siguieron imperando las
cronologías políticas centradas en el tema de la «organización nacional» y
en donde, si algún espacio les era conferido a los inmigrantes, éste lo era
en su rol de actores inevitablemente condenados a asimilarse a una entidad
genérica que los había precedido y que por lo tanto tenía preeminencia
sobre ellos.
> En realidad, esa forma de organizar los contenidos no fue puesta en
cuestión ni por el revisionismo histórico de las décadas del treinta y
cuarenta de este siglo, una lectura también política aunque inversa de los
hechos, ni por las primeras propuestas basadas en un criterio de
cientificidad distinto, en los años sesenta, centradas en una historia
económico-social a tono con los desarrollos generales de la disciplina en
el mundo, pero que al tomar como eje los procesos de desarrollo operados a
partir de la implantación plena del capitalismo vinieron a alumbrar nuevas
cronologías que en lo esencial no contradecían a las anteriores ni
objetaban el imperio de un criterio de nacional impuesto sobre las
diversidades bajo elaboradoraciones conceptuales más finas como puede ser
por ejemplo la noción de «fusión». Habría que esperar, entonces, a la
crisis de los modelos macrosociales en las décadas del ochenta y noventa
para que la paralela dilatación y fragmentación de los problemas abordados
planteara nuevas cronologías, más relacionadas si se quiere con las
trayectorias de los individuos y los grupos pero que, en nuestro criterio,
no suponen el necesario estallido de una forma de ordenamiento típica de la
historia si no la convivencia de ellas relacionadas con el prisma
particular que en cada caso se adopte.
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