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III Congreso Internacional Historia a Debate Santiago de Compostela

III Congreso Internacional Historia a Debate
Santiago de Compostela, 14-18 de julio de 2004


Conceptos históricos y actualidad



MESA H. CONCEPTOS HISTÓRICOS Y ACTUALIDAD

A propósito de la "Edad Media"

Rafael Aguila Ruiz (UPV/EHU)

El problema de la transición de la Antigüedad a la Edad Media, el de la sociedad romana a la feudal, como el de la herencia cultural del

mundo clásico al medieval, ha variado mucho en sus conclusiones. El tema siempre ha tropezado con el problema de los límites cronológicos. Pero la sucesión de fases históricas no puede ser entendida en el orden cronológico, sino en el desplazamiento gradual del centro de gravedad. Y "todo centro de fuerza ­como dice Nietzsche- construye todo el resto del universo partiendo de sí mismo o sea prestando dimensiones al universo, forma y modelo medidas por la propia fuerza". Es contradictorio imaginar un conocimiento que no fuese en su naturaleza parcial, oblicuo, perspectivo. Luego la "definición" de un período o momento histórico se establece en función de los "limites", es decir, de los presupuestos, el paradigma o visión del historiador. En función de ello, la "Edad Media" es un producto historiográfico, una "apuesta" historiográfica, por cuanto que de ella se deriva una visión de la Historia, una concepción del mundo o, lo que es lo mismo, un modo de

entender la Filosofía.

Si se aceptase la hipótesis de un único sistema económico, y sin evolución, para todo el período medieval, tal vez podría admitirse una unidad de todo el pensamiento medieval en general. Pero el pensamiento de la época medieval, y de la Escolástica en particular, necesita ser entendido a la luz de muchos aspectos que, normalmente, se han pasado por alto. Faltan los elementos que caracterizan el paso del Imperio Romano al mundo medieval. Unos rasgos que no podrán aparecer si no son contrapuestos con el medio teórico anterior y posterior.

Ofrecer una visión alternativa de la Edad Media obliga a poner de manifiesto que tanto su "oscuridad", sus límites, como su pretendida "unidad", su "concordancia" o "discrepancia" entre fe-razón no son buenos elementos clasificadores. Tales "unidades" o "concordancias", oposiciones o

diferencias, inscritas y analizadas en un contexto más amplio, nos permiten afirmar que no se trata de oposiciones de creencias de tipo teológico ­en las que no hay excesivas diferencias-, sino de fuerzas sociales que, en su desarrollo y mediante su discurso (lenguaje), manifiestan sus diferentes "visiones del mundo" o, dicho de otro modo, sus diferentes teorías epistemológicas. El análisis de la Escolástica, entendido como "producto intelectual, como discurso de la razón ­inseparable del proceso histórico-social- (sin implicar un paralelismo mecánico), como específica producción epistemológica, como producto ideológico de la época, nos permitirá comprender (o "verificar" o "falsar" los "nudos lingüísticos") que tanto el método como los contenidos de la "escolástica" habrán cambiado tanto, al menos, como la sociedad en la que se desarrolla y, como consecuencia, eliminar todo tipo de apriorísmo historiográfico.















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