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III Congreso Internacional Historia a Debate Santiago de Compostela

III Congreso Internacional Historia a Debate
Santiago de Compostela, 14-18 de julio de 2004


Conceptos históricos y actualidad



MESA H. Conceptos históricos y actualidad

Antonio Duplá
Dpto. de Estudios Clásicos
UPV/EHU

EL CONCEPTO DE "GUERRA JUSTA" EN LA ACTUALIDAD

Se pretende comentar el concepto de "guerra justa", puesto de actualidad por la recientes intervenciones de EE.UU. y sus aliados en Afganistán e Irak, tras el atentado terrorista de septiembre de 2001. Esta acción se ha utilizado como justificante para las operaciones bélicas, en una actualización de este concepto, cuya historia se puede remontar a las obras de Cicerón y Livio en la antigua Roma. A lo largo de los siglos se ha utilizado como pretexto para ataques anticipatorios, para justificar conquistas y para legitimar iniciativas colonialistas e imperialistas, con frecuencia unidas a presuntas empresas civilizatorias. La izquierda ha hecho suyo el concepto, en el contexto de guerras y movimientos de liberación y de lucha contra dictaduras y por el socialismo. La reciente traducción de la monografía clásica de Michael Walzer, Guerras justas e injustas (Barcelona, 2002), que aborda la complejidad del concepto con profusión de ejemplos históricos, y la firma por su autor de un manifiesto favorable a la política belicista del presidente Bush, muestra la necesidad de una revisión del tema. Sin cuestionar de forma absoluta el posible recurso a la violencia, se pretende cuestionar la noción histórica de guerra justa, de la mano de una perspectiva crítica con las guerras y el militarismo y de la búsqueda de una resolución negociada y cívico-política de los conflictos.

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LAS NOCIONES DE CLASICISMO Y MODERNIDAD: Apuntes para una revisión historiográfica

Antonio Duplá
Dpto. de Estudios Clásicos
UPV/EHU

Una primera idea remite a la centralidad innegable de la cultura clásica en la sociedad occidental. Nociones centrales de nuestra organización social, como la participación política o la ciudadanía, surgen en la Antigüedad y la reflexión historiográfica occidental ha vuelto una y otra vez sobre el mundo antiguo para buscar inspiración en torno a problemas tales como la formación y decadencia de un imperio o el mismo fin de una civilización, entre otros. Una segunda idea: la cultura clásica como modelo o como referencia político-cultural no tiene por qué ir unida a valores positivos, democráticos o de una elevada talla e inquietud intelectual. El mundo clásico, en general, ha sido patrimonializado por los grupos en el poder, como una fuente de legitimación y prestigio histórico, político y cultural. Una tercera idea se podría exponer del siguiente modo: el clasicismo occidental es un ejemplo de una concepción estática y ahistórica de la cultura. Con frecuencia se ha entendido la cultura clásica como algo autónomo de la sociedad que la ha creado, de las relaciones sociales (en sentido amplio) que constituyen el escenario de esas producciones culturales que se reivindican, sin integrar esa cultura en un proceso histórico dado, como algo dinámico, cambiante, sujeto a influencias y transformaciones. Generalmente se ha reivindicado una Antigüedad clásica que es sólo una parte, muy determinada, aislada y descontextualizada, del mundo antiguo grecorromano. Como es lógico, esta selección e interpretación de determinados momentos de la Antigüedad clásica viene dada por los intereses de quienes, en época moderna, vuelven sus ojos al mundo antiguo.

Hoy se abre, teóricamente, la posibilidad de un nuevo acercamiento a la cultura y la tradición clásicas, analizables no ya como modelos a seguir, sino como productos históricos,  con valores positivos y negativos explicables históricamente, entre los que podremos distinguir elementos asumibles como partes de un bagaje cultural universal y otros absolutamente rechazables. Las reflexiones de Aristóteles sobre la esclavitud natural, el reverso de una democracia ateniense imperialista y excluyente de importantes sectores de su población o la voluntad claramente imperialista que reflejan los tan citados versos virgilianos, son extremos muy  alejados de nuestra sensibilidad actual, pero forman parte inseparable e innegable de esa realidad histórica que conocemos como la Antigüedad grecorromana.

En la actualidad estamos dotados de un bagaje intelectual nuevo para entender mejor las sociedades del pasado, un instrumental más crítico y más multidisciplinar, no sólo desde el punto de vista histórico, sino también sociológico, antropológico o psicológico. En última instancia, cuando estamos reivindicando en nuestra propia época una profundización de la democracia, las preguntas que formulemos al pasado también estarán impregnadas (o pueden estarlo) de esas exigencias. En el contexto de la renovación historiográfica impulsada por Historia a Debate, considero pertinentes estas reflexiones históricas e historiográficas sobre nuestro acercamiento al mundo antiguo, que presuponen una actitud renovadora y crítica frente a nuestro propio mundo.

 















 

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