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III Congreso Internacional Historia a Debate Santiago de Compostela

III Congreso Internacional Historia a Debate
Santiago de Compostela, 14-18 de julio de 2004


Estado y sociedad civil en la historia


EL ESTADO COMO CATEGORÍA VINCULADA DEL FEUDALISMO Y EL CAPITALISMO

(Carlos Astarita, Universidad de Buenos Aires)

Entre los historiadores se abrió hoy una separación entre quienes defienden la existencia de un estado precapitalista y quienes anulan su existencia. Negar o afirmar la estructura política precapitalista son opciones que se inscriben en ecuaciones antitéticas. Por un lado, poder no localizado - redes de dominación - lógica de la mercancía - circulación discursiva - equivalencias de autoridad - praxis sectorial. Por otro lado, sociología del estado - coerción de clase - lógica del modo de producción - representación aparencial de relaciones sociales - jerarquías problemáticas - praxis de totalidad. Esta segunda secuencia es la que rige en esta ponencia; el estado retoma aquí un lugar de preferencia, disposición que no desconoce las dificultades de su concepto en el feudalismo.

El problema se inicia para el historiador cuando aborda el objeto tal como le llega en los testimonios conservados. Situado en el siglo XIV hispánico, por ejemplo, constata poder patrimonial del rey, parcelación de la soberanía en dominios privados, desigualdad jurídica de los estamentos, burócratas del salario, legislación general, normas locales, fiscalidad, renta del señor. Realidades tan heteróclitas pueden embrollar el razonamiento, y cualquier generalización es pasible de justificarse. Esta dificultad, que proviene de la compleja ambivalencia del desarrollo real, impone que fijemos nuestro punto de partida en el resultado, el estado moderno. Expresado de otra manera, sólo con las categorías del estado capitalista podemos pensar las formaciones políticas precedentes en su peculiaridad. Si el estado capitalista permite comprender las formaciones precedentes, éstas anticipan, a su vez, el concepto de estado burgués. Compenetrarse con esas primeras formas sociopolíticas no importa tanto para la acumulación enciclopédica del saber como para la captación de la esencia: conocerla es conocer el proceso formativo. La práctica reflexiva que postulo se sitúa, pues, en el punto de confluencia del análisis histórico y del análisis sistémico. Esta excursión por los fundamentos del estado moderno en esta doble dimensión presupone que visitemos a los clásicos fundadores (Hegel, Marx, Weber, Gramsci). Constituyen la genealogía del presente ensayo.

Consideraré tres cuestiones vinculadas con respecto al nexo entre pasado y presente:

1)  El estado moderno implica una peculiaridad extrema en el seno de las formas sociales, originalidad dada porque los propietarios de los medios de producción no son propietarios de los medios de gestión y coacción. Se desprende de este hecho básico toda una serie de consecuencias sobre el funcionamiento del estado.

2)  Esto remite a explicar esta excepcionalidad. En este punto naufragan las razones sistémicas y se abre paso la causalidad histórica: el estado moderno sólo se comprende como negación parcial del estado absolutista. Se inscribe en cualidades derivadas de la transformación del feudalismo.

3)  Se establece así una interdependencia conceptual entre estado feudal y estado capitalista. Si hubo una existencia precapitalista de las categorías que reinan en el capitalismo, éstas, en su naturaleza de categorías históricas, han estado sujetas a un complejo proceso constructivo.

Estas elaboraciones nos proporcionarán, además de una ubicación topográfica n la tradición del problema, las armas intelectuales para abordar la génesis del estado feudal centralizado.


 

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