Nota Al parecer se hace referencia al resumen de la
ponencia de Domingo Garí sobre la democracia participativa en el
apartado de "Fines de la historia"]
La democracia, como concepto generalista, no
pasa de ser una falacia. En democracia se da el mismo valor a la
opinión de un filósofo que a la de un demente o a la de un
borracho... Y la verdada es que se cumple el aserto... Ninguna
tiene valor.
Así, la democracia no pasa de ser un sistema de opresión como otro
cualquiera, con la salvedad que, para colmo, los explotados deben
mostarse felices y agradecidos con el sistema que los oprime si no
quieren ser condenados al peor de los ostracismos.
En otros momentos de la historia de la democracia, los caciques
compraban los votos con dinero contante y sonante que entregaban a
los votantes.
Hoy no es así. Hoy, quienes mandan, los que tienen el dinero, lo
regalan a quines no lo tienen, siempre que éstos que no lo tienen lo
inviertan para engatusar con propaganda falaz a los votantes, y cuando
éstos están en el poder, desarrollan leyes que permiten, a
quienes tienen el poder económico, sangrar a la población
(comisiones bancarias de todo tipo y color para las operaciones
más inverosímiles).
En democracia, quién más dinero pone en juego, más votos obtiene. Es
una cuestión económica. La gente, por lo general, es incapaz de
distinguir lo bueno de lo malo. Compra impulsivamente los
productos que le son ofrecidos en los medios de comunicación, sin
determinar cual de ellos es mejor... Y los partidos políticos son
un producto más.
Los gobernantes, así, no son sino títeres de un poder superior. Da
igual derecha o izquierda. Todos tienen el mismo amo. La
democracia, por tanto, no pasa de ser una falacia, un engaño para
incautos que reclaman como derecho cualquier opresión que le es
ofrecida por sus tiranos.
Cesáreo Jarabo
Licenciado en Pedagogía
Castellón. España
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