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III Congreso Internacional Historia a Debate Santiago de Compostela

III Congreso Internacional Historia a Debate
Santiago de Compostela, 14-18 de julio de 2004


�Los fines de la historia, hoy


TEMA III. 5.- Los fines de la historia, hoy

Acerca del sentido y objetivos de la historia en el mundo contemporáneo

Prof. Santos Alfonso Zambrano Nieto
Jefe del Departamento de Historia Universal
Escuela de Historia. Facultad de Humanidades y Educación ­ Universidad de
Los Andes
Mérida- Venezuela.

RESUMEN

Pretendemos abordar en este comentario, una reflexión sobre los significados que dentro del mundo intelectual han sido manejados recientemente respecto de la orientación de la historia como ciencia, en concreto lo que atañe a sus objetivos en el mundo contemporáneo. Todo ello, como parte crucial del debate que se observa, en determinados círculos académicos, entre lo que ha sido denominado el "fin de la historia" y los "fines de la historia".

En este contexto y tomando como punto referencial las particulares características del mundo de nuestros días, en especial la tensión, la agudización de no pocos desajustes sociales, el fantasma de la hegemonía de un solo bloque político-económico, el terrorismo y otros elementos que nos angustian, resurge la necesidad de emplear la historia como instrumento para comprender de mejor manera esas características y, al mismo tiempo, para plantear soluciones serias y coherentes a tales dificultades.La historia es una ciencia dinámica y, por consiguiente, sus objetivos se consubstancian con la constante actuación del hombre; así ha sido y en idéntica forma continúa en el mundo contemporáneo nuestro mundo, complicado, guerrerista, atropellador necesita ser reconducido para buscar la paz. En pos de esa meta se inscribe el sentido del conocimiento científico-histórico. Compete al historiador cooperar para que los sujetos de la historia, los hombres en sentido lato, arriben al futuro en medio de un clima en el que se garantice una vida plena en paz y libertad, elemento capaz de posibilitar la actividad creadora para toda la humanidad.La historia es ciencia, ella es esfuerzo planificado, ejecutado y dirigido para buscar y establecer conocimiento. La experiencia historiadora iniciada desde el siglo VI a.C. hasta la segunda mitad del siglo V a.C, en el diminuto mundo del mar Egeo, donde el despertar a la especulación realizada por los llamados filósofos, quienes lanzando sus miradas al entorno físico, lleno de fenómenos de variado tipo, generaron las primeras explicaciones sobre la naturaleza, el ser o consistencia de ese mundo hasta ahora inexplicado; y que -a partir de ellos-, alcanza concreción en diferentes postulados o paradigmas, como diríamos ahora. Cuestión revolucionaria, que marcó época generando improntas que permitieron lanzar su mirada hacia el mundo interior de su ser, de su psiquis, de sus pasiones y emociones; en resumida cuenta, sobre su sensibilidad que lleva a la explicación sobre la naturaleza (física y metafísica del hombre).

En este contexto nace la historia, la averiguación, la investigación sobre el hombre y los hombres, Por ello, el hombre que con visión profunda y ardiente experiencia, busca la perpetuación de esas acciones ejecutadas o propiciadas por humanos, se las ingenia para impedir que caigan en el olvido y…"no llegue a desvanecerse con el tiempo la memoria de los hechos públicos de los hombres, ni menos a obscurecer las grandes y maravillosas hazañas así de los griegos como de los bárbaros" como dijera Heródoto. Aquí está el comienzo por la preocupación sobre el significado de las experiencias de los hombres. Ésta frágil, pero contundente manifestación, sentida y formulada allende los tiempos se ha visto crecer y fortificar y la experiencia en el transcurrir de las edades nos ha permitido saber y experimentar sus firmes pasos y su endeblez, en determinados momentos, para luego reconducirse y salir airosa. ¿La historia sola? No, con los hombres consustanciados, hacedores y pacientes de sus propias acciones.

La práctica y sentir del historiador de nuestro tiempo se abre con el mismo y renovado sentido explicar y conocer las virtudes y desvirtudes de los colectivos en las diferentes latitudes del mundo, de ahí su contribución en la búsqueda de la paz. Es por esta línea que se plantea y vocea al mundo el movimiento de Historia a Debate, que con sus variados -pero bien perfilados criterios- busca a través de la visión y retoma de los problemas que nos plantea la heterogénea historia contemporánea, redefinir, estudiar las múltiples y diversas posturas, necesidades y acciones de variado tenor, las cuales propician la creación de escenarios donde el ejecutante -hombre (s)- se muestra (n) con escarnio y dolor.

Es un tiempo difícil, los hechos y circunstancias que vivimos así nos lo evidencian basta lanzar la mirada alrededor (11 de septiembre, guerras en Afganistán e Irak, 11 de marzo, las situaciones vividas en nuestra Hispanoamérica, el mundo convulso palestino-israelita, entre otros). Por tanto, se nos hace obligatorio afinar nuestra percepción y generar prácticas que perfilen soluciones para concertar la paz y asegurar la libertad pero, una libertad controlada por la responsabilidad; valga decir, en la que la sociedad civilizada, humanista y conciliadora se comprometa a llevar una vida en la que la violencia no esté presente y en la que las soluciones resulten de la inteligencia y sentir de los humanos. Así pues, la historia es práctica tiene y ofrece sentido de vida; enseña a través de sus experiencias; por ello, cada generación tiene derecho a pensar sobre sus dificultades y problemas; en torno a sus propios intereses y su especial punto de vista; o como afirmó Popper "…cada generación tiene derecho a reflexionar sobre la historia a su manera y a interpretarla de nuevo, de forma complementaria a la explicación ofrecida por las generaciones precedentes".

En este orden de ideas, la historia presente en el actuar cotidiano del hombre contemporáneo; como instrumento para su servicio, para conocerse mejor y abrirse al porvenir inmediato, tiene finalidades más trascendentes que las convencionales. El conocimiento científico-histórico puede concertar, explicar, dar sentido, forjar nuestro destino, producir conocimiento sin convertir a los hombres en profetas. En otros términos, se trata de imbuir a la Historia de un sentido más racional y práctico. ¿Acaso, no somos nosotros los que pensamos, propiciando sentido y finalidad sobre y acerca de los hombres? El pensar sobre este aspecto de la historia, nos hará sabios y con presencia plena en el escenario de las acciones y acontecimientos de los hombres para darle sentido a lo que aparentemente es un sinsentido. En estos cruciales aspectos de análisis, pensamos, deben ubicarse los fines (objetivos) del saber histórico contemporáneo.








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