[Nota: se publicará en la revista O
Olho da História, Bahia, nº 8, 2005]
Balance del III Congreso de HaD.
Una corriente historiográfica en dos encrucijadas
Domingo Marrero UrbÃn
(Instituto de Enseñanza Secundaria Jinámar III, Gran Canaria, España)
Este balance es varias veces parcial. Por un lado, el III Congreso de
Historia a Debate ha sido un paso -muy significado- de una trayectoria
que no conocemos Ãntegramente. Hemos participado con cierta regularidad
en algunas discusiones de sus listas desde finales de 1999. Pero nuestra
primera aportación con un mÃnimo de entidad cientÃfica al desarrollo de
la corriente historiográfica ha sido la ponencia presentada en este
Congreso.
Por otra parte, estas páginas son un encargo inesperado, por lo que no
se apoyan en anotaciones sistemáticas acerca del contenido de las
ponencias. Y se refieren sobre todo a las que pudimos escuchar,
especialmente las celebradas en el Auditorio. Además, hasta que se
publiquen las Actas, de las otras ponencias (la mayorÃa) sólo conocemos
el tÃtulo, la sección temática en que se integraron, y el breve resumen
disponible en la Web de HaD. Asà que hemos contado con muy poco material
para llevar a cabo una valoración global con la sensatez necesaria.
Finalmente, nuestra subjetividad estuvo muy mediatizada en este Congreso
por una preocupación central: la articulación de las teorÃas y de las
prácticas de investigación y de enseñanza de la historia. Es uno de los
asuntos centrales de nuestra ponencia, sobre el que también insistimos
tras la Conferencia de Clausura, y que, en realidad, se halla presente
en muchas de nuestras intervenciones en las listas. Asà pues,
esperábamos escuchar diversas propuestas sobre este problema desde la
óptica de Historia a Debate.
Una gran exhibición de fuerza
Sin embargo, nuestra subjetividad no fue un impedimento para ver con
nitidez que esta reunión fue, sobre todo, una extraordinaria
demostración de fuerza vital. El estado de salud de HaD contrasta con el
vigor actual de la disciplina. Ãste sigue siendo generalmente escaso,
con la huida hacia territorios -cada vez más marginales- poco
comprometidos con el presente, el éxito de la novela histórica y del
análisis presentista del pasado (en muchas ocasiones dirigido a
legitimar históricamente la barbarie que nos impone el Imperio global),
y finalmente el desprestigio social y el descrédito profesional que
sufre su enseñanza.
Frente a ello, Historia a Debate ha ejercido una notable capacidad de
convocatoria internacional, atrayendo una multitud de profesionales
procedentes de todo el mundo, si bien fueron mayoritarios los americanos
y los europeos. Su influencia ha trascendido el ámbito
universitario (del que provino la mayorÃa de los y las 150 ponentes),
alcanzando también, aunque minoritariamente, a la enseñanza no
universitaria y otros tipos de instituciones.
Las cifras generales del Congreso, incluyendo los asistentes
presenciales y virtuales, se asemejaron o superaron a las de otros
eventos
historiográficos internacionales con una trayectoria más dilatada y con
encuentros más frecuentes y regulares. Y los varios centenares de
entidades académicas y cientÃficas que colaboraron en su difusión
constituyeron un rasgo propio difÃcilmente igualable. Sin duda, el III
Congreso de HaD fue un acontecimiento muy esperado, muy deseado.
Seguramente esa expectación propició la alta calidad de la mayorÃa de
las aportaciones, que han acrecentado sensiblemente el matrimonio
cientÃfico de HaD. Además, de acuerdo con el programa del Congreso,
abordaron tareas y temas como la reconstrucción del paradigma
historiográfico, la historia y la historiografÃa globales, o la historia
inmediata, con el imprescindible 11-S y sus repercusiones. En conjunto,
las ponencias suponen un reto para las historias oficiales y
oficialistas, y, al mismo tiempo, una propuesta para superar las
múltiples crisis que padece la disciplina.
La calidad estuvo realzada por la presencia y el respaldo de varios
prestigiosos historiadores que forman parte -aún activa- de la historia
de la historiografÃa. Pero más relevante de esos maestros es que sus
carreras profesionales estuvieron siempre comprometidas con una historia
(un presente) más humana y más justa. Ese empeño es una parte
significativa del patrimonio de HaD, que no es meramente disciplinar,
sino también social, gracias a los logros materiales -reales- de su
Academia Solidaria.Las necesarias restricciones impuestas por las
secciones temáticas no impidieron una extraordinaria diversidad en
cuanto a argumentos concretos, enfoques y regiones geográficas del
mundo. La cantidad y multiculturalidad de los ponentes favorecieron este
fenómeno. Pero del mismo modo lo hizo la vocación global de HaD, que,
como corriente historiográfica, difÃcilmente podrÃa celebrar congresos
monotemáticos.
Finalmente, no es un tópico subrayar que todo ello fue posible gracias
al magnÃfico esfuerzo desplegado por la Organización y por quienes
colaboraron y trabajaron con ella. En ese orden de cosas cabe subrayar
las múltiples oportunidades de comunicación personal creadas con el
alojamiento, las comidas, o los actos paralelos. Obviamente, Santiago de
Compostela contribuyó a ese fin de manera muy especial.
Un muestrario de debilidades
Como es sustancial en la naturaleza y los productos humanos, nuestro
Congreso fue igualmente un muestrario de debilidades. No son
especÃficas de la comunidad de Historia a Debate, sino que están
ampliamente compartidas con la mayorÃa de los historiadores, cuando
investigan y cuando enseñan. Y son recurrentemente señaladas por el
Manifiesto de HaD. En consecuencia, son perceptibles en otros encuentros
académicos.Quizás por esa razón, nuestras debilidades prácticas fueron
las primeras en aflorar con claridad. No obstante, poseen un origen
menos superficial y bastante conocido: el excesivo énfasis puesto en los
productos, en este caso el conocimiento historiográfico. Este interés
exagerado se desarrolla en detrimento de los procesos, la investigación
y la enseñanza de ese mismo conocimiento, que son minimizadas pese a su
indiscutible y no menor trascendencia disciplinar y social.
Los primeros sÃntomas se manifestaron en la exposición de los trabajos.
La frase probablemente más repetida a lo largo del Congreso fue
"no podré leer todo el texto de mi ponencia en el tiempo asignado". La
debilidad práctica impidió a muchos ponentes diferenciar entre el
producto elaborado -las páginas de sus ponencias- y su proceso de
comunicación al público. Ãste debió adaptarse a un contexto colectivo y
a una duración limitada, frente a la lectura, que es más decididamente
individual y de duración más flexible. Y se debió apoyar en las
TecnologÃas de la Información y la Comunicación, como las presentaciones
de diapositivas informáticas, muy comunes ya en otros eventos similares.
A causa de la misma debilidad la Organización tampoco dispuso esos
recursos, pese a que son muy accesibles y de manejo sencillo. Asà pues,
las posibilidades de comunicación del Congreso fueron restringidas
inconscientemente, en contraste con el esfuerzo realizado para la
transmisión de sus sesiones a través de la Red, de acuerdo con la
vocación digital de HaD.
Nuestro desinterés por los procesos rebasó las formas y alcanzó también
el fondo de las ponencias, un aspecto menos anecdótico y
estrictamente práctico que su exposición. Categorizados según las
metodologÃas de Topolsky predominantes en sus contenidos, más del 66% de
los trabajos sobre Reconstrucción del Paradigma (los que hemos analizado
mejor) y más del 87% de los inscritos en las restantes secciones
ofrecieron conocimientos sobre hechos históricos, el producto
historiográfico por excelencia.
Tan sólo el 29% de las ponencias de la primera sección y un minúsculo 5%
de las demás (siete aportaciones) se ocuparon de la producción y la
reproducción de ese saber. Entre ellas, muy pocas trataron problemas
relativos a fuentes y metodologÃas, y exclusivamente una abordó la
enseñanza universitaria, el núcleo duro de la reproducción social y
cientÃfica de los conocimientos historiográficos.
Pero no terminan aquà nuestras flaquezas, porque la hegemonÃa del
conocimiento de los hechos y procesos históricos se produce también a
costa de la reflexión. Por tanto es el origen de nuestras debilidades
teóricas.
En primer lugar, la escasez de trabajos sobre la investigación y la
enseñanza de la historia implicó la ausencia de reflexión (de
construcción teórica) acerca de las relaciones entre nuestras ideas y
nuestras acciones. Apenas hemos pisado la praxis, un territorio de paso
obligado, porque determina el desarrollo coherente de nuestras teorÃas y
nuestras prácticas. Ambas, inseparables, son los elementos que
constituyen un paradigma.
Precisamente por ello, en segundo lugar, las ponencias sobre
Reconstrucción del Paradigma no fueron muy numerosas, sumando sólo el
15% del total. La sección inicialmente más necesaria (y no en detrimento
de las otras) ocupó el cuarto puesto según la cantidad de trabajos
inscritos. Pero también era, probablemente, el epÃgrafe de mayor calado
teórico del Congreso, con su necesariamente simétrica profundidad
práctica.Escaseó pues el análisis teórico de las propuestas del
Manifiesto de HaD y de otros documentos de la Comunidad, como,
posiblemente, los múltiples debates de sus listas. Y no fue habitual el
desarrollo práctico de esas mismas propuestas, salvo en lo relativo a la
Historia Inmediata. De un modo u otro, este asunto acaparó casi la mitad
de las aportaciones. Aunque la mayorÃa, hay que recordarlo, estuvo
centrada en los hechos históricos, pero no en las prácticas necesarias
para conocerlos y para difundir esos conocimientos, incluyendo los
mismos procesos de investigación.
Finalmente, los árboles de los hechos continúan impidiéndonos ver el
bosque de la historia. La realidad histórica, como conjunto
aprehensible y explicable (la metodologÃa objetiva de Topolsky), tampoco
interesó en nuestro Congreso. La tarea historiográfica que requiere
posiblemente un mayor esfuerzo teórico sumó un par de ponencias en la
primera sección y otras tantas en los epÃgrafes restantes. La
HistoriografÃa Global, quizás el espacio más adecuado para llevar
propuestas sobre este asunto, fue la sección menos nutrida, con sólo
cuatro ponencias inscritas.
Una corriente historiográfica en dos encrucijadas históricas Ãste y
otros balances y reseñas son solamente aproximaciones
iniciales, ya que los impactos del III Congreso prácticamente no han
comenzado. La publicación de las Actas será el auténtico punto de
partida para valorar realmente la riqueza y profundidad de las múltiples
propuestas y también iniciar su discusión y desarrollo.
No obstante, Historia a Debate se halla en una encrucijada histórica de
su evolución. Después de más de una década de trayectoria ha
acumulado una gran cantidad de energÃa social y cientÃfica. Pero este
Congreso ha evidenciado que, al mismo tiempo, sufre varias de las
debilidades, quizás las más importantes, que padece la historiografÃa en
general. La construcción de un nuevo paradigma, fórmula que propone HaD
para superar tales debilidades, está resultando irregular y fragmentaria
porque incuba las mismas contradicciones que pretende resolver.
En nuestra opinión esta paradoja es resoluble trabajando el ámbito de
las relaciones entre nuestras teorÃas y nuestras prácticas. La
reconstrucción de un paradigma historiográfico exige tanto el debate de
ideas como su desarrollo en los procesos de producción y reproducción
del saber. Esta confrontación de las teorÃas con la realidad nos
permitirá elaborar prácticas coherentes con ellas, y asimismo revisar
nuestras ideas de acuerdo con la historia.
Hasta ahora el trabajo individual de muchos miembros de HaD ha sido
inmenso, como reflejarán las Actas y como lo hacen ya las de los
congresos anteriores. Pero se ha mostrado insuficiente para superar
nuestras principales contradicciones, entre ellas la ultifragmentación.
Su propia confección individual le impide abandonar la condición de
propuesta para convertirse en producto de la corriente historiográfica,
y no sólo conocimiento creado por alguno de sus miembros.
Por otra parte HaD ya ha realizado algún proyecto colectivo de calidad y
con resultados concretos, como la Encuesta Internacional sobre el estado
de la historia. Pese a las dificultades, ha mostrado que el trabajo
colectivo es posible y fructÃfero. Creemos que, para el desarrollo del
Manifiesto, es imprescindible. Y el profesor Carlos Barros ha sugerido
en más una ocasión la creación de grupos de investigación en red a tal
fin.Las dificultades para crear un escenario asà son muy diversas,
especialmente las relativas a la disponibilidad de tiempo personal para
el trabajo en grupo. Y, desgraciadamente, tampoco contamos con un tiempo
ilimitado. Historia a Debate vive su propia encrucijada en el contexto
de una mucho mayor y trascendente, de la historia en su conjunto. Esta
crisis también se produce en el terreno de las ideas, donde HaD es una
voz reconocida internacionalmente.
Nuestra Comunidad atesora un gran potencial profesional entre sus
miembros y un grado apreciable de compromiso de muchos de ellos. Y tiene
la fortuna de poder contribuir a una salida más justa y humana de la
gran encrucijada histórica que vivimos, simplemente superando la suya
como corriente historiográfica.
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