Imprimir
CURR�CULUM VITAE

Mesa B

Pilar Maestro Gonz�lez

Catedr�tica de Geograf�a e Historia de Ense�anza S. en el Instituto Fco. Figueras Pacheco de Alicante.

"La historiograf�a escolar decimon�nica y la construcci�n de la conciencia nacional"

Este trabajo sobre la historiograf�a escolar del XIX se enmarca dentro de la corriente que conocemos como historia socio-cultural. Y parte de considerar los textos escolares como productos socioculturales capaces de reflejar y/o configurar im�genes potentes, con fuerte contenido ideol�gico, sobre ciertos conceptos, hechos o personajes. Su utilidad pues como documentos hist�ricos consiste en este caso en ofrecernos con detalle esas im�genes que, en muchos casos, -auxiliadas por otros factores-, han contribuido a formar la memoria colectiva.

Una de las im�genes ideol�gicamente m�s poderosas es la imagen nacional que encierran estos textos en todos los pa�ses del �rea occidental desde el siglo XIX, en que se crea una red de ense�anza p�blica con una asignatura obligatoria de historia nacional propia, arropada por estos textos. De la mano de los requerimientos de la revoluci�n liberal y de la construcci�n del Estado-naci�n, y con el apoyo indudable de la historiograf�a nacionalista, el libro de historia nacional de las escuelas se configur� como un resumen de todo el pasado nacional cuya finalidad �ltima era justificar el presente. Si la Naci�n se convierte en una religi�n, los manuales ser�n su evangelio.

As� ocurri� tambi�n en Espa�a desde los primeros planes de estudio del XIX, y desde las primeras orientaciones vertidas en los documentos oficiales, o desde los primeros textos escolares, reflejo directo en muchos casos de las producciones mayores del nacionalismo historiogr�fico. A pesar de las variantes que fueron apareciendo, la idea de Espa�a que estos manuales reflejaron desde los primeros textos isabelinos, se mantendr� en sus rasgos esenciales durante largo tiempo, auxiliada su permanencia por otros factores propios de la concepci�n de la ense�anza en general, de una pr�ctica poco renovada en el aula, de la reedici�n habitual de los mismos manuales�, etc., etc., convirti�ndose en verdaderos lieux de m�moire de la conciencia nacional.

Partimos del estudio de textos de Historia de Espa�a, -de Primaria y de Secundaria-, aparecidos en la etapa isabelina pero que tuvieron larga vigencia hasta finales del XIX y que, en algunos casos, reeditados por parientes, socios o editores, llegaron a cubrir los primeros decenios del XX.

En todos ellos aparecen ya los t�picos con que se intenta construir y difundir una idea espec�fica de Espa�a, una imagen nacional en definitiva. Estos t�picos presentan caracter�sticas diferentes en los libros de Primaria o Secundaria, aunque la estructura de todos ellos se repite siempre m�s o menos abreviada. Los t�picos b�sicos giran alrededor de la idea de una Espa�a eterna, formada desde sus remotos or�genes, marcados incluso por la conexi�n con la Historia Sagrada y el tubalismo, y llevando desde los primeros momentos el germen de sus esencias fundamentales: el car�cter de lo espa�ol, el car�cter nacional marcado por la religi�n y ciertos rasgos que acompa�an a los "espa�oles" a lo largo del tiempo, la lealtad, la fiera independencia, etc.etc. La evoluci�n hist�rica posterior, -en un desarrollo cuasi biol�gico, "natural"-, se desarrolla en ellos alrededor del eje nucleador de la conquista, la p�rdida o la recuperaci�n de la unidad nacional en sus diferentes facetas. Esta unidad junto con el car�cter y la presencia de la religi�n y el papel de la monarqu�a marcar�n el camino hacia el presente del estado-nacion del XIX. Personajes y hechos emblem�ticos se destacan a lo largo de esta evoluci�n, constituyendo los hitos de la unidad nacional, entre los que tienen una relevancia especial los representantes de la monarqu�a en unos casos, o los creadores y defensores de las libertades populares, en otros.

Los textos ofrecen tambi�n una forma externa (resumen memor�stico, preguntas y respuestas, versos�) que facilita la recepci�n popular de estos mitos, de esta conciencia nacional, de una forma dogm�tica, como verdades hist�ricas "objetivas", sin lugar para posturas alternativas.

S�lo el fin de siglo contempla la aparici�n de l�neas diferentes en la concreci�n de esta imagen nacional, como fruto de las controversias de ese tiempo entre conservadores y progresistas y regeneracionistas, aunque en todos los casos sin embargo la idea nacional como eje del desarrollo hist�rico se mantiene. Por lo mismo los t�picos conservadores, de la mano de la presi�n clerical, se agudizan y afirman frente a las nuevas visiones de una Historia de la civilizaci�n por ejemplo, presente en los trabajos renovadores de los historiadores pr�ximos a la I.L.E.

Las vicisitudes posteriores de la ense�anza de la Historia, de sobras conocidas, reavivar�n la imagen nacional del conservadurismo, ampliada y estereotipada por el nacional-catolicismo de la dictadura franquista, traducida de nuevo sin posible alternativa a los textos escolares hasta bien entrada la segunda mitad de este siglo. No es de extra�ar que muchos de sus t�picos permanezcan de una u otra forma en la memoria colectiva.

Esta web utiliza cookies propias y de terceros para su correcto funcionamiento y para fines analíticos. Contiene enlaces a sitios web de terceros con políticas de privacidad ajenas que podrás aceptar o no cuando accedas a ellos. Al hacer clic en el botón Aceptar, acepta el uso de estas tecnologías y el procesamiento de tus datos para estos propósitos. Ver Política de cookies
Privacidad