II CONGRESO INTERNACIONAL "HISTORIA A DEBATE"
14-18 de julio de 1999
SANTIAGO DE COMPOSTELA
MESA REDONDA: INTERFASES DE LA HISTORIA
Mujeres y hombres, ¿una historia común?
Lic. Claudia Harrington. Universidad Nacional de Río Cuarto. Córdoba, Argentina
Si bien la historia tradicional ha hecho referencias a las mujeres, estas referencias no
pasaron, durante un tiempo demasiado prolongado, de ser biografías de mujeres
sobresalientes. Recién a partir de los años sesenta la Historia de la Mujer va a ser
incorporada como una rama autónoma de las disciplinas históricas bajo el impulso de la
Segunda Ola del Feminismo, incorporación que estará acompañada por la constitución de
un cuerpo teórico y conceptual nuevo. Las características generales asumidas se
desarrollarán en torno al rechazo al modelo androcéntrico y la ubicación de la mujer en el
centro del análisis tanto en función de la cultura de la mujer, del sexo como categoría social
como del estudio del feminismo.
En este sentido, la Historia de las Mujeres curnplió con un objetivo fundamental:
hacer visible lo que estaba invisible en la Historia. Permitió reconocer la que mujer tiene
una experiencia histórica y una existencia diferenciable y separada del hombre. Pero este
reconocimiento también implicó la constitución de comentes interpretativas que aislaban a
grados extremos a la mujer del resto de la historia, presentándola muchas veces como
víctima y otras tantas como heroína. De esta forma, una Historia de las Mujeres así
planteada presentan puntos de conflicto en la medida en que desconocía al Otro,
impidiendo el conocimiento del todo. Y se volvía al mismo error que había cometido la
historiografía que se criticaba.
En la actualidad, la Historia del Género como historia de las relaciones entre los
sexos ocupa un lugar fundamental. Este cambio de eje en el análisis debe ser visto desde
distintas perspectivas. Por un lado el surgimiento de una nueva masculinidad que busca
diferenciarse del machismo. Por otro lado, la necesidad de considerar que la historia de las
mujeres no se puede estudiar aislada de la historia de los hombres porque una se define en
relación con la otra, y la interrelación entre ambas posibilita la percepción y la comprensión
de toda la vida social. Consideramos que esta nueva perspectiva proporcionará la
oportunidad de nuevas miradas a viejos problemas y permitirá redescubrir a las mujeres no
sólo por sus diferencias sino fundamentalmente por ser sujetos de una historia que
comprende a toda la experiencia humana.