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Alicia Itat� Palermo
Universidad Nacional de Luj�n. Argentina.
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MUJERES Y HOMBRES. UNA HISTORIA COMUN?
"MUJERES Y VARONES EN LA UNIVERSIDAD. EL JARDIN DE LOS SENDEROS QUE SE BIFURCAN".
Si bien en Argentina, las mujeres han participado m�s tempranamente de otros niveles educativos, la educaci�n universitaria ha sido un �mbito del que, hasta este siglo, han estado alejadas, salvo unas pocas excepciones. Sin embargo, en algunas d�cadas esta situaci�n cambi� sustancialmente.
De ser su participaci�n en los estudios universitarios pr�cticamente inexistente a principios de siglo, es en la actualidad levemente superior a la de los varones. Este proceso se vio acompa�ado a su vez de una diversificaci�n en las elecciones de carreras universitarias.
En esta intervenci�n queremos exponer una propuesta te�rico metodol�gica para el an�lisis hist�rico y la interpretaci�n de este cambio en la participaci�n de la mujer en los estudios universitarios, que complemente dos perspectivas de an�lisis: la estructural y la microsocial, ya que pensamos que la "actual situai�n educativa es producto de la tensi�n existente entre la l�gica de los deteminantes estructurales y la l�gica de los actores sociales involucrados en el proceso de expansi�n eduactiva"'(Tedesco, 1987).
Desde esta perspectiva, podemos postular la existencia, en el proceso de feminizaci�n de la matr�cula universitaria, de una relaci�n que podr�amos calificar como parad�jica con el poder.
En Argentina, las mujeres accedieron en forma masiva a la universidad, junto con los sectores sociales en ascenso y en un movimiento de creaci�n de nuevas universidades y de nuevas carreras, cuando �sta comenz� a perder su relaci�n con el poder pol�tico para vincularse con las demandas de la econom�a.
Pero por otro lado, el acceso de las mujeres a la universidad se relaciona con otro tipo de poder. Este segundo significado de poder deriva de considerar los comportamientos concretos de los actores en el �mbito familiar, entendiendo a la familia , no como el espacio de lo privado en contraposici�n con el espacio p�blico, sino como un lugar donde se entrecruzan lo p�blico y lo privado, donde se reproduce pero tambi�n se produce ideolog�a, donde las mujeres realizan distinto tipo de negociaciones, sobre tod
o a trav�s de sus comportamientos, de sus pr�cticas, aunque esos comportamientos o esas pr�cticas no est�n incorporados a su discurso formal o sean contradictorios con los modelos dominantes de g�nero.
Esta postura implica considerar a la mujer como sujeto activo, porque son las "mujeres, a partir de sus comportamientos concretos, las que se fueron abriendo paso conquistando lugares que les estaban vedados socialmente" (Palermo, 1994).
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