Debates
¿Seguimos en la época contemporánea? |
Leo estupefacto cómo algunos creen
innecesario el debate epistemológico. Todo lo
contrario. Las herramientas sólo son útiles en tanto
son precisas, por lo que si el concepto de Época
Contemporánea no es preciso, deja de ser útil y es
imprescindible acuñar uno nuevo.
Realmente importa poco quién lo acuñó
y cuándo, al menos para el debate que se plantea.
Grosso modo, podemos decir que se llama así a todo
lo que ha sucedido después de la Revolución
Francesa, incluyéndola o no. La cuestión, pues, es
si se puede calificar con el mismo nombre al mundo
de inicios del XIX y al de finales del XX.
Por supuesto, siempre se puede
recurrir a la opinión y a decir que para gustos los
colores, a no ser que uno sea de esos raritos a los
que les gusta la historia como ciencia, y no como
corral de gallinas. Si precisamos lo que
caracterizaba a aquél mundo postrevolucionario, lo
que realmente era esencial en él, entonces resultará
mucho más fácil dilucidar si no hayamos en la misma
época histórica o no.
Creo que el elemento fundamental, la
clave para entender el mundo del XIX, es la
Revolución Industrial. Los cambios políticos van
ligados a ella: la independencia de América Latina
en buena parte va unida a la incapacidad de las
metrópolis para actuar como tales en el nuevo
contexto; las expansiones coloniales europeas van
unidas a la búsqueda de materias primas y de
mercados exclusivos para la industria metropolitana;
la toma del poder político por las burguesías es
consecuencia de su consecución del poder económico;
etcétera.
La estructura económica mundial
cambia con esa revolución, pero también lo hacen la
estructura social (revolución demográfica), la
política (colonialismo), incluso la ideológica
(movimientos sociales). A lo largo del siglo XIX
asistimos al crecimiento y difusión por un puñado de
potencias de la industrialización. Y a lo largo del
XX a su difusión mundial o, cuanto menos, a la
integración del mundo entero en el sistema económico
industrial. Pero para el último tercio del siglo XX
ese proceso se puede ya dar por liquidado. Para
1989, por poner una fecha simbólica, no queda ningún
rincón del planeta fuera de las redes de la
industrialización.
Quizás esto no baste para plantear
que el mundo ya no es el mismo, en un sentido
histórico. Pero en los últimos 30 años, al menos, la
industria ha dejado de ser el motor mundial. En los
países desarrollados hace décadas que su papel en
las economías nacionales fue substituido por el
sector terciario, y en muchos en vías de desarrollo
se está dando ese mismo proceso. Lo que en estas
últimas décadas parece estar marcando realmente el
ritmo de los tiempos es el flujo de información: la
difusión de los medios de comunicación, la
informática y la creación de las redes (no sólo
Internet), la telefonía móvil, los satélites de
comunicaciones…
No sé si en las próximas décadas
continuará esa preeminencia. Me inclino a pensar que
sí, pero desde luego eso es pura especulación. Lo
que en cualquier caso me parece fuera de toda duda
es que no nos encontramos más en la Época
Contemporánea, y que quizás fuera el momento de
darle un nombre más apropiado, tal vez el de Edad
Industrial.
Sergi Viciana Fernàndez
IES Badalona
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