Estimados amigos de la Red de Historia a Debate:
Me refiero a la nota enviada por el científico Asram (Cif. Denuncia
Académica 42), la que por su forma, contenido y destinatario erróneo
(cif. CESGA), quizá no amerite una respuesta, pero por respeto a la
comunidad y sin ningún ánimo de generar polémica, tengo la
obligación de expresar los siguientes puntos de vista respecto de
las repercusiones de la reciente novela de Matilde Asensi El Origen
Perdido, que fue denunciada por plagio, por dos investigadores,
Pablo Cingolani (argentino) y Alvaro Diez Astete (boliviano):
Primero: La denuncia fue difundida desde España, no desde Bolivia.
La nota primicial la dio un periodista de la Agencia EFE, con
dirección en España y sólo luego tomaron la palestra, públicamente,
los investigadores Cingolani y Díez Astete.
Segundo: Las extensas notas hablan por sí mismas y no hay que
abundar en su contenido.
Tercero: Los autores de la denuncia son profesionales con prestigio
reconocido, dentro y fuera del país (Bolivia). Uno de ellos, de
origen argentino y otro boliviano.
Cuarto: La Expedición Madidi no es un capricho de dos aventureros:
es una actividad científica, reconocida y ratificada por la Cámara
de Diputados de Bolivia como un asunto de interés nacional.
Quinto: Nada tiene que ver en este asunto –enojoso, pero ineludible
por el honor y prestigio de las personas que en ellas
intervienen—los prejuicios y los subjetivismos.
Sexto: Las leyes sobre propiedad intelectual DEBEN cumplirse, pues
tal derecho es inenajenable e imprescriptible, mientras vivan los
autores. Compréndase que va mucho más allá del mero deseo personal,
pues infiere una obligación legal y un derecho
jurídico-constitucional. Las ideas ajenas, los descubrimientos, las
obras intelectuales DEBEN ser respetadas, y si alguien cita o las
usa en su beneficio o como parte de su obra, DEBEN ser citadas
correctamente. Este es un principio universal que no amerita
discusión.
Séptimo y último: La H. Cámara de Diputados de Bolivia, en su
Declaración Camaral de 8 de septiembre el 2005 hicieron conocer la
“censura pública a la utilización indebida de la Expedición Madidi,
sus miembros y sus temas, sin autorización y sin cita, por parte de
la ciudadana española Matilde Asensi en la novela El origen
perdido”.
Para mayor información sobre este ingrato asunto, sugiero revisar
las numerosas notas que sobre este tema se han publicado en la
prensa nacional boliviana, sobre todo en La Razón, periódico
propiedad de accionistas españoles, entre otros (v.g. La Razón:
www.la-razon.com), y en prensa independiente (v.g. boletín
electrónico "Whiphala hoy" de 6 de abril, elaborado por Antonio
Peredo), que trae la nota firmada por José Luis Tapia (“Matilde
Asensi saqueó patrimonio cultural boliviano”).
Atentamente,
Luis Oporto Ordóñez
Director
Biblioteca y Archivo Histórico del H. Congreso Nacional
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