Historia Inmediata
Denuncias Académicas |
Buenos Aires, jueves 15 de abril de 2005
CARTA ABIERTA
Sres. Miembros del Comité Organizador de las X Jornadas
Inter-Escuelas/Departamentos de Historia (Universidad Nacional de Rosario)
Me dirijo a Vds., con copia a todos los coordinadores de
Mesas de las X Jornadas, y a las autoridades de la
Universidad Nacional de Rosario, anfitriona del evento, para
comunicarles que he resuelto poner en conocimiento de los
organismos nacionales e internacionales el agravio a las
libertades académicas que supone la ingeniería reglamentaria
implementada en dichas Jornadas.
Con gran dolor y pese a haber sido admitido en una de sus
Mesas, aunque no así mi socio y colega el Prof. Dr. Joaquín
Meabe (UNNE), he decidido también desistir de mi propia
presentación --no obstante el esfuerzo personal que estoy
invirtiendo investigando en el Archivo General del Ejército—
por cuanto considero que habré de ser más útil a la
vapuleada historiografía argentina poniendo en evidencia los
criterios organizativos antidemocráticos
vigentes en las Jornadas citadas.
En efecto, Vds. como Comité Organizador, han abdicado de la
facultad de administrar la inscripción de las propuestas de
ponencia (resúmenes de no mas de 200 palabras cuya
presentación vence el día de hoy 15 de abril),
subordinándose a la voluntad omnímoda de los Coordinadores
de diferentes Mesas. Cada uno de estos Coordinadores, al
registrar en noviembre pasado --en su condición de
profesores de Departamentos de Historia— un tema específico
(que son meros y arbitrarios dibujos), tal como si se
tratara de un dominio electrónico propio, poseen la
atribución soberana de rechazar aquellas propuestas de
ponencias que no se ajusten a sus respectivos límites
cronológicos y temáticos, en lugar de limitarse a evaluar
los textos completos de las ponencias, cuyo plazo de
presentación culmina recién el mes de julio próximo. Es
decir, la totalidad del evento se encuentra en poder de
señores feudales del saber, universitariamente legitimados,
con derecho de pernada académico-ideológico sobre quienes
quieren proponer ponencias, y Vds. como Comité Organizador
detentan solo frívolas facultades cosméticas ajenas
totalmente al control democrático del mismo.
Mediante este ultrajante mecanismo, el Comité Organizador,
al carecer de la facultad de crear nuevas Mesas, obliga
implícita o tácitamente a los ingenuos postulantes que
inocentemente se acogieron a la convocatoria pública, a
enmendar sus propuestas de ponencias y eventualmente el
texto completo de las mismas, para acomodarlas a los
estrechos requisitos temáticos y cronológicos de las Mesas
canonizadas, y/o de lo contrario les impone una mendicante y
humillante peregrinación a través de las mismas para poder
así ocupar un mísero espacio donde lograr exponer sus
trabajos.
Este indigno proceder del Comité Organizador y/o de los
Departamentos de Historia que confeccionaron estos
criterios, es profundamente anti-democrático, por coercitivo
y discriminador, y por tanto compromete el prestigio y la
autonomía de la Universidad Nacional de Rosario (UNR), pues
alienta un disciplinamiento ideológico, una sodomización
intelectual y una fragmentación feudal del conocimiento. En
otras palabras, mediante estos criterios discriminantes
--presuntamente aceptados por todas las Juntas
Departamentales de Historia del país y que rigen el accionar
burocrático de las Jornadas Inter-Escuelas, y muy
probablemente las Jornadas de otras disciplinas
científicas-- se ha subastado el espacio virtual del
conocimiento, quedando este último a merced de diferentes
unidades o Mesas, en donde todo aquel que quiera participar
debe necesariamente someterse, bajo pena de quedar
automáticamente excluido.
Debo concluir finalmente, que este antidemocrático y
anticonstitucional accionar, al atentar contra las
libertades de pensamiento y de investigación, no es ajeno a
la corrupción desatada en los organismos estatales de
ciencia del país. Estos últimos son los que financian dichos
eventos, y son los que tienen a sus integrantes chantajeados
para aprobarles sus Informes y para abonarles sus
incentivos. En obscena alianza mutua, estas instituciones de
ciencia y docencia, son las que apuntalan una dominación
ideológica del conocimiento, convirtiéndose en los co-responsables
inexcusables de la profunda degradación cultural y
científica que azota nuestro país.
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