Historia Inmediata
Denuncias Académicas |
Buenos Aires, martes 24 de enero de 2006
Sr. Presidente de la República
Dr. Néstor Kirchner
ref.: rejerarquización ministerial, investigación
sumaria, falsedad ideológica, censura académica, continuismo,
prevaricato, colaboracionismo,
amedrentamientos, chivos expiatorios, fuga de cerebros, Informes
y Balances fraguados, encubrimiento de apologistas del
terrorismo de estado, patentes apócrifas, miedo a expresarse.
De mi más alta consideración:
Con motivo de la situación extremadamente crítica
alcanzada en el área de Ciencia y Técnica (SECYT) del
Ministerio de Educación, secuela de décadas de improvisaciones,
retrocesos y lamentablemente también de violencia ilegítima
(políticas de botín de guerra), que ha tornado injusto, oneroso
y corrupto a todo el Sistema Nacional de Ciencia y Tecnología,
cumplo en dirigirme nuevamente a Vd., luego de transcurrir un
par de años desde los últimos escritos, para solicitar se
considere la jerarquización institucional del área citada,
retornándola al seno de la jurisdicción presidencial, u
otorgándole status ministerial; tal como lo hicieron en la
Comunidad Europea, países como Irlanda y Finlandia, quienes para
ello revolucionaron el diseño y la conectividad de su
organigrama estatal y enhebraron una red cultural a escala
nacional, que hoy se proyecta a todo el continente Europeo.
Asimismo, en virtud de recientes balances o
rendiciones de cuentas del CONICET,
librados a la SECYT, que interpretados en forma caprichosa y/o
fraudulenta inducen a creer en una falsa idea de progreso (La
Nación, miércoles 11-I-2006, p.16), le vengo a solicitar se
inicie una investigación sumaria que deslinde las
correspondientes responsabilidades legales incursas por las
citadas autoridades.
Para sustentar la reivindicación institucional y
el reclamo indagatorio, me propongo explicitar una serie de
agravios, que se describen a continuación: a) denuncias nunca
respondidas; b) degradación de las Comisiones Asesoras del
CONICET; c) condición evaluadora de juez y parte interesada; d)
ficción de democracia en el régimen electoral del CONICET; e)
vaciamiento, obsolescencia y deslegitimación institucional y
fuga de cerebros; f) Informes científicos y Balances anuales
fraguados; g) desjerarquización, veda y corrosión en la
competitividad y productividad científicas, y parodia de
producción académica; h) camarillas ocultas e impunes y
encubrimiento de apologistas del terrorismo de estado; i)
violencia simbólica ilegítima con la resultante de un estado
fallido; y j) retroalimentación de la violencia y la
consiguiente desjerarquización institucional y vulneración de
Acuerdos Internacionales.
a) Denuncias nunca respondidas.
Así como un grupo de colegas investigadores y
docentes del país apeló a las presidencias previas (Alfonsín,
Menem, De la Rúa, Duhalde), también tuvimos oportunidad de
elevarle a Vd. varios escritos, con fechas 1 y 24 de enero, y 8
de abril de 2004.
En esos escritos, habíamos informado a Vd. y a la
opinión pública de la existencia en la SECYT de negociados
neo-corporativos con los subsidios estatales destinados a la
investigación científica y a la transferencia tecnológica.
Asimismo, denunciamos el continuismo con la legislación dictada
por el Menemismo (Decreto PEN N° 1661/1996), y el
colaboracionismo de diversos funcionarios con el Proceso, y
advertimos la prolongada desjerarquización
del área y la ausencia de una política de estado en materia
cultural, científica y universitaria. Tras no haber recibido
respuesta alguna, dichos escritos fueron publicados en diversos
foros electrónicos nacionales e internacionales (Red Voltaire,
CMAQ, Indymedia, Cambio Cultural, Correo de la Diáspora, Ciudad
Política, La Fogata, Mondo Politico,
Megafón, Infoamérica, h-debate, etc.).
b) Degradación de las Comisiones Asesoras del
CONICET.
En esas denuncias cuestionamos la creciente
degradación de las instituciones subalternas del CONICET, pues
de resultas de la desjerarquización del área de Ciencia y
Técnica la composición de cada una de las veinte (20) Comisiones
Asesoras, que integran el CONICET, devino en un fugaz y mediocre
número de Investigadores, que totalizan en cada momento un
cuarto de millar de integrantes (o el 7% de un total de más de
tres mil investigadores), y dirigidas cada una por un
Presidente, directa y discrecionalmente seleccionados por el
Coordinador del Área respectiva, quien a su vez integra el
Directorio junto a los Coordinadores de las cuatro grandes Áreas
del conocimiento.
Para la designación de los integrantes de esta
veintena (20) de Comisiones, la legislación y la reglamentación
ahora vigentes no exige requisito cualitativo alguno ni
establece tampoco la duración en el cargo --un verdadero vacío
jurídico-- careciendo muchos de los miembros de dichas
Comisiones Asesoras de títulos académicos elementales y de una
obra compatible con el puesto evaluador que detentan. Cuánto más
breve el mandato de sus integrantes más alta es su rotación y
mayor entonces el número de los que voluntaria o
involuntariamente se comprometen con la corrupción pautada por
algunos pocos, que se perpetúan como miembros merced al
privilegio de pertenecer al centenar de unidades ejecutoras o
Institutos propios del CONICET (cuya mayor
parte fueron inaugurados durante las dictaduras militares).
Los integrantes de estas veinte (20) Comisiones
se caracterizarían, entonces, en una desconocida proporción; por
su sumisión clientelar y/o complicidad con el Coordinador que
los designó; por el presuroso afán de granjearse canonjías y
sinecuras (ascensos, viáticos, licencias, avales, premios,
traslados, autorizaciones de asesorías y consultorías, dirección
de becarios, subsidios institucionales a las revistas que
dirigen con referatos cómplices, etc.); y por el interés de
encubrir o enmascarar actividades dolosas (e.g.:
comercialización de patentes farmacológicas, del plasma
sanguíneo de las comunidades indígenas y del cateo de
yacimientos geológicos y mineros; y venta de fósiles de
yacimientos paleontológicos y de informes paleo-botánicos de
granos de polen [Museo de Ciencias Naturales, La Nación,
20-IV-2005 y 20-XI-2005]).
c) Condición de juez y parte interesada en las
evaluaciones.
Al subordinar y sepultar la SECYT en las
telarañas burocráticas del Ministerio de Educación, los niveles
internos del CONICET, en particular el Directorio, las
Comisiones Asesoras y la Junta de Calificaciones (integrada esta
última por los Presidentes de dichas Comisiones Asesoras),
quedaron sometidos a una caja o enclave burocrático-autoritario,
circular y endogámico, que detentando un poder estructuralmente
fraudulento lo utiliza dolosamente en provecho propio y para
perpetuarse a sí mismo, sin concurso público, ni tribunal
arbitral interno permanente e independiente, ni control
parlamentario, ni auditoria o evaluación externa internacional
que lo conozcan y examinen.
En otras palabras, reiteramos que dicha caja o
enclave, usufructuando los vacíos jurídicos producidos por la
desjerarquización del área, se ha transformado en un mandarinato
que manipula el poder como juez y parte interesada, como
instrumento comunicacional de proselitismo y auto-propaganda, y
como arma corporativa, divisionista y de amedrentamiento y acoso
moral (u hostigamiento) hacia aquellos investigadores críticos
que se resisten al unicato académico y a las prácticas y
registraciones (actas) secretas y dolosas.
d) Ficción de democracia en el régimen electoral
del CONICET.
Resulta obvio explicar que, como derivación de la
desjerarquización mencionada, en dicha veintena (20) de
Comisiones Asesoras del CONICET no existe representación legal
de minoría alguna, pues el régimen electoral para elegir los
miembros del Directorio impuesto arbitrariamente por el ex
Secretario de Ciencia y Técnica Lic. Juan Carlos del Bello,
durante la segunda Presidencia de Menem (Decreto No.1661/96),
--que su gobierno no ha reparado ni modificado-- es de Lista
Completa y prescribe una deplorable ficción de democracia.
Dicho régimen está fundado en una
inconstitucional representación geográfica, generacional y
funcional, y no contempla el derecho de oposición ni los frenos
y contrapesos que garanticen en el seno del Directorio, y por
ende, al interior de las Comisiones Asesoras, un elemental
control de legitimidad (decencia, honestidad, capacidad,
seriedad, etc.), y la independencia del órgano calificador
promotor de los ascensos y/o de su congelación. Tampoco respeta
la unidad del mundo científico pues para acceder a la condición
de candidato a miembro del Directorio fragmenta la
representación (voto pasivo), es decir la posibilidad de ser
elegido, en requisitos generacionales y regionales, expresados
en condiciones de status (dos escalafones jerárquicos) y
localización geográfica (ocho regiones); y para ejercer la
condición de elector (voto activo) divide el padrón y por
consiguiente a los Investigadores en cuatro (4) áreas distintas
del conocimiento, totalmente incomunicadas y aisladas entre sí,
como si fueran compartimentos estancos, lo cual alimenta una
centrifugadora especialización disciplinar.
e) Vaciamiento, obsolescencia y deslegitimación
institucional y fuga de cerebros.
Estos mecanismos anti-democráticos (autoritarios,
patrimonialistas, prebendarios,
clientelares y fraudulentos), de representación, evaluación y
calificación del cuerpo científico nacional, han devenido en un
vaciamiento, obsolescencia y deslegitimación institucional y en
lo radicalmente opuesto a un régimen moderno, autónomo,
competitivo y meritocrático. Ello ha ocurrido también por cuanto
se han lesionado los patrones de excelencia, capacidad y
calidad; se ha ahogado toda pasión por la búsqueda, el
descubrimiento y el diálogo entre conocimientos y culturas, dado
que han subalternado la investigación interdisciplinar; se han
debilitado los mecanismos de reconvergencia, interconectividad e
interoperabilidad susceptibles de desbaratar las tendencias al
autismo corporativo; y se ha extinguido toda esperanza de
producir en los diversos saberes verdaderas rupturas o
innovaciones epistemológicas.
Y este creciente deterioro ha generado un
invisible malestar y un grave atraso cultural que alienta y
estimula una irrefrenable fuga de cerebros (el cual contabiliza
hasta hoy varias veces la planta actual del CONICET), que habrá
sin duda de multiplicarse geométricamente, y que no obedece sólo
a cuestiones económicas --como lo sostiene el Secretario de
Estado Tulio Del Bono-- sino a razones institucionales,
culturales y simbólicas (La Nación, 12-XI-2003). También ha
alimentado un acendrado provincialismo cultural contaminado de
una triple fobia (xenofobia, etnofobia y homofobia); y una
capitulación ideológica y cultural, que socavan la incorporación
de campos del conocimiento vedados a la investigación y la
docencia (e.g.: lenguas originarias, teologías, misilística,
conocimiento satelital, etc.); y una regresión digital e
informativa de métodos y técnicas avanzadas (e.g.: auto-archivo,
libre acceso electrónico, video-conferencia, etc.); todo lo cual
ha profundizado aún más la brecha humanística, científica y
tecnológica con las instituciones del primer mundo.
f) Informes científicos y Balances anuales
fraguados.
Todos estos aberraciones y deformaciones
acumuladas han tornado obsoleto al sistema científico nacional,
que por otra parte vive incomunicado,
cartelizado y escalafonado, y cuyo accionar se ha homologado al
de la administración pública y al simulacro ritual de Informes
científicos periódicos. Estos Informes periódicos, al no ser
divulgados ni publicados, impiden que los colegas locales y
extranjeros puedan corroborar su seriedad y honestidad
científica.
Por todo ello, conjeturamos la existencia de un
fraude o falsedad ideológica, pues es muy factible que en dichos
Informes periódicos, en un número ignorado de casos, sus fuentes
o datos hayan sido distorsionados, adulterados o copiados, y sus
métodos y conclusiones hayan faltado a una verdad científica, o
hayan sido refritados, plagiados y/o producidos mediante actos
venales, es decir fraguados con dinero de por medio, sin que sus
autores fueran investigados, sumariados ni procesados
judicialmente, cuando a cualquier auditoria le sería muy fácil
contrastar la originalidad de los datos con la batería de
hipótesis y conceptos, con la metodología utilizada, con los
logros obtenidos y con las publicaciones resultantes, lo que les
permitiría revelar las eventuales falacias y fraudes.
Corroborando esta conjetura, los propios balances
anuales o rendiciones de cuentas del CONICET, que al igual que
el Informe periódico de los científicos es un documento público,
han venido siendo falseados y/o fraudulentamente inflados por
sus autoridades, con el tácito asentimiento del Observatorio
Nacional de Ciencia y Tecnología de la SECYT. Una simple lectura
del Balance del 2005, publicado y elogiado en cierta prensa
diaria (La Nación, miércoles 11-I-2006, p.16), podrá verificar
sus falsedades ideológicas y facturas presuntuosas y
apologéticas, que no resisten un modesto y objetivo arbitraje o
inspección de un tribunal académico internacional, pues se
alimentan de mediciones y acumulaciones exclusivamente
cuantitativas y presupuestarias, una contaduría de la ciencia,
propias del positivismo estadístico decimonónico.
Estos balances, entonces, totalmente ajenos a
verdaderos análisis científicos, están motivados por intereses
de corte político-publicitarios, pues debió haberse estudiado en
ellos el impacto que en el CONICET provocaron penurias y
patologías tales como: a) la desjerarquización en el organigrama
estatal; b) la postergación de la debida innovación en la red
electrónica; c) la incomunicación entre áreas de conocimiento ex
profeso compartimentadas; d) la omisión del estudio de
disciplinas vedadas por la distribución geopolítica del
conocimiento; y e) la eventual adulteración por parte de algunos
científicos de los Informes Periódicos y la
imprevisibilidad de las autoridades para
detectarla. De haberse practicado estos análisis le habrían
otorgado al Balance del 2005 autenticidad y credibilidad. Al no
existir sinceridad ni sana autocrítica de parte de las máximas
autoridades del CONICET, quien lea dicho Balance podrá ser
incitado a creer que el organismo ha despegado y está en pleno
servicio de la ciencia y la comunidad. Por el contrario, el
Balance anual es un conjunto de apreciaciones fatuas, falaces y
fraudulentas (La Nación, miércoles 11-I-2006, p.16).
g) Desjerarquización, veda y corrosión en la
competitividad y productividad científica, y parodia de
producción académica.
Esta desjerarquización jurisdiccional, esta veda
geopolítica del conocimiento estratégico, y esta corrosión ética
y burocrática ha permitido que --a pesar de lo que falsamente
sostienen los Balances del CONICET-- disminuyera
escandalosamente la competitividad argentina en el ranking
internacional (Argentina no figura en el World Competitiveness
Evaluation Report, del Switzerland
International Institute for Management
Developement); desapareciera en grado inverosímil la
productividad científica local (el número de patentes
registradas que brinda el Balance del CONICET es irrisorio); se
ocultara la producción patentada en el extranjero (USA); y se
evadieran las regalías que les corresponderían al propio CONICET.
En consonancia con ello, el CONICET y la SECYT
estarían encubriendo una parodia de producción académica, cuya
calidad se habría vuelto en gran medida innocua, banal y
redundante (e.g.: la figura del "investigador en empresa"
mencionada en el Balance asemeja el CONICET a una agencia de
empleo); e incluso fraudulenta, tal como ocurrió en el pasado
próximo con el caso de las patentes científicas falsas (Crotoxina);
y como seguramente sucede en la actualidad con los Informes
fraguados aquí aludidos; y está aconteciendo en la docencia
superior y en la burocracia ministerial (Dirección Nacional de
Cooperación Internacional de la Secretaría de Políticas
Universitarias) con los títulos o credenciales apócrifos
(Universidades de Formosa y La Matanza).
h) Camarillas ocultas e impunes y encubrimiento
de apologistas del terrorismo de estado.
Todas estas miserias: la desjerarquización
institucional, la veda geopolítica y la corrupción académica,
también dieron lugar a que se infiltraran y enquistaran en las
estructuras de la SECYT y en los institutos del CONICET
camarillas ocultas e impunes, refractarias a cualquier atisbo de
meritocracia y sana y leal competencia, e
inconfesablemente confabuladas con supervivencias pretorianas; y
se prestaran a una política del "dedo" y de premios, castigos y
venganzas personales; y a un discurso oculto de discriminaciones
destinado a dividir y enmudecer las opiniones críticas,
verdaderos resabios oscurantistas acumulativamente heredados de
diversos gobiernos autoritarios (Dictadura de los Bastones
Largos, 1966-72; Isabelismo de la
Triple-A, 1974-76; Dictadura del Proceso, 1976-83; y
Neo-liberalismos Menem-Delaruistas, 1989-2001).
Como extrema prueba de este aserto, al comienzo
de su gestión, en el año 2003, el actual Secretario de la SECYT
Ing. Tulio Del Bono, con la indiferencia del Comité de Ética de
la propia SECYT, nombró como su Jefe de Gabinete al panegirista
del Terrorismo de Estado y astrónomo Dr. Hugo
Levato. A raíz de que el periódico Página 12, en
su edición del 25 de noviembre de 2003, publicara una
declaración de repudio por esa designación, firmada por la
Asociación de Trabajadores del Estado (ATE), el aludido Dr.
Levato se vio precisado a renunciar
(Página 12, 16-XII-2003). El Dr. Levato había sido quien en
1976, en la revista Nature, desmintió a unos colegas italianos
que denunciaban las atrocidades que se estaban cometiendo en
nuestro país, declarando ante ello que el medio millar de
científicos exonerados por la dictadura del Proceso estaban
"bien despedidos" por tratarse de "subversivos", muchos de los
cuales resultaron a la postre secuestrados y luego
"desaparecidos" (el Ing. Gustavo Rodolfo Giombini
Moser, del INTA; el técnico soldador Dante Guede,
del CONICET; los técnicos agrarios Alfredo Giorgi y María del
Carmen Judit Artero Navarro de Jurkiewicz,
del INTI; y los físicos Federico Alvarez Rojas y Daniel
Bendersky, dos de los quince desaparecidos de la
CNEA) (Nature, 19-VIII-1976).
Sin embargo, pareciera ser que la anunciada
renuncia fue una torpe metamorfosis, toda vez que el ex
colaboracionista de la Dictadura fue encubierto por las actuales
autoridades y está ahora designado Presidente de la Biblioteca
Electrónica de la SECYT, desde donde decide cuales revistas del
acervo internacional son merecedoras de ser suscriptas, y por lo
tanto consultadas.
i) Violencia simbólica ilegítima con la
resultante de un estado fallido.
Estas perversiones (desjerarquizaciones, vedas,
encubrimientos y mordazas), propias de un Gulag, son las que han
reabierto el fantasma de una violencia simbólica ilegítima, es
decir de un control ideológico e informativo (reglamentos de
prensa), y de mecanismos de exclusión (discriminación,
proscripción, postergación y represalia), por parte de sicarios
emplumados, mucho más perniciosas que la experimentada
recientemente en el periodismo radial argentino (Pepe Eliaschev)
y que la que se intenta en el ámbito judicial con la reforma del
Consejo de la Magistratura, que si bien no producen muerte
física vienen castrando el alma y la mente de lo que debiera ser
una elite intelectual independiente.
A la ilegítimidad de la violencia física, la de
la violencia simbólica también revelaría, sin querer pecar de
catastrofismo, la existencia de un estado fallido, pues
parafraseando a Jöel Migdal, las naciones que cuentan con
sociedades pseudo-civiles fuertes --por padecer de una
estructura corporativa y un entramado jurisdiccional de feudos
regionales-les corresponde necesariamente un pseudo-estado
moderno extremadamente frágil, debido a la desjerarquización y
endeblez de sus instituciones de poder
simbólico, en especial de aquellas vinculadas con
la investigación científica, la cultura artística, la educación
superior y el culto de la memoria; como es el triste caso del
Teatro Colón, sepultado en la sentina de una burocracia
municipal; o del Archivo General de la Nación (AGN), postergado
en una secretaría política como es el Ministerio del Interior; o
el más grave aún de las lenguas y creencias de los pueblos
originarios, y los conocimientos de punta de la industria
misilística y satelital (Proyecto Cóndor II), que fueron
sacrificados durante el Menemismo en aras de la subordinación
geopolítica a una hegemonía imperial del conocimiento.
j) Retroalimentación de la violencia y la
consiguiente desjerarquización institucional y vulneración de
Acuerdos Internacionales.
Este aparato de violencia simbólica ilegítima
-destinado a impedir la dispersión de su clientela cautiva-al
incurrir en ilícitos de diversa índole (encubrimientos, vedas,
prevaricatos, falsedades ideológicas), y estigmatizar y
sacrificar en la hoguera virtual a los chivos expiatorios
(suerte de leprosos a quienes debe eludirse por pavor al
contagio), ha contribuido a acallar la superposición y el
antagonismo de los organismos del área; a ignorar la
desjerarquización institucional del espacio científico; a
silenciar la irracional e irresponsable transferencia o
nomadismo de instituciones caras a la cultura argentina (Museo
de Ciencias Naturales [La Nación, 20-IV-2005 y 20-XI-2005]); y a
censurar e incomunicar de hecho la información y producción
investigativa y editorial.
Y esta violencia, desjerarquización e
inmovilización estructurales se han ido retroalimentando, desde
la SECYT y el CONICET hacia las Universidades Nacionales y
viceversa; donde estas últimas apelan para perpetuar su
inmunidad endogámica, a una suerte de autonomía o soberanía,
como si se tratara de un fuero corporativo, que las excluyen de
la acción de la justicia y del control parlamentario. Y estas
ilegitimidades, vedas y
desjerarquizaciones también se retroalimentaron con otras
instancias burocráticas (Agencia o ANPCYT, Academias Nacionales,
colegios de graduados o de profesionales, conservatorios,
museos, archivos, bibliotecas, CONEAU,
FONTAR, instituciones educativas de las Fuerzas Armadas y de las
de Seguridad, etc.); y se han ido multiplicando como en un
cuerpo enfermo a la organización de los eventos científicos y
artísticos colectivos (congresos, jornadas, simposios, foros,
exposiciones, talleres, muestras, referatos de revistas, sitios
y listas de discusión electrónica, etc.), en menoscabo de un
espacio, de un debate y de un liderazgo académico transparente y
democrático; y por consiguiente, del dinamismo y la unidad de
una red cultural, la que -como consecuencia de ello-- padece una
de las más bajas tasas de reconversión, interconectividad,
interoperabilidad e interlingualidad del
mundo.
Por todas estas razones, las autoridades de la
SECYT, del CONICET, de la Secretaría de Cultura, del Consejo
Inter-Universitario Nacional (CIN) y del Ministerio de Educación
(ME) estarían incursas en una inmensa deuda interna y asimismo
estarían vulnerando cláusulas fundamentales de los acuerdos de
cooperación internacional firmados con las asociaciones
científicas de los países centrales (CSIC, CNRS, NSF, DFG, Royal
Society, CNPq, etc.), y con los Ministros de Educación del
Mercosur.
k) Conclusión.
Este memorial de agravios --suscripto en soledad
para no implicar con él a ningún colega-- procura evocar, a
manera de modesto homenaje, a los técnicos y científicos
"desaparecidos" arriba mencionados, a quienes nadie puede creer,
en honesto y sano juicio, que hayan muerto en vano.
Con ese irrenunciable compromiso, este documento
tiene el propósito de solicitar al Sr. Presidente, como
principio de solución institucional, la
rejerarquización del área de Ciencia y Técnica, incorporándola
nuevamente al seno de la jurisdicción Presidencial, o en su
defecto otorgarle status ministerial; así como la iniciación de
una investigación sumaria para deslindar las responsabilidades
que le cabrían a las actuales autoridades de la SECYT por el
ocultamiento de funcionarios que fueron cómplices de la
dictadura, la existencia en su seno de reglamentos mordaza, y el
encubrimiento de documentos de sus órganos subalternos, reñidos
con la honestidad intelectual y política y con la letra y el
espíritu de los acuerdos de cooperación internacional.
Finalmente, deseo reiterarle al Sr. Presidente
que ninguna política constructiva ni perdurable que intente
alejarnos de la condición de estado fallido podrá ser
exitosamente implementada -aunque el CONICET infle su planta
permanente con miles de nuevos Investigadores de carrera y el
gobierno centuplique sus partidas presupuestarias y los
porcentajes sobre el PBI-- si en los
espacios de la ciencia, la investigación, el arte y la docencia
superior no se recrean sus organigramas, instituciones y
prácticas, de modo tal que se ahuyente de las mismas la
corrupción, la simulación, la hipocresía, la genuflexión, el
oportunismo, el autismo, la indiferencia moral y, lo que es aún
más grave y letal, la autocensura o miedo a expresarse
libremente.
Reitero respetuosamente las expresiones de mi
consideración.
Eduardo R. Saguier
Investigador-CONICET
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