El próximo miércoles, 25 de junio de 2003, a las 12,30 horas tendrá lugar un acto de presentación de HaD en Salamanca que contará con la presencia del coordinador, Carlos Barros,  y de otros miembros de nuestra red temática de la Universidad de Salamanca.

Lugar:

Salón de Grados
Facultad de Geografía e Historia
Universidad de  Salamanca
c/Cervantes, 3
Salamanca

Organiza:
Departamento de Historia Medieval, Moderna y Contemporánea

Informa:
Ana M. Carabias

Dr. Francisco Javier Lorenzo Pinar
Profesor Titular de Historia Moderna. Universidad de Salamanca
 
Dr. José Luis de las Heras Santos
Profesor Titular de Historia Moderna. Universidad de Salamanca
 
Dr. José Carlos Rueda Fernández
Profesor Titular de Historia Moderna. Universidad de Salamanca
 
Dr. Ángel Vaca Lorenzo
Profesor Titular de Historia Medieval. Universidad de Salamanca
 
Dr. Miguel Ángel Perfecto García
Profesor Titular de Historia Contemporánea. Universidad de Salamanca
 
Dra. Josefina Cuesta Bustillo
Catedrática de Historia Contemporánea. Universidad de Salamanca
 
Dra. Mercedes Samaniego Boneu
Profesora Titular de Historia Contemporánea. Universidad de Salamanca
 
Dra. Izáscun Álvarez Cuartero
Profesora Asociada de Historia de América. Universidad de Salamanca
 
Dr.José Máximo Leza
Profesor Titular de Musicología. Universidad de Salamanca
 
Dra. María Teresa Vicente Mosquete
Profesora Titular de Geografía. Universidad de Salamanca
 
Dr. Ángel Esparza Arroyo
Profesor Titular de Prehistoria. Universidad de Salamanca
 
Dra. Claudia Möller Recondo
Investigadora. Universidad de Salamanca
 
Dr. Mamadou Fall
Profesor invitado de Historia de América. Universidad de Salamanca
Profesor asociado de la University of Dakar (Senegal)
 
Licenciado D. José Manuel Cabrera Díaz
Investigador. Universidad de Salamanca
 
 Dra. Ana María Carabias Torres
Profesora Titular de Historia Moderna. Universidad de Salamanca
 
Alumnos
 
La grabación del acto estuvo a cargo del: Dr. Antonio González Carcavilla
Técnico especialista del Centro Tecnológico Multimedia. Universiad de Salamanca

TRANSCRIPCIÓN DEL ACTO DE PRESENTACIÓN DE HISTORIA A DEBATE EN LA UNIVERSIDAD DE SALAMANCA (25 DE JUNIO DE 2003)

PARTICIPANTES EN LA MESA:

Miguel Ángel Perfecto (Historia Contemporánea)
Ana M. Carabias (Historia Moderna)
Carlos Barros (Coordinador de HaD)

 

LUGAR:

Salón de Grados de la Facultad de Geografía e Historia.
ORGANIZA:

Departamento de Historia Medieval, Moderna y Contemporánea

 

Miguel Ángel Perfecto.- (……..) a través de las tecnologías más recientes, en este caso de Internet, está aquí con nosotros, por lo tanto, un estudioso en historiografía, un modernista [sic] y un intelectual inquieto. Desde la Universidad de Salamanca, creo que le damos las gracias por estar aquí con nosotros, en este centro que por una parte es antiguo y por otro lado, se está renovando constantemente. Y, como mi papel es decir solamente, las palabras introductorias, creo que me callo ya, y dejo la palabra a los intervinientes, en primer lugar, empezando por Ana Carabias, profesora de la Casa como saben todos ustedes para, a continuación, pasarle la palabra al Doctor Carlos Barros.

Ana Carabias.- Buenos días, Miguel Ángel, buenos días a todos. Bienvenidos. Nos cabe una enorme satisfacción, presentar en Salamanca la red de historiadores más importante del mundo en la figura y en la presencia del creador y coordinador de la misma, Doctor Carlos Barros, por todos conocido. Es hoy es una cosa relativamente frecuente, normal, que existan en Internet centros en los que se recoja el debate, la investigación o el progreso de las ciencias. Sin embargo, como anécdota, me permitirán que les cuente que cuando yo, hace ya casi diecinueve años, trataba de hacer la tesis doctoral, mi director, mi queridísimo profesor, don Manuel Fernández Álvarez, me prohibió terminantemente utilizar un ordenador, porque yo debía -decía- hacer las cosas como las «hace todo el mundo». Conste que don Manuel, con todo el cariño, me estaba disuadiendo de utilizar «una endiablada máquina» que no se sabía que iba a salir de ella, para que no tuviera problemas en la defensa de lo que después sería mi tesis doctoral. Yo a eso me agarro para justificar los errores que tiene las prosopografía, la reconstrucción de los colegiales mayores que, hecha sin una base de datos, genero los errores que, naturalmente, sólo son culpa mía. No del bueno de don Manuel a quien, como es obvio, le agradecí la intención pero no el resultado. Pero bueno, lo cierto es que, incluso el mismo don Manuel, con el tiempo, entró en lo que es la red y yo tuve la oportunidad de mecanografiarle, porque el no podía, su debate en una tertulia virtual, que se hizo en un foro de la Biblioteca Virtual Cervantes, y quedó absolutamente encantado, tanto, que me decía «Ana, usted hágame el favor, a partir de ahora, de enseñarme como se entra en un chat». Entre otras cosas porque en el chat de aquella tertulia, habló con una de sus hijas y aquello le pareció una cosa digna de aprendizaje y encomio.

Bien, esto significa que, después de diecinueve años, las cosas evidentemente han cambiado. Han cambiado y se han creado lugares como Historia a Debate, un centro en el que sin medios económicos especiales, y con voluntad, exclusivamente con voluntad y trabajo, se ha sido capaz de aglutinar a cerca de tres mil historiadores de todo el mundo. Esta proporción no ha existido nunca; en ningún otro foro de ciencia del mundo, dentro de las Humanidades y de las Ciencia Sociales. Y, por tanto ¡ enhorabuena, profesor Carlos Barros! Porque esto es logro exclusivo de este señor que nos acompaña hoy en el uso de la palabra y en la presencia.

Por otra parte, (quiero) describirles a ustedes -que en buena parte ya lo saben-, pero para los que no lo tengan tan claro, qué es Historia a Debate. Historia a Debate es un sitio en Internet compuesto de página web, foros de debate, listas de discusión, actividades etc.; un lugar en el que cada cual entra y dice lo que libremente opina sobre lo que libremente quiere plantear al resto de los historiadores, a parte de recibir un montón de información de todo tipo, que resulta de un valor incalculable para la red. Imagínense por lo tanto que esto permite, a la vez, una dirección, no solo de arriba abajo, como ha sido la Historia hasta este momento, sino una multidirección entre los que formamos parte de este grandísimo foro, de manera que si quieres comunicarte con tal o cual persona, allí tienes la dirección electrónica, permitiéndose fácilmente el contacto con cualquier tipo de investigador. Pero claro, aquí evidentemente, hay un antes y un después porque HaD, Historia a Debate es una parte de la red Internet que, evidentemente, es mucho más. Antes, se hacían los trabajos de historia de una forma. Ahora, los hacemos de otra. Por lo menos yo, cuando trato de hacer un trabajo de investigación, lo primero que hago es pasarme un montón de horas de silla, delante de un ordenador; mirando las bases de datos que hay sobre la temática que voy a trabajar; todas las bases de datos que existen on line o en CD-ROM; miro después todo lo que hay de archivos en red, en las bibliotecas nacionales en red,… con lo cual me informo enseguida de lo que existe.

Después, debato, a través de los foros que HaD y otros centros de investigación permiten; me informo de las personan que están trabajando en ello, les planteo lo que estoy haciendo y recibo información, consejos, ayuda o descrédito, porque ya sabemos que en todo hay de todo. Luego, al final, es evidente que Internet me sirve para matizar el trabajo, sin levantarme de la silla porque, ¿a cuántos se nos ha perdido una referencia en el último momento de entregar un trabajo a la imprenta? Ahora, abres la red y encuentras allí el dato bibliográfico, hagiográfico o cronológico que estaba perdido en tu cabeza o entre tus apuntes. Esto es lo que nos permitido, entre otras cosas Historia a Debate. Pero ¿qué significa Historia a Debate? Historia a Debate, después de diez años -diez años es mucho para lo que ha sido la red Internet-, nos ha permitido algo impresionantemente novedoso. Como es que, en mi opinión, por primera vez en la historia de la humanidad, España se ha puesto a la cabeza en la línea historiográfica. Y, además lo ha hecho de forma completamente contraria a como se había hecho hasta ahora la Escuela de los Annales, Ranke, y otros habían seguido una dirección unilateral, de arriba abajo; la información iba desde los que saben hasta los que aprendemos, mientras que Had permite la pluridirección. Se está creando, por lo tanto, un nuevo paradigma historiográfico, basado en una estructura democrática del conocimiento o, por lo menos, comunicable a nivel democrático. Esta es la gran novedad española

y democrática. Pero, por otra parte, está permitiendo cosas que, hasta ahora, pienso yo, no habían estado al alcance de nadie. No podemos olvidar que Internet, es un arma de doble filo el desarrollo tecnológico, agranda más las diferencias entre unas partes del mundo y el otras. Pero, Internet, en este caso ha permitido y especialmente Historia a Debate, que países del Tercer Mundo, o de un mundo económicamente mucho menos desarrollado que el nuestro, estén en comunicación constante con las ideas historiográficas del Primer Mundo. Esta capacidad comunicativa e informativa es un éxito exclusivamente achacable a Historia a Debate, no a otros centros.

Segundo resulta que, hasta ahora, eran las universidades, las monopolizadoras del saber y a partir de ahora, evidentemente no; actualmente hay una diseminación de informaciones que, cuando encuentran una cabeza inteligente, como la del Doctor Carlos Barros para aglutinar, organizar y difundir ideas, permite una diversificación y una ampliación del saber en capas incuestionablemente diversificadas, incuestionablemente extensas de la población del planeta. Y, por otra parte, lo que es más importante, que a través en este caso Historia a Debate, pues estamos aquí, en un edificio del siglo XVI, pero comunicados; vamos a estar comunicados gracias al Centro Tecnológico Multimedia que está grabando la sesión para que todo el mundo pueda presenciar en cualquier momento este debate, éste y otros muchos de los que están colgados y se colgarán en la página de HaD. Para terminar, sólo una cosa les animo a los que no lo hayan hecho, que seguro que son pocos, a leer el manifiesto de HaD, una propuesta historiográfica, en mi opinión novedosísima, porque parte del mundo hispanohablante, cosa que nunca había ocurrido, porque planteas una historia en un paso más allá de lo que lo había hecho Annales (Lucien Febvre, en «Combats pour L´Histoire») y que, desde luego, permite dar una especie de soplo de esperanza a esta vida. El historiador no solo tiene la responsabilidad de trabajar bien en función de hacer las cosas por las que le pagan honestamente, sino que tiene la responsabilidad de hacer las cosas lo mejor que pueda para intentar dejar a los demás un mundo mejor. Muchas gracias, Doctor Carlos Barros y espero que nos presente HaD, como siempre ha hecho.

Carlos Barros: Muchas gracias, yo, en realidad, voy a ampliar la intervención de Ana María Carabias, empezando por agradecer al profesor Ángel Vaca, director del departamento de Historia Medieval, Moderna y Contemporánea, y al Decano de la Facultad, las facilidades que nos han dado para organizar este acto.

Aprovecho también para aclarar que en realidad soy medievalista, como Ángel, algunos todavía ven como una “anomalía” más de Historia a Debate el que la coordinación corra a cargo de un medievalista, hay quien piensa aún que la preocupación por el oficio de historiador “debe ser” cosa de contemporaneístas que por cierto también los hay, y muy buenos, en nuestra red…

Agradecer las palabras de presentación de Miguel, el entusiasmo y la buena disposición de Ana para organizar este acto, estando como estamos todos tan ocupados, y lo mismo diría a los miembros de la red que están entre el público como Josefina Cuesta, Mercedes Samaniego…, perdonad que no nombre a todos, con la rapidez con que empezó este acto no he tenido tiempo de identificaros a todos…

Agradecer, finalmente, a Antonio González del Centro Tecnológico Multimedia la grabación en vídeo lo que nos va permitir multiplicar por cien, doscientos o   trescientos, y seguramente me quedo corto, los receptores de este acto.

Las diversas colaboraciones que hicieron posible este acto muestra cómo funcionamos en Historia a Debate: entre todos. Algunos todavía creen que las cosas se hacen con poder y con dinero, nunca entenderán así lo nuevo de Historia a Debate como movimiento de ideas (historiográficas), infraestructura mínima para la coordinación, y mucha participación horizontal, colectiva e institucional: hay más de 350 universidades de todo el mundo implicadas, a través de sus miembros o directamente,   en nuestro proyecto historiográfico, entre las cuales están prácticamente todas las universidades españolas, puesto que en casi todos los departamentos de historia hay colegas conectados diariamente a Historia a Debate, algo parecido pasa en Argentina y México, incluso en los EE.UU., por hablar de los cuatro países donde tenemos más implantación.

Somos un proyecto como los de antes, por ideas (historiográficas), pero con nuevas tecnologías, estamos en el siglo XXI.

¿Qué es, pues, Historia a Debate? Muchas cosas, aunque creo que lo que nos define mejor es decir que somos un movimiento académico, intelectual, historiográfico, sin contornos definidos pero con una meta clara: la renovación historiográfica en los albores de este nuevo siglo. Cuando empezamos con esto se nos decía, a modo de “descalificación”,   que éramos demasiado ambiciosos, pero la realidad es que estamos llevando a la práctica nuestro proyecto.

En las intervenciones que me precedieron, se ha insistido, al igual que en presentaciones anteriores de Historia a Debate, dentro y fuera de España -la de hoy hace el número 50- en el papel de Carlos Barros en la creación y desarrollo de nuestra red historiográfica. No lo voy a negar, y   agradezco el halago, pero la verdad es que cada vez es menos cierto. Ya en el I Congreso, que celebramos en 1993, resultaba obvio que su amplitud   e impacto no se explica sin las muchas complicidades que tuvo, que en estos diez años se extendieron enormemente en la   base de las comunidades de historiadores, sobre todo en España y el mundo académico latino, hasta perfilar rasgos relevantes de una nueva manera de entender la historia, adecuada al momento histórico que vivimos.

Es por ello que suelo insistir en todas las presentaciones en que participo, sabiendo que esto se graba y se difunde después a miles a través de la red, que me parece injusto que todo este movimiento de historiadores, en el que tanta gente aporta, aparezca excesivamente protagonizado por mí. Por esta razón nunca he admitido, en todo este tiempo, otro título que no fuese el de “coordinador”, vieja palabra, ciertamente, pero muy adecuada para esta empresa. Afortunadamente otras cabezas están saliendo ya a la luz, si bien, todo hay que decirlo, con más audacia fuera que dentro de España. Yo animo a otros a seguir este camino para que, en su representación pública, Historia a Debate, en su parte más comprometida y activa, tenga la misma pluralidad y responda a las mismas características comunitarias, que el proyecto en su dimensión más amplia (el debate).

Dicen que somos un “grupo”: el grupo de Historia a Debate. Colgamos de la web un trabajo sobre la encuesta internacional que hicimos entre   1999 y 2001 de unos estudiantes de una universidad catalana que nos identificaban así: el “Grupo de Historia a Debate”. Claro que somos un grupo, pero demasiado grande… más bien habría que hablar de Historia a Debate como una red, un movimiento, ambas cosas sin duda. Salvo que nos refiramos a los miembros más activos, lo que tampoco define claramente un grupo bien definido… Ante todo somos una red, ya se ha dicho antes, una especie de tela de araña con sus múltiples nudos. Circunstancialmente, y espero que sea definitivo, Ana Carabias se ha brindado para organizar este acto, y así otros muchos colegas actúa con nudos en otras universidades, localidades o países; el centro de coordinación de Santiago de Compostela es simplemente el nudo central pero hay otros centros, virtuales y presenciales, y muy diversas líneas y contactos, radiales y transversales, que unen los nudos y son difíciles de conocer: me suelo enterar, cuando viajo, de los muchos contactos que se establecen continuamente, sin pasar por Compostela, en Historia a Debate, a partir de intereses y perfiles comunes. Así se ha ido tejiendo esta red, constituyendo una comunidad historiográfica que yo llamo de nuevo tipo, y no sólo por el medio que utilizamos para conectarnos, también porque responde a una peculiar comunidad de ideas e intereses, historiográficos, intelectuales, al margen de las carreras académicas y los clásicos espacios de poder, “maraña” en la que todos de un modo u otro estamos. Cuando hablo de intereses, referido a Historia a Debate, quiero decir que estamos interesados en todo lo que tiene que ver con la   historia y su oficio, como escribirla y relacionarnos con la sociedad y todo eso: en esto y no otras cosas consiste nuestra comunidad de intereses.

Tampoco nos gusta en exceso, aunque puede ser una forma de entendernos, la denominación de “virtual”. Somos, claro está, una comunidad “virtual” porque trabajamos digitalmente pero, ojo, porque “virtual” significa asimismo “no real”, y nosotros somos muy reales, parte de la realidad académica de los departamentos, universidades y países donde estamos implantados. Tampoco nos convence demasiado la palabra tradicional de “usuarios” (choca con la interactividad propia de las nuevas tecnologías, al menos según nuestra experiencia), por lo que tiene de relación pasiva entre los componentes de la red. En Historia a Debate todos aportamos algo, los que participan en los debates (cualquiera que se identifique puede hacerlo, y son muchos lo que lo hacen) y aquellos que sólo leen los mensajes cruzados, porque leer los dos o tres mensajes diarios de nuestra lista, o visitar cada día para lo mismo la página web, lleva su tiempo que restamos a otras actividades, es por lo tanto también participación, no tanto como la que se requiere en las actividades presenciales, aunque diaria, a lo largo de los meses y los años.

Hablamos de una red o comunidad historiográfica de nuevo tipo, y últimamente   también de Historia a Debate como tendencia o movimiento historiográfico. Depende del grado de ideas e intereses que se compartan, si es suficientemente elevado, y en muchos casos lo es en Historia a Debate, sobre todo si tenemos en cuenta como está la disciplina en cuanto a fragmentación y desencanto. Hablamos de una tendencia historiográfica global y actual. Es importante lo de actual, porque cuando explicamos la asignatura “tendencias historiográficas actuales”, que impartimos bastantes miembros de Historia a Debate, raramente nos referimos a tendencias realmente actuales, activas, presentes en facultades y centros de investigación, por ello se está generalizando el explicar al final de la materia Historia a Debate como tendencia historiográfica a partir del Manifiesto de 2001 y de otros rasgos compartidos en nuestra comunidad/red. Me decía antes Izaskun que ella también lo hace. La verdad es que lo contrario -en un ámbito académico español o latino, sobre todo- sería caer en falta de actualización, incluso de rigor, ¿no os parece?

Un objetivo que estamos logrando con Historia a Debate es invertir la fragmentación de nuestra disciplina: la red nos permite reagruparnos, estar en contacto continuo historiadores de diferentes lugares y especialidades, sean cronológicas o temáticas, cuya proliferación constituye el problema número uno de la fragmentación, no hay más que consultar el programa de cualquier congreso de historia o de historiografía. Estamos enfangados que en lo que Lucien Febvre llamó el “espíritu de la especialidad“ y   que descalificó como “espíritu de la muerte”, como el afán de cada uno por tener su pisito, en Combates por la historia. Diatribas contra las resistencias a la interdisciplinaridad que hoy habría que aplicar, si acaso con más motivo, a la situación interior de la historia.

Es la primera vez en la “historia de la historiografía” que surge una iniciativa historiográfica española autónoma, que habría que denominar latina ya que sin su   dimensión latinoamericana difícilmente habría adquirido el grado de concreción y la proyección global que tiene ya nuestro proyecto. Ahí nos hemos beneficiado, obviamente, de un hecho nuevo: el español es la segunda lengua que se utiliza en Occidente después del inglés, dentro y fuera de Internet. En una reunión de académicos de la lengua de diversos países hispanos se dijo, incluso, que en diez años podíamos superar al inglés. No lo sé, pero la realidad es que ya estamos por delante del francés, del alemán, del italiano, como lengua internacional, no así del japonés y del chino, por eso matizábamos antes que nos referíamos al mundo occidental.

Volviendo a lo de la actualidad de las tendencias historiográficas. Hay que convenir que ya no son válidas las filiaciones historiográficas de los años 70: marxismo, Annales, neopositivismo. Las seguimos usando por inercia, y referidos a un pasado próximo pero pasado, casi nadie se considera parte de dichas tendencias en el presente, que, sin embargo, constituyen nuestra base de partida, supongo que para todos, pues han sido el ejemplo más importante de renovación historiográfica que ha habido en la historia de nuestra disciplina, si bien no podemos obviar las crisis de estas grandes escuelas renovadoras del siglo XX en los años 80 y 90.

Podríamos explicar Historia a Debate como dos grandes círculos, uno externo y otro interno, ambos en expansión. El círculo externo abarca la mayoría de los colegas que, en Internet, y a veces también fuera de Internet, compartimos el interés por la temática que nos ocupa desde 1993: metodología, historiografía, teoría de la historia, relaciones historiadores-sociedad, problemas profesionales, etc. Además, los que formamos la red de Historia a Debate también compartimos, desde 1999, un espacio cotidiano en Internet que nos hace vivir más colectivamente el oficio. Estamos todos tan ocupados, cada uno en sus cosas, que sorprende altamente que algunos miles dediquemos un tiempo para saber, y opinar, sobre las inquietudes de otros colegas, de otras áreas, de otros países… Todo un síntoma de la evolución reciente y positiva de nuestra disciplina.

Compartimos por lo tanto la necesidad de cierta intradisciplinaridad, de restablecer la conexión entre historiadores de diferentes áreas, departamentos y facultades. También participan de nuestra comunidad académica digital   profesores de Enseñanza Media, estudiantes “avanzados” -como se dice en Argentina- y algún que otro historiador aficionado que, de vez en cuando, contribuyen a animar nuestros debates, lo que nos ayuda a conectar con la realidad extraacadémica.

Aún siendo la inmensa mayoría profesores universitarios estamos abiertos a otras participaciones porque somos una red abierta, fruto también de la cultura democrática existente hoy en España, desde donde lanzamos y coordinamos Historia a Debate, que tanto nos costó reconquistar (a unos más que a otros, la verdad). En otros países donde la democracia está menos implantada, con transiciones más recientes e inacabadas, o que viven luchas sociales y políticas en un contexto de violencia, comprobamos que cuesta trabajo a veces a algunos participantes comprender que tiene que manifestarse libremente todo el mundo, incluso en temas de actualidad que tengan una implicación más inmediata, más política. Apostamos por una historiografía democrática. Aunque estemos trabajando en temáticas diferentes, tengamos posiciones puntualmente distintas sobre los temas a debate, inclusive diferentes posiciones políticas, somos colegas y tenemos un trabajo que ocupa la mayor parte de nuestro tiempo, investigar y enseñar historia.

Los miembros de Historia a Debate en su acepción más amplia compartimos por consiguiente cierta tolerancia intelectual y política: no nos importa escuchar opiniones ajenas, aunque creamos que son una tontería, una “pérdida de tiempo”, porque reflejan siempre una parte de la realidad de nuestras comunidades académicas y de nuestras respectivas sociedades. Obviamente el debate es una característica central de nuestro proyecto, que practicamos en los congresos pero que sólo logramos plenamente en Internet, medio especialmente favorecedor de la interactividad.

Nos interesa también como historiadores de Historia a Debate el presente, la Historia Inmediata, no todos los colegas, como bien sabemos, conciben el ejercicio de nuestra profesión en relación con el mundo en que vivimos, y están dispuestos a admitirlo en público.

Participamos asimismo los de Historia a Debate de la ilusión por la disciplina, por la historia, que en algunos casos es re-ilusión, recuperación de ilusiones perdidas, ayudados también por cierta vuelta del sujeto histórico formado por la gente común, lo que se hizo patente en España con de las movilizaciones históricas de millones de gallegos, de castellanos, de catalanes, de andaluces, de madrileños, por el tema de Prestige o de la guerra de Irak. Retorno del sujeto social a la historia que ya habíamos detectado en otros lugares del globo en los años 90. Si la historia se mueve, la historiografía se ha de mover también en una dirección semejante, retomando la vía del progreso donde siempre se ubicó la historia como ciencia. Sabíamos donde estábamos cuando afirmábamos que estudiar el pasado servía para entender críticamente el presente y construir un futuro mejor. Hay que reformular esa relación, patrimonio esencial, si no queremos que nuestra disciplina caiga en la pura erudición, aislándose de la sociedad, lo que tendría consecuencias funestas para el futuro de nuestra profesión y de las nuevas generaciones de titulados.

Por último, quienes formamos lo que yo llamo el círculo externo de Historia a Debate compartimos en mayor o menor grado la necesidad de seguir renovado la manera de escribir la historia, y una conciencia creciente de la inutilidad y del anacronismo de esperar a lo que se dice historiográficamente en París, Londres, Yale o Florencia en lugar de pensar con nuestras propias cabezas. Casi sin darnos cuenta estamos dejando atrás la tradicional dependencia de las historiografías latinas respecto de otros países, cuyas historiografías están si cabe más insertas que las nuestras en la crisis de las grandes escuelas del siglo pasado. Las características generacionales de la red Historia a Debate favorecen este pensamiento historiográfico autónomo. No tenemos datos sobre la edad de los adscritos a nuestra red, pero sí de los que cubrieron nuestra encuesta internacional sobre el estado de la historia, que se corresponden con la misma franja de la comunidad internacional de historiadores en que se mueve nuestro movimiento historiográfico, y cuyo perfil mayoritario es el de un joven profesor titular, entre 30 y 40 años, de España y otros países americanos y europeos. Reilusionarse puede resultar más fácil cuando no se vivió el proceso de ilusión histórica e historiográfica de los años 60 y 70, y el no menos radical desencanto posterior, exagerado por una reacción conservadora todavía activa.

El círculo interno de Historia a Debate vendría a ser los que estamos más claramente comprometidos con ir más allá del puro debate (re)construyendo una alternativa historiográfica y organizando su difusión, es decir, el Grupo Manifiesto de Historia a Debate, los firmantes del Manifiesto, 217 historiadores en 22 países al día de hoy [25-6-03].

Cumplimos, dentro de unos días, el décimo aniversario de Historia a Debate, cuya historia se inició en el I Congreso celebrado el año 1993 en Santiago de Compostela y que podemos resumir en tres etapas:

Llamaríamos a la primera, la etapa de los congresos. Todos conocéis esta actividad de tipo más convencional –aunque nuestros congresos no son muy convencionales-   de Historia a Debate porque los nueve volúmenes de las actas de los dos congresos realizados son una referencia académica fundamental, fueron y son muy utilizados, en concreto, para preparar memorias docentes para oposiciones a profesores titulares en España.

La segunda etapa está marcada por nuestro aterrizaje en la red de redes, iniciado en 1999. Calculo que diariamente nos conectamos más de tres mil colegas de los cinco continentes juntando los que reciben y envían mensajes a través de nuestras listas, los que visitan la web y utilizan los formularios para dejar sus mensajes, y restando las posibles reiteraciones, que comparten en su gran mayoría muchas de estas inquietudes y muchos de los esfuerzos de reconstrucción historiográfica en el que estamos empeñados.

Pensamos que el número de universidades implicadas, a través de sus miembros, en nuestra red historiográfica digital es de 350/400. Instituciones académicas y como tales colaboradoras en nuestros congresos y en la encuesta, más de 300 (las listas se pueden consultar en la página web), algunas repetidas como el Departamento de Historia Medieval, Moderna y Contemporánea de esta Universidad de Salamanca. En fin en Historia a Debate confluyen esfuerzos muy diversos, colegas activos en Historia a Debate tienen a su vez sus propios proyectos, coincidentes en tal o cual aspecto de nuestro macroproyecto, en ese sentido somos un proyecto de proyectos.

Mantenemos tres listas de correo electrónico: una de debate general que tiene el mayor número de inscritos, 1821 en este momento; la segunda de historia inmediata, con 544 inscritos en esta fecha, con debates sobre la actualidad desde el punto de vista historiográfico, o debates entre historiadores sobre temas polémicos del presente, el último sobre la situación en Cuba, y anteriormente sobre la guerra de Irak. La tercera lista, de 217 miembros, es el ya nombrado Grupo Manifiesto, de carácter más funcional, pensado para el desarrollo de nuestra alternativa historiográfica, a revisar periódicamente.

Nuestra actividad digital gira desde luego alrededor de los debates, que sirven de base para la generación de los consensos, que a su vez se someten a debate… Hacemos circular también, en nuestra lista general, información sobre Historia a Debate y sus diversas actividades. El resto de la información académica se deriva al tablón de anuncios de nuestra web (congresos, libros, consultas, contactos, etc.) que es, por cierto,   el apartado más visitado después de los debates.

La tercera fase de Historia a Debate, en la que más ilusión ponemos y que más importancia tiene cara al futuro, aunque por el momento seamos menos los directamente comprometidos, es la tarea global de reconstrucción del paradigma historiográfico, en la que de alguna manera participamos todos: en realidad las etapas y tareas son acumulativas, los congresos inciden sobre el trabajo en red, y ambas actividades confluyen en un momento dado en la elaboración del Manifiesto historiográfico, que marca la tercera etapa de Historia a Debate.

La salida a la luz de las 18 proposiciones para la escritura de la historia en el nuevo siglo tuvo lugar el 11 de septiembre del año 2001. Estábamos terminando el último borrador ese día, aunque pudimos poner una fecha anterior o posterior, o poner solamente el mes, pero preferimos firmarlo el mismo 11 de setiembre. Todos entreveíamos el significado que iba a tener el 11-S como acontecimiento histórico, y quisimos simbolizar así el hito en la evolución de la escritura de la historia que pretendíamos nosotros con el Manifiesto, en todo caso contrario al tipo de desarrollo histórico que se ha querido imponer después de la caída de las Torres Gemelas.

Estas 18 proposiciones no son una ocurrencia personal mía o del grupo de 24 que elaboramos el texto final. Partimos de una herencia valiosa: las corrientes renovadoras del siglo pasado. Sabemos bien que cuando cambia la historia, cambia se quiera o no la escritura de la historia, por lo que procuramos estar al tanto de lo que sucede en la sociedad para eludir los efectos perniciosos y para que los cambios que propongamos permitan –decimos en el Manifiesto- una nueva primavera para la historia.

Aunque fue redactado en petit comité, el texto de setiembre de 2001 se ha beneficiado de la creatividad de nuestros debates en red. Cuando se inicia un nuevo debate general sobre metodología, historiografía, teoría de la historia, no siempre se puede prever por donde caminará, cómo va acabar, y aunque no hay conclusiones, porque los debates quedan permanentemente abiertos, todos aprendemos algo y muchas sacamos la misma conclusión. Usamos además como fuente para el proceso de reconstrucción emprendido las ponencias y mesas redondas de los congresos, la encuesta internacional sobre el estado de la historia (más bien para su próxima revisión, porque el análisis de las respuestas, algunas de 2001, es posterior a la redacción del Manifiesto).

El precipitado final de todo eso, más las reflexiones personales, mías y de otros colegas del GM, son los dos o tres folios con las 18 proposiciones que se pueden consultar y también apoyar en la página web: www.vps12.h-debate.com.

Son tres los ejes que definen nuestra alternativa historiográfica en construcción:

Primero, la redefinición de la historia como ciencia, la historia como “ciencia con sujeto”. Ni Ranke ni   el postmodernismo, escribimos en el Manifiesto. Ni la objetividad   ingenua y un tanto hipócrita del positivismo más rancio, ni el indeterminismo absoluto de un posmodernismo negador del carácter científico de nuestra disciplina. Entre estos dos noes, nos encontramos, con toda probabilidad, la mayoría de los que nos dedicamos a investigar y enseñar historia y somos partidarios de una historia que sea científica y no por eso desconozca que el historiador no es un simple notario, pues está continuamente interviniendo sobre su objeto, mejor dicho, interactuando con su objeto de investigación.

Esta primera proposición epistemológica ilumina el resto de las propuestas del Manifiesto, cuyo segundo eje -algo decíamos antes- consiste en el esfuerzo colectivo por recobrar el entusiasmo por la innovación metodológica e historiográfica, o sea, renovar la renovación. La verdad es que hoy   pocos se interesan por la innovación, de hecho no se exige en los trabajos académicos, tesis y tesinas, ni sería justo porque se ha dejado de dar ejemplo por parte de los juzgadores… Vamos a apoyar y poner en práctica, lo que llamamos la historia mixta como historia global y la historia inmediata, lo que Josefina Cuesta y otros llaman historia del tiempo presente pero haciendo una historia realmente actual, presente, no objetos de investigación de hace 30, 50 o más años. Como ya hacemos en los debates en red de Historia Inmediata, pero en el plano de la investigación. No se ha conseguido que la “historia del tiempo presente” analice históricamente lo que sucede a nuestro alrededor, se estudia más bien la transición de los años 70 en España o la II Guerra Mundial en Francia (que fue donde se originó este concepto historiográfico), pero no el presente. Un colega me preguntaba en un congreso en Cádiz de la Asociación de Historia Actual que dirige Julio Pérez Serrano: ¿qué sería para ti una historia realmente actual, una historia realmente del presente? Es decir, lo que llamamos en Historia a Debate, Historia Inmediata.   Pues ir al Ejido –fue lo primero que me vino a la cabeza-   y hacer una investigación desde el punto de vista de la historia del motín popular con ribetes racistas contra los inmigrantes, hoy sería ir a la Comunidad de Madrid y hacer una investigación histórica sobre la corrupción política de origen inmobiliario hasta llegar a Tamayo y Cía.. Parece difícil, sin embargo hay buenos ejemplos de colegas de nuestra red que lo están haciendo en América Latina, con las ideas bastante claras que mientras no cambie globalmente el paradigma o consenso historiográfico no se normalizará académicamente una historia realmente presente, actual, inmediata, dicho de otro modo, en la medida que avance lo primero avanzará lo segundo, y viceversa.

El tercer eje del Manifiesto vendría a ser retomar la idea del compromiso del historiador. Hay quien se agarra a los brazos del sillón, si oye hablar del compromiso del historiador, del académico, del intelectual, me ha pasado (metafóricamente). Pienso que no es el caso en este acto, ni entre los que van a leer o ver esta intervención en la red de Historia a Debate, pero se trata de una reacción real aunque minoritaria.

En Historia a Debate planteamos, en cualquier caso, la cuestión del compromiso desde un punto de vista nuevo, como historiadores más que como ciudadanos (derecho inalienable), o si se quiere como historiadores-ciudadanos, dando prioridad al compromiso con la historia entendida como investigación y como enseñanza, primando el compromiso con la sociedad desde la propia profesión y reconociendo por tanto la virtual pluralidad de compromisos.

Lo primero es, pues, el compromiso con el oficio y su futuro, parte de las humanidades y, a la vez, de las ciencias sociales. Es por ello que planteamos en el Manifiesto el relevo generacional de la próxima década, en España y en todo el mundo occidental, suscitado como problema al comprobarse que una parte nada despreciable de nuestros alumnos y becarios, son más conservadores que nosotros, no solamente respecto a cómo éramos en esas edades, sino a cómo somos ahora. Evidentemente alguna culpa tendremos los del ’68, el profesorado universitario, en esta evolución negativa de la historiografía revolucionaria de los años 60 y 70 al peor Ranke en los años 90. Retorno del conservadurismo historiográfico, legítimo e incluso comprensible, pero que como alternativa lastra el futuro de la historia en la academia y en la sociedad.

Yo les pido a los colegas de la generación de baby   boom, los que nacimos después de la II Guerra Mundial, los que nos vamos a jubilar más o menos en una década, protagonistas de la “revolución historiográfica del siglo XX”, a   que hagamos un último esfuerzo de compromiso con la historia, al menos cara a nuestra disciplina, animando a los jóvenes a innovar, a comprometerse, a pensar la historia, de modo que el discípulo pueda superar al maestro, renovador en base a unas escuelas historiográficas que entraron finalmente en crisis, es ley de vida, pero siguen siendo referente ineludible para nuevas renovaciones. La mayoría de los colegas de mi generación sesentayochista están en condiciones de jugar un papel positivo –sobre todo si el contexto histórico e historiográfico sigue ayudando- en el   relevo generacional que viene, otros optan con más o menos dudas por apoyar en los hechos el giro conservador de la historiografía y aún de la sociedad, aportando un polo necesario en el debate. Todavía tenemos un tercer grupo, los ni hacen ni dejan hacer, como el perro hortelano, que no tiene relevancia historiográfica…

La segunda novedad sobre la idea de nuestro compromiso como profesionales de la historia, según el Manifiesto, es su carácter democrático, la aceptación de su carácter plural, consecuencia de nuestra libertad de opciones como ciudadanos, y de las propias diferencias historiográficas. Queremos superar, en definitiva, cierto sectarismo académico y político que ha caracterizado los combates por la historia de los años 60 y 70. Admitir que cada historiador tiene derecho de relacionarse con la sociedad y con el mundo de la política, de acuerdo con sus propias convicciones, en tanto que profesional de la historia, no sólo como ciudadano, además de una actitud democrática y tolerante, es algo que enriquece la relación de la disciplina con la sociedad, sin menoscabo de nuestras opiniones sobre la relación entre idea de progreso y desarrollo de la historia como ciencia social.

Hay que reconocer, con todo, dos décalages: entre la situación en España y en América Latina; entre el compromiso por arriba y por abajo. Quiero reconocer aquí que quienes nos ha animado a retomar el tema del compromiso han sido los colegas latinoamericanos que forman   de nuestra red académica, están en sociedades con unas condiciones de abrumadora desigualdad y pobreza que hacen difícil – salvo si uno no tiene corazón- vivir académicamente fuera de esa realidad. En España y Europa, la situación general es distinta, lo que unido a la crisis de las nuevas historias, ello ha supuesto que el compromiso del historiador tienda a las instituciones   y otros poderes (políticas, mediáticas, editoriales) que a un compromiso con la gente, lo cual es peligroso para el futuro de la disciplina: quien nos paga a nosotros como docentes e investigadores es la sociedad civil, que muestra además un renovado deseo colectivo de intervenir en la historia, que por supuesto se manifestó primeramente en América Latina. Entiéndase bien, somos partidarios de la mejor relación posible con el poder de turno emanado de la política y aún la economía, siempre y cuando ello no suponga, naturalmente, dejar en manos ajenas –de cualquier signo- la orientación de nuestro trabajo, aquello que debemos investigar e interpretar del pasado, su relación con el presente y el futuro. Reivindicamos en el Manifiesto una autonomía del historiador que sólo será posible si somos capaces de reequilibrar el compromiso con el poder y el mercado con el compromiso con los movimientos sociales y la sociedad en su conjunto.

Uno de los ejemplos de la influencia del poder político sobre la historiografía es, en la España actual, el auge de la biografía, asimismo consecuencia de las crisis de las grandes escuelas del siglo XX. A mí de entrada me parece bien la vuelta de la biografía, una de las cosas buenas que tiene la citada crisis es que ha provocado la democratización de la historiografía, ya no existe ningún tema o rama historiográfica satanizados. ¿Hay que hacer biografía histórica? Desde luego que sí, el caso es que si todos hacemos biografía, si lo que más que aparece en los medios de comunicación son   biografías de reyes y grandes personalidades, ¿cómo podemos evitar escribir y difundir la historia de “grandes hombres” típica del siglo XIX? Tenemos que conducirnos con responsabilidad hacia la disciplina y hacia la sociedad, sin olvidar todo lo que hemos aprendido y enseñado (no todo era erróneo). Yo sé que las biografías se hacen a menudo por seguir la moda, por encargo de una editorial, por interés político…, es una buena manera de vender libros, de darse a conocer, de aprovechar coyunturas, pero no podemos llevar al conjunto de la historiografía, en este caso española, en esa dirección, sin debatir el tema desde un punto de vista epistemológico, historiográfico, metodológico. La alternativa no es, naturalmente, volver a la historia como “ciencia de los hombres” (Bloch) ocultando el papel de las “grandes figuras” (Ranke), olvidar el sigo XIX para regresar al siglo XX, si no articular los protagonismos colectivos e individuales, hacer una historia de protagonismos mixtos según el momento y el lugar.

La consecuencia más grave de este retorno de la biografía con pretensiones hegemónicas es la desaparición –o la ocultación- del protagonista colectivo de la historia, de la historia de España, es nuestro caso, con los efectos negativos que ello tiene sobre el presente (¿también protagonizado en lo fundamental por “grandes hombres”). Comenté ya en otro lugar como celebré que cuando la conmemoración oficial del V Centenario de Carlos V, la Universidad de Castilla-León hiciera un congreso sobre la revuelta de los comuneros, pero fue una excepción.

Hay colegas que, con la mejor intención, educados en una historia económico-social a la que no quieren renunciar añaden a sus trabajos biográficos “y su tiempo”, buscando introducir así la historia social, incluso a veces la historia de las mentalidades, haciendo “nueva biografía”. No es poco, pero seguimos enfocando así una época histórica a través de una gran personalidad, quedando los otros protagonismos individuales y colectivos en un inevitable segundo plano.

El caso es que para que los protagonismos se equilibren,   según temas, momentos y lugares, hay que reequilibrar nuestros compromisos como comunidad académica, más ahora que crece en España el protagonismo de la gente en la calle. El retorno del sujeto social ha llegado a España a finales de 2001, con la movilización de las universidades contra la LOU, siendo sus últimas manifestaciones –las más numerosas del mundo- el 15 de febrero de 2003 contra la guerra de Irak. que han sido las más importantes en todo el mundo. Esta recuperación del sujeto colectivo   ¿va incidir en la historia que se escribe en España? A título individual probablemente no mucho a corto plazo, los colegas van a las grandes manifestaciones y quizás no relacionen fácilmente la historia que viven con la historia que escriben, que tiene otros condicionamientos poderosos (académicos, mediáticos, institucionales), pero si incide en la perspectiva y las posibilidades de expansión de los sujetos historiográficos que, como Historia a Debate, apostamos hace diez años por la recomposición del historiador colectivo.

Por último, hablar algo de las actividades, tanto presenciales como digitales para este año, 2003, para el 2004, para 2005 lo que, una colega ,m perteneciente al grupo Manifiesto, de la universidad de la Baja California- Sur, Micheline Cariño, llama: “llevar nuestras propuestas historiográficas a la investigación y a la educación” A la educación ya se ha hecho en una proporción que no conocemos exactamente, pero, amplia. Ya antes, con los debates, a partir del manifiesto historiográfico, y, a la investigación, lo que más nos preocupa y va ser, de entre nuestras inquietudes, el tema estrella durante este trienio lo que sería, una especie de plan trienal.

Lo primero, lo vamos hacer ya – ya está relativamente avanzado el diseño- y consiste en crear tres grupos de investigación en red, sobre tres temas relativamente amplios. Tiene un carácter experimental, como casi todo lo que hacemos en Historia a Debate, y tenemos esperanzas fundadas de que pude ser muy exitoso. Podemos lograr, a ivel internacional, investigar en equipo, a nivel intradisplinar, gracias a Internet y a que tenemos una red previa, de manera que, nunca nos faltan colegas para cualquier idea. Los cuatro temas que vamos a desarrollar que se publicarán también a través de la red, donde el grado de difusión se multiplica. Yo lo sé por experiencia propia; paralelamente tengo cbarros.com y, los trabajos breves, que no puedo colgar por problemas con las editoriales, sé que han tenido una difusión que se multiplica por mil; digo por mil porque ha habido catorce mil personas que la han visitado recientemente, a través de la página de entrada y, probablemente otros tantos a través de los artículos, vía buscadores. Es difícil soñar que trabajos   de investigación tengan una difusión semejante a través de revistas o libros, los medios habituales de transmisión académica que, naturalmente, hay que cuidar y continuar. Y eso, yo quiero extenderlo al resto de la red: todos los trabajos que se hagan dentro   de otros grupos, se van a publicar y van estar en una Web que tiene mil visitas diarias; y la noticia de que se cuelgan, de que se publican, se va enviar a través de nuestras listas con lo cual les va dar una gran difusión contribuyendo a crear un ambiente colectivo de elaboración historiográfica   y de investigación empírica en cuatro temas: uno, muy genérico de desarrollo del Manifiesto en sus diferentes puntos; otro, de Historia a Debate, consistente en analizar todo el material acumulado durante estos diez años, tanto en papel como virtual, para saber un poco de donde venimos, donde estamos y a donde queremos ir. Esto en el plano historiográfico.

En los otros dos grupos, tienen que ver con lo que decía antes: vamos a intentar- está bastante maduro ya- aproximaciones globales a la historia- hay algunos colegas que espontáneamente ya han ido en esa dirección- y vamos, de una manera sistemática, intentar aproximaciones globales de fenómenos históricos muy diversos, a través de historia mixta, de mezclar y hacer converger fuentes, métodos, especialidades distintas .

Creo que puede ser muy fructífero, no sólo metodológica e historiográficamente si no porque, podemos sacarnos esa espina clavada del fracaso de la historia total, del Marxismo y de Annales y hacer una historia empírica global, salir por lo tanto de las cárceles del gulag historiográfico que son las especialidades

¿?..:Y, naturalmente, de historia inmediata. Historia inmediata que, con independencia de lo que ha nacido a través del Instituto del Tiempo Presente de París, y que, Josefina y algunos colegas han difundido en España y en otras historiografías.   Nosotros, de una manera inmediata, a través de iniciativas que vinieron de América Latina, hemos abierto un espacio de debate muy vivo. La lista de Historia Inmediata, tiene, en este momento, más de   quinientos suscritores. Estamos discutiendo entre historiadores-decía antes- o bien desde el ámbito de la historia, y queremos llevar eso a la investigación empírica. Ese será el cuarto grupo de investigación en red y, si eso sale bien, los multiplicaremos porque, a través de Internet la comunicación es barata y, como todo el mundo colabora, cada unos desde su casa, desde su despacho, desde su país etc, mantener actualizadas estas cosas, es relativamente sencillo.

La segunda tarea es el III Congreso que está previsto para el 18 de Julio del 2004, coincidiendo, como en los dos casos anteriores, con el Xacobeo, en este caso Xacobeo 2002. La Xunta de Galicia, tiene la bondad de facilitar y financiar esta peregrinación de historiadores para debatir el estado de nuestra disciplina en el mundo, en Santiago de Compostela, cada año jubilar..

Vamos   hacer un pequeño ensayo, el uno de Septiembre, en la Biblioteca Nacional del Distrito Federal de México, de ponencias y de mesas para desarrollar el manifiesto historiográfico, que va ser uno de los ejes de nuestro próximo congreso, pero no el único. En realidad, los temas- que está por ver aún porque lo consultaremos a través de la red- de nuestro próximo congreso van a ser parte del desarrollo de nuestra posición historiográfica, de enriquecimiento y de diversificación y, parte, de ser receptor de todas las novedades que se hayan dado, entre 1999 y 2004, en todo el mundo.

En este caso, a diferencia de lo que sucede en la red, en Internet, con traducción simultánea Francés-Inglés. A lo mejor, solamente al Inglés ya que dependemos del dinero disponible. Va tener una dimensión menos latina que otras veces, con un mayor equilibrio entre el área europea y americana y entre el ámbito español, francés e inglés e, intentaremos que sea, como otras veces anteriores, como una especie de termómetro de cómo está la historiografía internacional, en este momento porque, ya vimos como, entre 1993 y el 1999, ya vimos como la temperatura, no sólo había cambiado, sino, que todos los datos atmosféricos. Y, esta vez, entre el el 1999 y el 2004, prevemos cambios espectaculares, porque el mundo entre el año 1999 y el año 2004, ha cambiado radicalmente y eso, nos guste o no- yo estoy entre los que nos nos gusta – ha influido y ha hecho cambiar la Historia en esos ámbitos más reducidos, más vanguardistas, en que nos movemos nosotros.

Después del II Congreso, tenemos previsto la revisión de las 18 proposiciones del Manifiesto par recoger toda la actividad   de la red, los grupos de investigación en red y los resultados del III Congreso y, a partir de ahí, de los resultados del III Congreso, pensamos ya en darle continuidad a este nuevo paso de llevar   al terreno más estrictamente académico, de investigación y de enseñanza, nuestras proposiciones historiográficas y el espíritu de Historia a Debate. Para ello vamos a crear ya la revista Historia a Debate.

En parte, la lista, la Web, los debates, los congresos, suplen la función de muchas   revistas y, además, muy por encima de las posibilidades de cualquier revista. Lo que fue Annales en su momento lo que fue Past ande Present, hoy lo suple inmejorablemente Internet. Sin Embargo, pienso que la revista pude ser muy útil para no solo debatir en base a mensajes cortos sino también, para debatir en base á artículos largos y para mantener todo el esfuerzo de reconstrucción historiográfica que va tener un hito en el III Congreso i va tener un funcionamiento diario, a través de los grupos de investigación en red.

Y, Por último, quedará para después aunque intentaremos avanzar ya, en este sentido, en estos tres años que nos quedan, implantarnos más fuera del ámbito hispano. Aquí tuvimos que dar un paso atrás para dar dos pasos adelante y, nos hemos replegado, con respecto al I Congreso, realizado con la ayuda de Annales y de Past and Present, nos hemos replegado al ámbito latino para tener un discurso propio y ya en todas las actividades que anuncié, vamos a tratar de reforzar la parte no hispana de nuestra red y de nuestro proyecto historiográfico. Esto supone un problema técnico, sobre todo en Internet ya que las comunidades tienden a encerrarse en función del idioma de comunicación pero, hoy en día ya, tenemos en nuestras listas, aproximadamente, unos 250 colegas de países no hispanos que leen los mensajes y siguen los debates en unas horrendas traducciones automáticas que, en la medida que seamos capaces, intentaremos introducir un servicio de revisión de esas traducciones automáticas para animar a más colegas del ámbito francófono y anglófono a que sean parte activa de nuestro movimiento historiográfico y a establecer relaciones de intercambio, como ya los tenemos, con otros proyectos y con otras instituciones, con al única condición de que sean intercambios iguales.

Entonces, así como nosotros, hemos superado ya la mentalidad de autocolonizados, desde el punto de vista historiográfico, nos preguntamos si, en ámbito francófono, anglófono y otros, van a tener la misma capacidad. Nosotros les ayudaremos en lo que podamos para que se entienda que, en le mundo global, no en el que viene sino en el que ya estamos, naturalmente, en su dimensión más democrática, en Internet, cualquiera, puede ser foco de renovación historiográfica.

Historia a Debate lo ha demostrado y, en la medida en que otros acepten esta realidad, podemos establecer esas relaciones, que nos permitan beneficiarnos de iniciativas y de propuestas que pueden venir de otros lugares académicos, no hispanos y que ellos, a su vez, nos critiquen o acepten nuestras proposiciones historiográficas.

En eso estamos y, para eso, contamos con vosotros

En el tiempo que nos queda, la idea era daros la voz. Primero porque hay otros y otras que tenéis una experiencia, como miembros más o menos activos, más o menos pasivos de Historia a Debate. Todo esto, naturalmente, seguro que ya lo conocíais y tenéis, naturalmente una opinión o sino, preguntas o intervenciones de cualquier tipo. Y Aquí termino yo…..

 

Miguel Angel Perfecto

Muchas gracias, por esa intervención tan clarificadora.

Bueno, andamos escasísimos de tiempo, como es bastante evidente pero, no podemos cerrar el acto sin abris un pequeño turno de preguntas.¿Alguien se anima?

Sí, ¡Mercedes!

No se entiende la pregunta

  1. Barros. ¡ Mucha gracia, Mecedes!

Quiero decirte que yo te conocía por los mensajes que es como nos conocemos todos, y, esto mismo que has dicho, se trasluce de los mensajes que nos has enviado. Ese espíritu de ilusión o de reilusión en el oficio, en las cosas de la historia que, no sólo a mi sino a todos, como un apoyo mutuo que nos prestamos porque vemos que hay almas gemelas por todos los sitios y, a veces, uno se sorprende de los colegas y de las colegas que están en la lista, incluso algunos muy cercanos, conocidos por otras circunstancias, donde resulta que, encerrados cada unos en nuestro despacho, no nos conocemos suficientemente. Historia a Debate, como otras redes están haciendo o pueden hacer en otros lugares,   permite reconocernos y saber que uno más uno, mas una, más otro/a, somos muchos y podemos hacer cosas juntos. Yo sigo insistiendo que nuestro trabajo de coordinación y de orientación, es relativamente fácil porque hay muchas orientaciones. Es un problema de granos de arena que hacen una montaña. Por eso que, a mi, me apetece muy poco, ponerme en la cima de la montaña con la banderita, porque, realmente, el problema es que soy plenamente consciente, porque yo lo vivo mejor que nadie, de que los granos de arena han hecho esa montaña en la que, a unos, les ha tocado estar, parece ser en la cima. Al contrario, si hubiéramos hecho una propuesta, hubiera caído en el vacío, como tantas veces pasa. Cada ves que hemos hecho una propuesta, cada vez que tiramos de la cuerda……..

Para aquello a lo que dedicamos el grueso de nuestro tiempo, que nos deja libre la docencia, que es la investigación, pues parte de esa actividad intentemos hacerla juntos. Y habrá propuestas de grupos sobre otros temas que nosotros siguiendo el sistema de historia a debate, apoyaremos si entran dentro del marco, que es amplísimo, de   la propuesta de reconstrucción historiográfica que hemos lanzado.

Es decir, los debates , al principio propusimos alguno, pero eso fue hace cuatro años; los debates los propone cualquier persona , como ya sabéis, y en la medida en que tienen seguimiento, se consolidan. Es decir :

¿Quién está tejiendo la red? Todos: nos gusta decir “Historia del Arte somos todos”, lo que pasa es que a lo mejor individualmente no se tiene ese grado de conciencia de lo que se está aportando a una red que se ha construido con apoyos que vinieron, y que vienen, de todos los lados, y con un sostén que viene de todos lados.

Público: Ya que en la presentación no ha aparecido la propuesta, ¿existiría un horizonte futuro que se habriera un poco hacia el continente Africano?

Carlos Barros: Es difícil que no haya , no continentes , por supuesto, sino áreas de países con los que no hayamos tenido relación a través de las múltiples actividades, y así ha pasado sobre todo con el norte de Africa , aunque hemos tenido relaciones con colegas en Túnez, Marruecos, Gabón , de los que probablemente provienen muchyos de nuestros colaboradores, como de Argelia – de donde procede una valiosa contribución de un colega que figura en las actas del II Congreso- , pero no hemos logrado estabilizar una relación , aunque cara al futuro es indispensable, porque en sencillamente, lo global, o es intercontinental, o no es, y con la relación trasatlántica, un eje fundamental para la Historia del Arte, no es suficiente para una propuesta que se pretenda global. Lo seguimos intentando, en eso coincidimos Gonzalo Pasamara , de la Universidad de Zaragoza , y yo, que un poco antes del 11 de Septiembre participamos en un congreso para presentar Historia a Debate cerca de Manhattan, cerca de donde estaban las Torres Gemelas , y allí conocimos un colega (…)con el que teníamos una fácil relación. Él es hispanista pero, en parte, no se consolidó , no tuvo continuidad ,en parte también por situaciones por las que atraviesan, a veces, los propios países que dificultan la relación exterior, cosa que está sucediendo en este momento en EE.UU.Quiero decir , como les contaba ayer a Claudia y a Ana, que nosotros hemos notado mucho el 11 de Septiembre porque prácticamente desaparecieron las intervenciones en los debates de colegas en los Estados Unidos , y no por un problema de falta de libertad en nuestra red, sino un problema probablemente de falta de libertad en las universidades norteamericanas donde existe un corriente democrático-liberal muy amplia, muy fuerte pero que probablemente perdió las ganas a partir del 11-S ; digamos que entre el 11-S y la ocupación de Irak perdió las ganas de seguir en el mundo, probablemente, no lo sé. Esperamos que   eso se abra en el futuro, que ese aislacionismo de tipo político que está en las universidades también se supere y recuperemos la relación trasatlántica.

Y lo que clarifico aquí , porque esto es para llegar a otros sitios, es que estamos abiertos a establecer esa relación con África y con Asia que para nostros es fundamental y que tiene que ver con una mayor presencia nuestra en el ámbito anglófono y en el ámbito francófono. Hemos discutido en algún momento, en la lista, crear una cuarta lista en Inglés, y los que estabais en aquel momento no sé si recordais que había gran resistencia, que yo llamaría patriotismo latino , y nos decían : “que aprendan español como nosotros tenemos que aprender inglés”. Incluso esa posición probablemente fue mayoritaria en el debate pero yo pienso que debemos tener bastante sentido común y saber que el Mundo que viene tiene que ser multicultural y no hacer lo que ellos hicieron , es   decir , que nos obligaron a aprender primero francés y luego inglés , es decir, no obligar a nadie a que aprenda español sino que sencillamente nos podamos entender en español, en francés y en inglés . Y, a eso vamos. Nos gustaría que hubiera una presencia africana en el congreso del año 2004 como ya hubo de Asia muy interesantes,y de la India y China en el congreso anterior. Tenemos eso en mente, pero tenemos que ir poco a poco.

Público: Quisiera resumir mi pregunta porque, un poco en la lejanía, soy también discípula de Annales y de los últimos maestros, y aunque se ha planteado que en España ya se piensa con cabeza propia desde el punto de vista historiográfico , me cuesta bastante ver la diferencia entre Annales e Historia-Debate . Es decir : le veo muchas más cosas a pesar de que es uno de los puntos de partida. No veo el despegue . Por ejemplo en las temáticas como la del Compromiso, que es una de las más interesantes, eso lo veo muy faucaultiano, por no decir que tu tarea me recuerda mucho a Braudel: esta gran innovación braudeliana de mostrar los Annales al Mundo y de entrar en contacto, y sobre todo con la veta de América Latinan que esto no es muy común y muy normal en la   Historiografía que viene desde Europa .Pues querría saber brevemente eso: dónde está la diferencia ,y , por supuesto , me parece que el gran aporte de Historia-Debate es ,a parte de la democratización que hablaba Ana ,y que me parece fenomenal, pues es también   el aporte desde el punto de vista de la red , donde ,creo, sí hay una diferencia con Annales ahora mismo impresionante. Creo que debiera ser más explotada, ya que ha sido un punto de referencia clave para gran número de historiadores -en lo que se refiere a Internet y nuevas tecnologías- y no está del todo subrayado lo que concierne a este tema. Eso es en síntesis.

Carlos Barros: Tengo que reconocerme discípulo de los Annales, como todo el mundo podría apreciar por la mayoría de mis trabajos. Vengo del marxismo político diríamos, pero historiográfica, académicamente, he sido un fruto más de Annales; mis investigaciones han sido acerca de la historia de las mentalidades e Historia social, una mezcla de ambas cosas, y tengo el enorme disfrute de la amistad personal del que considero es el representante vivo de los Annales más importante, Jacques Le Goff. Entonces, eso que ha sido nuestra fuente de inspiración nos lleva a plantearnos dos problemas: primero actualizar todo lo bueno que ha aportado   Anales, y yo diría que el Marxismo y otras corrientes;   y después, intentar triunfar donde ellos fracasaron. Lo de la actualización es indispensable porque la fundación de los Annales tuvo lugar entre la primera y la segunda Guerra Mundial, como ya sabemos. Metier d´Historien, se escribió entre 1942/43. Combates por la Historia, antes de 1956. Entonces, por favor, primero actualizar, y después, triunfar allá donde ellos fracasaron. Yo creo que el concepto de Historia Total, ha sido un rotundo fracaso. Creo que se fracasó también en la relación con el Positivismo, en el sentido que se satanizó el Positivismo, pero se fue – por parte de Anales y tambien por parte   de Past and Present – mucho más positivista de lo que se quiso reconocer siempre. Y, en el tema del compromiso, a los resultados me remito; es decir, que las instituciones que ha creado Annales, sobre todo la Escuela de Altos Estudios, es una institución académica más; yo diría, incluso, academicista. Un centro de los mejores del mundo por todo lo que hay acumulado académicamente a lo largo de un período de sesenta años ahí, pero, al mismo tiempo, ha sido una gran frustración, nos ha defraudado mucho a los que estuvimos en el Tournant Critique , que fracasó entre 1989 y los años siguientes. Nos ha decepcionado mucho la falta de sensibilidad de la Historiografía Francesa , comandada por los Annales, a partir del retorno del sujeto social en la historia inmediata francesa desde finales del año 1995.

Francia – como venía en un medio de comunicación el otro día- está haciendo una nueva Revolución Francesa , en referencia a las últimas movilizaciones, ha sido uno de los nudos del retorno del sujeto social en el mundo; y esto ha provocado unos cambios en la relación de los intelectuales y los académicos con la sociedad que yo querría , en homenaje, simbolizar en Pierre Bourdieu , y que , ha esa llamada de la sociedad, a esa cita , no acudió la escuela de Annales .

Yo recuerdo preguntarle a mi amigo Jacques Le Goff en 1997 si el protagonismo intelectual retomado por los artistas, los cineastas y por los escritores, que acabamos de vivir , con seis años de retraso en las movilizaciones contra la guerra en España , no debería ser seguido por los historiadores y científicos sociales .Si no : ¿ Qué sentido tiene haber inventado el concepto de compromiso a partir de Emile Zòla y ahora no   acudir a esa llamada de la historia inmediata?

Jacques Le Goff me dijo » es preciso reflexionar sobre esto.» No se ha reflexionado y no se ha hecho. Y frente al ejemplo del propio Andrè Levy , o el ejemplo de Pierre Bourdieu en sociología , o el de Jacques Derrida en Filosofía, resucitando en Espectros de Marx, él, un deconstruccionista, adoptando inmigrantes a finales de los 90 y cambiando la manera de entender la filosofía, la sociología , la economía. Dónde está esa historia que era el eje de las ciencias sociales, que estaba en los medios de comunicación de la sociedad francesa todos los días , replegada a los cuarteles de invierno del academicismo? ¿Hay ó no, que superar los Annales?Las Escuelas somos lo que hemos sido y lo que somos, y , cuando se produce el fin de la renovación , no hay que echarle la culpa a las personas que en ese momento están al frente de las instituciones hay que ver en qué nos hemos equivocado. Y en ese sentido, cuando yo quiero sacarme de encima ese pequeño culto a la personalidad de Carlos Barros – relacionado con Historia-Debate – es porque soy contrario a que eso se aplique a Jacques Le Goff, a Fernand Braudel , a Lucian Fèbvre y a Marc Bloch , que es lo que nos impide pensar por nuestra propia cabeza y avanzar. Porque lo que no puede ser es que sólo sirva lo que está escrito ahí , o , como me dice un alumno conservador de la asignatura de Tendencia Historiográfica, no hace mucho, » es que eso de las redes ya lo inventó Luciàn Febvre » , porque , parece ser, que en algún sitio habla de la red eléctrica. Entonces, sí que tenemos que superar la escuela de Annales porque es llevar las consecuencias de la renovación historiográfica hasta el final.

Aunque de todo esto probablemente, la razón mayor es que no vivimos en los años 40 ni en los 50, 60 o70 , y porque esas escuelas han dejado de brillar ; con un balance espectacular, porque son , naturalmente, sesenta años de renovación historiográfica.

Y, por último y para terminar , dices tú que ellos nos han alumbrado con vías temáticas para la investigación, pero, es que yo creo que la renovación futura ya no es fragmentar en especialidades la misma disciplina , es salir de sus pisitos, salir de las cárceles de la especialidad   y hacer Historia Mixta, y eso no lo ha hecho salvo en algunas obras donde podemos encontrar algunos precedentes porque en nuestra disciplina , que es más antigua que cualquier otra – tiene más de 100 años de historia- y cualquier cosa que se quiera hacer tiene siempre algún precedente; y, a mi me gustaría hacer una historia mixta como fue   Sociedad Feudal de M. Bloch, que probablemente respondió, en un principio, a la inquietad de hacer una Historia Total que no fructificó; la Historia Total, ni siquiera llegó a completar una línea de investigación; se transformó en un horizonte utópico a donde   no había que llegar y, como muchas utopías, que sirviron de coartada para la fragmentación y para cosas peores, en el terreno que no es historiográfico sino que   es histórico. Por lo tanto, es por esa vía por donde vamos intentar, sobre todo en la investigación empírica, avanzar, cosa que muchos hacemos ya espontáneamente. Ahora lo queremos hacer de forma sistemática en un marco historiográfico. Conseguir lo que no consiguieron, en general, ni Annales ni la Historiografía Marxista: O sea Una historia realmente global; y claro, nos vamos inspirar   en Civilización del Occidente Medieval, nos vamos inspirar, pero con mucha crítica al Mediterráneo de Braudel, nos vamos inspirar en la Cataluña Moderna de Pierre Vilar, pero, para ver los defectos y triunfar donde ellos fracasaron. Es el mejor homenaje que podemos hacer a la Escuela de Annales.

Queda siempre la opción de seguir haciendo Historia Económica, Historia Social, Historia de las Mentalidades, como hicimos algunos; es decir, seguir en la historiografía de los años 70, que es muy legítimo y que, incluso, pude ser más positivo que este retorno a la Vieja Historia que estamos viviendo en este momento. Pero, en todo caso, algunos, queremos llegar más allá: es decir, dejar cuando no jubilemos si no una Nueva, Nueva Historia, por lo menos, un camino iniciado de   una Nueva, Nueva Historia. A veces, a mi me gusta también, denominar al proyecto de reconstrucción historiográfica, que no es de construcción ex novo sino de reconstrucción historiográfica en el que estamos empeñados.

Intervenciones

Miguel Ángel Perfecto*
Universidad de Salamanca

Ana Carabias
Universidad de Salamanca

Carlos Barros
Universidad de Santiago de Compostela

Preguntas

Claudia Möller
Mamadon Fall
Mercedes Samaniego