III Congreso Internacional
Historia a Debate
Santiago de Compostela, 14-18 de julio de
2004
11 de setiembre/ 11 de marzo |
MESA: 11 de septiembre
Respuesta al Profesor Rafael Cruz "El terrorismo globalizado hace un siglo" Pedro Luis Lorenzo Cadarso, Universidad de Extremadura Argumenta el Prof. Rafael Cruz, con una corrección académica indudable, que la idea de que estamos ante una nueva dimensión del fenómeno del terrorismo es inaceptable por presentista, esto es, por obviar las grandes coincidencias que se observan entre el terrorismo actual y el terrorismo anarquista del siglo XIX y comienzos del XX. A mi juicio, lleva razón el profesor Cruz cuando hace notar que el fenómeno del terrorismo es, esencialmente, el mismo desde que se "inventó" como forma acción; sin embargo, no estoy tan seguro de que las coincidencias sean tantas como expone en su argumentación: 1º No es fácil equiparar el hecho de que los terroristas anarquistas actuasen, ocasionalmente, fuera de sus países de origen, con el modus operandi de organizaciones como las islamistas, vocacionalmente internacionalizadas, que buscan actuar en aquellos lugares del mundo donde pueden obtener mayores beneficios (entiéndase impacto mediático sobre la opinión pública). 2º El terrorismo anarquista, aunque existan ejemplos diversos, es obra de pequeñas cédulas descoordinadas entre sí, incluso de individuos que actúan sin el respaldo de organización alguna. Poco tiene esto que ver con las estructuras organizacionales del terrorismo actual, con militantes profesionalizados, redes de apoyo a escala internacional y organizaciones afines donde captar militantes, información o recursos. 3º La elección de las víctimas por los terroristas anarquistas, incluso cuando se producen atentados en lugares públicos, es siempre selectiva: no es lo mismo una bomba en el Liceo de Barcelona que en un cercanías de Madrid (entiéndase que en términos tácticos). El crimen indiscriminado forma parte consustancial al terrorismo actual, especialmente al islámico, y no parece que esta característica pueda trasladarse sin muchos matices al anarquismo. 4º El terrorismo actual es, desgraciadamente, más eficaz tácticamente: obtiene una repercusión mediática a escala universal y de una intensidad desconocida en el XIX; también por desgracia, una respuesta social (a nivel de opinión pública) mucho más emotiva que en el pasado, pues ni se trata de un enemigo identificable (el "Islam" es una religión, no una entidad política concreta), ni los motivos pueden ser claramente racionalizables (todos somos potenciales víctimas por el mero hecho de "ser" algo, europeos, cristianos, etc., independientemente de lo que hagamos o pensemos); ni la respuesta represiva que podían llevar a cabo los gobiernos del siglo XIX es comparable con la actual (lo que genera sensación de impunidad e indefensión en la sociedad). 5º Por último, me sigue costando trabajo asimilar el fanatismo político anarquista (basado, en última instancia, en una ideología racionalista fundamentada en el optimismo antropológico) con el fanatismo religioso, pues creo que las limitaciones morales (e incluso estratégicas) tienen que ser necesariamente distintas. A pesar de los desacuerdos, mi enhorabuena al Prof. Rafael Cruz, pues la reflexión histórica no debería desatendida al analizar este fenómeno, como de hecho viene sucediendo.
|