IV Congreso Internacional
Historia a Debate
Santiago de Compostela, 15-19 de diciembre de
2010
� Ponencias aceptadas |
Sección II. 2. De las espacialidades al debate general Autor Domingo Garí (Universidad de La Laguna, España) Título Construyendo la ciudad democrática. El papel de la historia Resumen La ciudad democrática se construye en un proceso dialéctico que implica una lucha cultural permanente. Los procesos de generación de hegemonías políticas tienen un correlato en la historia cultural de la ciudad y en la ciudad. El discurso dominante acerca de la ciudad, de su geografía y de su patrimonio tangible e intangible, es el resultado de las luchas político-sociales que han tendido lugar a lo largo de la historia. El discurso sobre la fundación de la ciudad, sobre sus héroes y sus leyendas, o historia reales, se ve permanentemente condicionado por los intereses de clase que la atraviesan. La marginalidad y la segregación tienen diferentes manifestaciones en las distintas ciudades y países. " la marginalidad urbana no está en todos lados tejida con las mismas fibras y, si se lo piensa bien, no es algo sorprendente. Los mecanismos genéricos que la producen, así como las formas específicas que reviste se vuelven plenamente inteligibles cuando uno se toma el trabajo de ubicarlas en la matriz histórica característica de cada sociedad en una época dada- de las relaciones entre las clases, el Estado y el espacio. Es decir, debemos ocuparnos de desarrollar imágenes más complejas y más diferenciadas de los "condenados de la ciudad" si pretendemos comprender correctamente su situación y elucidar su destino colectivo en los diferentes contextos nacionales" [Wacquant, L., 2007 ]. Una de las cuestiones centrales es tratar de fijar cómo "los condenados de la ciudad" pueden articular un discurso, que luego sea insertado en el patrimonio común sobre la idea de la ciudad, y que "la mayoría" de la ciudadanía pueda compartir. Una propuesta de contrahegemonia, por lo general, producida en condiciones intelectuales muy adversas y con premuras materiales en la vida cotidiana, hacen más difícil la tarea. Aquí es esencial el compromiso social del historiador y la tecnología de la oralidad. Cuando los grupos subalternos toman conciencia sobre la importancia de su propia historia, se produce un avance considerable en el proceso de democratización del espacio urbano. Ese proceso que acelera la toma de conciencia histórica y de clase, es de inestimable valor, tanto para los subalternos en sí, como para los historiadores que trabajan en su misma dirección. � � |
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