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III Congreso Internacional Historia a Debate Santiago de Compostela

IV Congreso Internacional Historia a Debate
Santiago de Compostela, 15-19 de diciembre de 2010

Direcci�n


Ponencias aceptadas


Mesa K. Historiadores y memoria hist�rica

Autor:

Hilari Raguer (Abad�a de Montserrat, Barcelona, Espa�a)

T�tulo I:

�La pol�tica de memoria hist�rica reabre las heridas de la guerra civil?

Texto I:

Haciendo coro a los pseudohistoriadores de la corriente revisionista, o m�s bien negacionista, los que durante la larga dictadura impusieron su versi�n de la guerra civil e idealizaron los a�os de �paz�, ahora quieren impedir que la historia sea investigada y divulgada libremente. A diferencia de lo que ha ocurrido en otros pa�ses, aqu� no se exigen responsabilidades penales ni investigaci�n de fortunas: s�lo se quiere saber la verdad de lo que ocurri�, la simple lista de los muertos, la exhumaci�n de cad�veres y una sepultura digna.

El gran historiador Pierre Vilar terminaba su discurso de conclusi�n de un coloquio sobre los franceses y la guerra de Espa�a diciendo: �Retengamos que la historia est� hecha de lo que unos quisieran olvidar, y de lo que otros no pueden olvidar. Es tarea del historiador averiguar el porqu� de una cosa y de la otra� (Coloquio sobre �Los franceses y la guerra de Espa�a�, Perpi��n, septiembre de 1989) Y en 1986, a�o cincuentenario del estallido de la guerra civil, los obispos espa�oles afirmaban: �Los estudiosos de la historia y de la sociedad tienen que ayudarnos a conocer la verdad entera acerca de los precedentes, las causas, los contenidos y las consecuencias de aquel enfrentamiento. Este conocimiento de la realidad es condici�n indispensable para que podamos superarla de verdad� (Documento del episcopado espa�ol Constructores de paz, de 20 de febrero de 1986). Eran los tiempos en que presid�a la conferencia episcopal espa�ola don Gabino D�az Merch�n, prelado abierto, que a pesar de que sus padres hab�an sido asesinados en 1936 se manifest� contrario a la beatificaci�n de los llamados m�rtires de la guerra civil. Ha llovido mucho desde entonces.

Perm�tanme evocar un recuerdo de la guerra civil. Yo estaba a punto de cumplir ocho a�os cuando empez�. Fue en uno de los primeros bombardeos de Barcelona. En la escuela, cuando sonaban las sirenas de alarma, nos hac�an arrimar a una pared maestra. Hab�a una ni�a que estaba espantada, con los ojos muy abiertos, y con otro ni�o nos burl�bamos de ella diciendo: ��sta tiene miedo� (as� disimul�bamos el miedo que nosotros mismos ten�amos). La maestra se dio cuenta y abraz� a la ni�a mientras le dec�a suavemente: �llora, llora�, hasta que la ni�a estall� violentamente en un llanto como hist�rico. Yo no lo entend� entonces. Pensaba que mi compa�ero y yo s�lo hab�amos querido burlarnos un poco de la ni�a, pero que no quer�amos hacerla llorar, pero siendo ya mayor me he acordado muchas veces de lo que hizo aquella maestra y de c�mo seguramente la salv� de quedar traumatizada para siempre. Y cuando los que durante cuarenta a�os nos estuvieron machacando con su falsa versi�n de la historia, no dejaron hablar a los testigos y nos negaron el acceso a los archivos nos dicen ahora que no hay que hurgar en las heridas de la guerra civil, me parece que aquella condisc�pula de mi infancia es paradigma de todo un pueblo que todav�a no ha estallado en llanto, que necesita hacerlo y que apenas en estos �ltimos a�os est� empezando a hacerlo. �Que no traten de imped�rselo!

T�tulo II:

�Es posible la historia objetiva?

Texto II:

En nuestros debates no cesa de plantearse la cuesti�n de si es posible escribir una historia objetiva. En un curso de verano sobre la guerra civil en El Escorial, el a�o 2000, el profesor Paul Preston dio una conferencia en la que no escondi� su simpat�a por la Rep�blica. Al terminar, en el coloquio, uno de los asistentes, un se�or algo mayor, que se
identific� como ingl�s, dijo que en la historiograf�a de la guerra de Espa�a los historiadores brit�nicos, como Hugh Thomas, hab�an aportado imparcialidad al debate, pero, a�adi�, �si he de ser sincero, su conferencia no me ha parecido imparcial�. Preston contest�: �Yo no pretendo ser imparcial. S�lo pretendo ser honesto�.

Creo que Preston ten�a toda la raz�n. No se puede escribir la historia, tejida de mil tragedias humanas, con la frialdad as�ptica con que se describe el comportamiento de las hormigas o la gravitaci�n de las estrellas. Forma parte de la historia la valoraci�n de los acontecimientos y de los comportamientos. Un personaje que se ha comportado criminalmente puede y debe, con toda objetividad, ser presentado tal como fue y valorado como merece. En la historia de la guerra civil espa�ola no se puede dejar de criticar las barbaridades que se cometieron en uno y otro bando, ni de elogiar el hero�smo y la generosidad que tampoco faltaron en los dos lados. La parcialidad reprobable ser� la del historiador que de antemano ha tomado partido por uno de los dos contendientes y falsea los hechos o los selecciona con partidismo, con lo que aunque sean ciertos, el relato general resultante distorsione la visi�n hist�rica.

T�tulo III:

L�mites de la historia oral

Texto III:


En estos �ltimos tiempos se est� prestando gran atenci�n a la historia oral, particularmente de cara a la historia de la guerra civil. Es una fuente que no hay que despreciar, y una tarea urgente, porque est�n desapareciendo los �ltimos testigos. Pero hay que ser prudente. Puede darpistas, confirmar documentos, ilustrar con an�cdotas concretas la historia cl�sica, pero se ha de recibir siempre cr�ticamente.

Perm�taseme referir una an�cdota. Hab�a publicado la biograf�a del general Domingo Batet, fusilado en Burgos en 1937, y fui al Servicio Hist�rico Militar de Madrid a ofrecer un ejemplar, como es norma cuando se ha utilizado alg�n archivo. Me recibi� personalmente el general Jefe delServicio y fue muy amable conmigo. Para justificar que no se pudiera mostrartoda la documentaci�n existente, me refiri� algo que hab�a ocurrido recientemente. Se hab�a presentado una se�ora que quer�a examinar el expediente personal de su padre, que dec�a que era un h�roe de la Divisi�n Azul, ca�do en Rusia luchando contra el comunismo. Trat�ndose de la hija, no se le podr�a negar, y le mostraron el expediente. Efectivamente: su padre hab�a estado en la Divisi�n Azul y hab�a muerto en Rusia, pero... �fusilado por desertor!

De no haber le�do el expediente oficial, nadie hubiera hecho creer a aquella se�ora la verdad sobre su padre. Ella seguramente hab�a o�do la versi�n que le habr�a contado su madre, y la ten�a por indiscutible.

La historia oral transmite experiencias personales, y por lo tanto limitadas, que no son reflejo seguro de las situaciones globales. Como dice el refr�n, cada uno cuenta la feria seg�n como le fue en ella.

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