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III Congreso Internacional Historia a Debate Santiago de Compostela

IV Congreso Internacional Historia a Debate
Santiago de Compostela, 15-19 de diciembre de 2010

Dirección


Ponencias aceptadas

 

Sección I.2. Innovaciones paradigmáticas

Autor
María Soliña Barreiro (Universitat Pompeu Fabra, Barcelona)

Título
Un paradigma estético de la historia para el estudio de las mentalidades a través de la producción cultural. El caso de la experiencia temporal y el cine de vanguardia de entreguerras 

Resumen

La propuesta que presento surge de la necesidad metodológica en que me encontré a la hora de realizar la tesis. Me proponía hacer un estudio de la percepción del tiempo moderno en la época de entreguerras a través del cine de vanguardia. La investigación sobre cine suele adolecer de ahistoricidad, lo que impide comprenderlo en el conjunto de las relaciones históricas y sociales que lo vio nacer y desactiva su cualidad de reflejo y reflexión de la sociedad que lo crea. El estudio de la percepción temporal se caracterizaba por obviar a nivel histórico los interesantes datos estéticos que sobre la conciencia de los contemporáneos aportan las producciones culturales de su época.

De este modo, partiendo de la Teoría Crítica de la Escuela de Frankfurt y, en concreto, de la Teoría del Conocimiento, recogí aportaciones marxistas heterodoxas y contemporáneas a las producciones fílmicas como las de Benjamin y Karacauer. Elaboraba así un núcleo metodológico respetuoso con la historicidad de las manifestaciones culturales al ser historiadores y críticos contemporáneos a ellas. A partir de ahí trabajé con otro tipo de especialistas en estética y teoría de la cultura de esa época si bien no contemporáneos a ella. La especificidad material, mecánica y temporal del objeto de estudio fílmico enriquecía las aportaciones estéticas e históricas. La síntesis de la metodología elaborada es la siguiente

Los cambios que la Modernidad introdujo en todos los ámbitos de la vida y de la percepción resultan legibles a través del análisis de las manifestaciones culturales de la época y, más aún, en ese intenso lapso de entreguerras el ascenso del capitalismo, la proliferación urbana, la guerra, la masificación. Nuestro marco teórico permite estudiar la producción material y cultural de la modernidad y analizar el funcionamiento de los objetos de consumo en la conformación de la conciencia de la sociedad. En el cine de vanguardia se pueden leer las transformaciones del tiempo en la modernidad de una manera privilegiada porque, por una parte, refleja el choque de la modernidad en la conciencia del habitante urbano al haber sido producido en esa época y porque, por otra, realiza a su vez una reflexión crítica que trasladan al público por medio de una expresión estética intensificada. El cine de vanguardia es, además, el medio ideal para este analizar la transformación de la percepción temporal moderna porque por su naturaleza es la del movimiento y el tiempo; es un medio moderno por su origen y por sus características, es un medio mecánico y reproductible técnicamente, es un medio de masas, es un medio que revoluciona el ocio y la cultura visual de la modernidad.

El reflejo de los cambios temporales de la época en las películas de vanguardia aparece en parte de forma involuntaria por ser obras creadas en un momento histórico concreto pues, "el acontecer que rodea al historiador, y del que participa, quedará en el fondo de su exposición como un texto escrito en tinta mágica" (Benjamin). La relación entre entorno y su visualización en las obras no es directa ni siempre evidente, es su expresión pero no su reflejo exacto. Las películas de vanguardia como objeto de análisis presentan además una especificidad su vertiente reflexiva y analítica. Este objeto de consumo posee, a mayores, un plus reflexivo que lo diferencia de otras prácticas cinematográficas de la época y, por esto, su estudio permite trascender el mero tratamiento de mercancía cultural (sin obviar esta característica) y aprehenderlo también desde la perspectiva de una reflexión plástica sobre la sociedad moderna.

La reproductibilidad técnica del cine lo hace también entrar en un dominio distinto al del arte, y a los cineastas en el dominio de los productores. Este rasgo se relaciona con la proletarización de los productores culturales que surge con la bohemia del s. XIX y ha sido estudiado en obras como El autor como productor (1934) La obra de arte en la época de su reproductibilidad técnica (1936).

La naturaleza del cine, y también de la fotografía, produce un trastorno profundo en la percepción del tiempo. Cada vez que esa obra es presenciada por el espectador, se actualiza; a cada uso su significado y las relaciones que establece con el momento del visionado se actualizan, incluyendo nociones de pasado, de presente y de futuro en un mismo momento de lectura. De este modo, la imagen adquiere intensos sedimentos y proyecciones que potencian el presente. El trabajo sobre la materialidad del cine contribuye a aumentar las implicaciones temporales de la obra fílmica vanguardista.

El trabajo sobre la materialidad es un trabajo de reflexión sobre el tiempo, ambos están relacionados, por ello cuando la materialidad varía lo hace también la capacidad para expresar el tiempo y la percepción del fluir. De ahí que un arte móvil y mecánico como el cine experimente con la materialidad para añadir recursos a sus experimentos temporales por medio del montaje. De este modo, uniendo técnica y estética, los cineastas de vanguardia crearon espacios de detención temporal, de aceleración, de superposición de tiempos y generaron también un tipo de imágenes que son cristalizaciones históricas del tiempo, esto es, huellas.

Esta huella materializada en la película a pesar del paso del tiempo es una lucha por la consecución de un registro permanente de lo real, de la historia, del movimiento es un trabajo sobre la memoria activa. Esas huellas son grietas por las que se escurre una luz que permite hacer legibles para el espectador las contradicciones históricas de la sociedad moderna. Muchos cineastas de vanguardia crean en sus filmes vacíos o detenciones temporales a través de secuencias metacinematográficas o de secuencias de la exploración de la materialidad del cine. Estos vacíos temporales, que vienen a ser una pausa en el fluir frenético de la Modernidad, devienen creadores de una imagen en la que el tiempo histórico se anula para dar paso a una reflexión sobre lo real y la historia.

Este conjunto de dialécticas temporales que convergen en el cine de vanguardia hacen de él una práctica potencialmente generadora de constelaciones dialécticas que hacen estallar el continuum histórico, descubren la falsedad de la historia como progreso indetenible y abren las vías a nuevas construcciones mentales y prácticas.

El cine de vanguardia no se agota en su historicidad, todos sus tiempos se agolpan en la idea que en él subyace, constituyendo lo original. Lo original es el anclaje que salva al fenómeno de la historicidad simple, al enfrentarlo a otros tiempos y resistir, deja de ser sólo un fenómeno y se convierte en la encarnación de una idea. A partir de esta noción podemos pasar de un paradigma estético del conocimiento a un paradigma estético de la historia.

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