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III Congreso Internacional Historia a Debate Santiago de Compostela

IV Congreso Internacional Historia a Debate
Santiago de Compostela, 15-19 de diciembre de 2010

Dirección


Ponencias aceptadas

 

Secc. II. 1. Escuelas del siglo XX, retos del siglo XXI

Autor
Juan Manuel Santana (Universidad de las Palmas de Gran Canaria, España)

Título
Materialismo histórico del siglo XXI

Resumen

Para el materialismo histórico del siglo XXI la caída del mundo soviético ha tenido un efecto liberador, una vez desaparecida la maquinaria de elaborar la concepción de la Historia de la URSS, nos permite trabajar en Historia amparados por una concepción más abierta, sin ataduras ni temores a ser calificados de idealistas o revisionistas.La teoría debe seguir siendo una parte importante, porque es necesario tener sólidos los fundamentos teóricos y epistemológicos sobre los que descansa la indagación de nuevos temas, sin caer en la radicalidad posmoderna de negar una concepción unificadora de niveles de la realidad (social, político, mental, económico, etc.) que nunca pueden ser comprendidos de forma aislada en los procesos históricos, pero superando los apriorismos frecuentes en parte de la tradición marxiana y los "grandes relatos de emancipación" que formaba identidades.

Pero el papel central en el desarrollo de la ciencia histórica le corresponde al trabajo investigador concreto. Pero una condición imprescindible para ello es elevar constantemente el nivel teórico de las investigaciones. Esto supone perfeccionar el enfoque del material que se analiza. La metodología no debe ser considerada como una circunstancia externa al trabajo del historiador. Al mismo tiempo, el enriquecimiento de los materiales concretos, debe servir para incrementar el nivel teórico, es decir, para fortalecer las bases metodológicas del estudio histórico.La Historia que hacemos en el siglo XXI obligatoriamente tiene que integrar los aportes más importantes de los otros dos grandes paradigmas historiográficos del siglo XX el historicismo y los Annales. Esto debe ser así sin dogmatismos ni exclusiones, sin ataduras ni encasillamientos en dogmas, con una actitud científica flexible y heterodoxa.En nuestra historiografía del siglo XXI cobra especial importancia el sujeto al que se le asigna una conciencia y una capacidad teórica y práctica, frente a la pasividad de las concepciones soviéticas en favor del partido, con lo que nos apartamos de la ortodoxia, negándonos a sancionar la concepción "materialista" del conocimiento como "reflejo" de un mundo exterior radicalmente separado de la inteligencia humana. Así también hay un distanciamiento de los socialdemócratas occidentales que habían tratado de conquistar para Marx el respeto académico, presentando su obra como una construcción "axiológicamente neutral".

Se trata de devolver al materialismo histórico los elementos de praxis y de totalidad, reintegrándole la dimensión activa o "subjetiva", es la exaltación del elemento subjetivo de la Historia (o, lo que es igual, de la consciencia transformadora).

Los seres humanos al hacer la Historia, también pueden cambiarla, pero en medio de unas condiciones objetivas dadas, con lo que se hace preciso conciliar lo subjetivo (las personas) y lo objetivo (las condiciones dadas). Las fuerzas materiales y culturales y las relaciones de producción son inseparables, actividades de hombres y mujeres que construyen su propia historia, pero no en el vacío, no afuera de la vida material ni afuera de su pasado histórico.

La tradición del materialismo histórico es muy rica, en el siglo XXI no hay una ruptura con esa herencia, sino una adaptación, no obstante en esa historia del materialismo histórico ha habido diversas interpretaciones, no todas son tan útiles para comprender el mundo actual.

Desde Historia a Debate hemos tratado de defender una conjunción de los aspectos positivos de la historiografía del siglo XX para confluir en un paradigma común, gran parte de nuestras propuestas proceden del materialismo histórico y todas admiten como método general la dialéctica y la preponderancia última de los elementos materiales.

En definitiva, aún no ha aparecido una visión de conjunto para interpretar la historia mejor que el materialismo histórico, por eso sigue siendo un referente necesario. Las alternativas de los neoconservadores pasan por sostener que las contradicciones mundiales son civilizatorias (que ellos la asimilan a culturales), implícitamente ese sería para ellos el motor de la historia, incluso desde la socialdemocracia han tratado de ofertar una salida humanizada con el proyecto "Alianza de Civilizaciones", pero aquí participan del mismo discurso, de este modo se hace una relectura de la historia buscando la clave civilización-cultura para reinterpretar el pasado.

Creemos que los conflictos no son civilizatorios, no existen problemas de Europa y Estados Unidos ni con judíos, ni con árabes ricos, el problema es el mismo de siempre entre ricos y pobres. Estamos convencidos que hoy, igual que a lo largo de la historia de la humanidad la principal contradicción ha sido y es entre explotadores y explotados.

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