Apartado I. 5. Lo nuevo y lo viejo en teoría de la historia.

Autor

Francisco José Díaz Marcilla (Universidad de Sevilla, España)

Título

Repetición y progreso. Reflexiones acerca de nuevos enfoques en el quehacer del historiador

Resumen

Siempre se ha planteado la posibilidad ­ y siempre se ha polemizado al respecto ­ de que existan constantes en la historia. Constantes es un concepto más apropiado que el de "leyes", usado sobre todo por los teóricos de la historia durante el siglo XIX y principios del XX. A la luz de los nuevos datos que han ido aportando las diferentes ciencias humanas en su carrera hacia el saber científico en el campo de las humanidades en el último medio siglo, se está en grado de asegurar que, independientemente de la época y del lugar del que nos ocupemos, hay registros materiales e inmateriales de la existencia de esas constantes. Esto se debe a que es siempre y en todo lugar el ser humano el que metaboliza en sentimientos y/o en pensamientos los estímulos que recibe de su entorno y que le llevan a una acción. Dicha acción, bien física, bien mental, produce historia, entendida como movimiento temporal que deja una huella sólo interpretable por el ser humano ­ la historia natural, es decir, mareas, animales, terremotos, etc., existen pero sólo el ser humano es capaz de reflexionar sobre ello.El nudo gordiano de la ponencia que queremos proponer gira entorno a los ejemplos que encontramos de esas constantes. El objetivo que perseguimos es el de poner sobre el tapete de la discusión histórica este enfoque que subraya aquello que muchas veces, por obvio, pasa inadvertido. Más concretamente, la psicología ha identificado en todos los seres humanos una capacidad intelectiva que nos ha servido para progresar, pues aplica la lógica a la praxis empírica y consigue la resolución de problemas adaptativos la inteligencia es por tanto una constante. Pero también ha identificado en todos los seres humanos una plasmación fisiológica que surge de aplicar la lógica a los instintos y a las sensaciones el amor, el odio, la tristeza o la alegría son, independientemente de la manera de pensarlas y expresarlas, constante. Asimismo, la sociología también ha identificado algunas de esas constantes históricas (por ejemplo, las migraciones entre humanos siempre generan conflicto social) y la antropología también (por ejemplo, todos los seres humanos tienen unos rituales que estipulan las relaciones entre sí).

La ponencia, pues, busca reflexionar sobre estos ejemplos y destacar como la comunicación entre psicología, sociología, antropología e historia está dando frutos que enriquecen la perspectiva mutua.