El auge de la globalización ha generado en los años 90 del pasado siglo XX un nuevo objeto de investigación, debate y reflexión: la historia mundial. La historia mundial reaviva conceptos ya conocidos (sistema mundial, comparatividad, civilización), anima nuevos enfoques (contactos interculturales, transversalidad), aporta un punto de vista global a viejas temáticas de historia económica, historia de las ideas y de las mentalidades, historia de la religión, etc.
Su novedad reside en la propuesta firme de un ámbito global para los estudios históricos que supera y contextualiza las tradicionales historias locales y nacionales, impulsando de este modo las historias continentales, subcontinentales, intercontinentales.
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Paralelamente, y sin conexión directa con lo anterior, Historia a Debate ha venido practicando esta nueva escala de investigación, debate y reflexión, en el campo de la metodología, la historiográfica y la teoría de la historia, animando, desde el mundo latino, la recomposición de la comunidad mundial de historiadores hacia el nuevo siglo y el nuevo paradigma. Proponemos con el año 2000 este nuevo debate de historia, historiográfica y teoría, a escala mundial, hasta hoy restringido a los Estados Unidos, para contribuir así, practicando el multiculturalismo historiográfico (los mensajes serán en ingles y español, principalmente), a la realización de un aspecto crucial de la propuesta de historia mundial, y de la proposición paradigmática de HaD: la superación plena del eurocentrismo en el mundo global que viene.
No habrá, pensamos, una historia mundial/global mientras no exista una historiografía mundial/global más y mejor interconectada. Por tratarse de una tendencia historiográfica reciente, ofrecemos unas referencias mínimas.
Libros básicos:
- Marshall GS. HODGSON, Rethinking world history. Essays on Europe, Islam, and World History, Cambridge University Press, 1993 (recopilación de ensayos de los años 50 y 60);
- Philip POMPER, Richard H. ELPHICK and Richard T. VANN (eds.), World history. Ideologies, structures, and identities, Blackwell Publishers, 1998 (textos de la World History Conference de 25-26 marzo 1994, reproducidos también en el nº 34 de la revista History and Theory).
En los años 90 se han creado, asimismo, una revista (The Journal of World History, Hawai), una asociación (World History Association, Philadelphia) y una lista de distribución.
Se suelen citar como precedentes de la nueva historia mundial/global a Marx, Weber, Spengler, Toynbee, Gramsci, Braudel, Parsons, Wallerstein, Gunder Frank, Skocpol, Fukuyama…
Cuestiones para este nuevo debate:
- ¿Es necesaria y conveniente esta nueva escala de la investigación histórica?
- ¿Qué relación ha de tener con la historia local, regional y nacional?
- ¿Y con la microhistoria de los años 80?
- ¿Cajón desastre o línea de investigación, reflexión y debate, suficientemente homogénea?
- ¿Interesa a la historia del tiempo presente o de todos los periodos históricos?
- ¿Qué puede aportar al balance del siglo XX?
- ¿Qué puede aportar al estudio renovado de las civilizaciones/formaciones sociales históricas?
- ¿Interesa para el debate actual sobre el futuro de la globalización (después de Seattle, sobre todo)?
- ¿Qué relación ha de tener la historia mundial con la historia universal de nuestros manuales de enseñanza?
- ¿Qué relación ha de tener la historia mundial con la historia universal de los filósofos?
- ¿Qué relación ha de tener la historia mundial con la historia total/global del materialismo histórico y la escuela de Annales?
- ¿Se trata de una fragmentación más de la disciplina o de un manera de combatirla?
- ¿Es la historia mundial/global parte del nuevo paradigma historiográfico?
Esperamos, pues, vuestras contribuciones al debate.
Carlos Barros
Israel Sanmartín
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- Brad DeLong [12/1/00]
- Jack Betterly [12/1/00]
- Darío Barriera [18/1/00]
- Hans-Heinrich Nolte [27/1/00]
- Andreas Hillebrandt [28/1/00]
- Marion Brady [1/2/00]
- Arturo L. Alonzo[19/2/03]
- Patricio Carvajal[22/2/05]
- Carlos Wefers [26/12/05]
- Carlos Barros [27/2/06]
- Pedro Rojas [22/4/08]
HaD. Historia mundial 12
GOOGLE TRADUCCIÓN
SUGERENCIAS PARA UNA HISTORIA GLOBAL
La reactivación de la historia del mundo en la dirección de la historia global ha venido de los Estados Unidos y Gran Bretaña, con dos revistas que incluyen: Diario de la historia del mundo, (Universidad de Hawai Press) desde 1990 y el Diario de Historia Mundial (LSE) desde 2006. el primero de ellos es particularmente interesante para las corrientes transversales y transnacionales, como los movimientos demográficos y migratorios, las fuerzas económicas, emisiones tecnológicos que cruzan culturas y, por tanto, los Estados Unidos de América o naciones. Más joven, la segunda trascendería más directamente la dicotomía entre Occidente «y el resto» para salir de los marcos institucionales que dividen y fragmentan el mundo. Tomemos también nota de la contribución de Alemania, incluida la revista Comparativ. Zeitschrift fϋr Globalgeschichte (Leipzig), se está convirtiendo en un foro europeo sobre el tema desde su primera vez en 1991.
En el corazón de la renovación hacia la historia global, encontramos un enfoque completamente diferente al de la historia totalizadora, La primera consiste en un doble movimiento historiográfico: 1. Un cambio de enfoque en la dirección de una liberación de nuestra visión etnocéntrica común de la historia. Este distanciamiento indica, implica el reconocimiento de que la historia de Europa y Occidente, eran o son demasiado eurocéntrica o «occidentalocentriques». Hay que descentralizar Europa, por ejemplo., El pensamiento como una región en lugar de imaginar como un centro (François Hartog, creen en la historia, 2013, p. 273, 277-78). Repensar, por lo tanto, mutatis mutandis, el conocido problema Centro / periferias e. a., iniciado por Immanuel Wallerstein, para tomar sólo este otro ex. (Caroline Douki y Philippe Minard, «Historia Global, historias conectadas» Historia Moderna y Contemporánea Journal, 5, 2007, No. 54-54 bis, pp 7-21 ;. Kenneth Pomeranz, una gran divergencia, 2010, p .24, 48).
Para hacer este movimiento, algunas convenciones pueden ser útiles: para evitar cualquier expresión demasiado rápido. Descarta cualquier supuesto de superioridad en una comparación Europa / Asia, por ejemplo. Para evitar esta centralidad a la que estamos acostumbrados se requiere un poco de reflexión, de creatividad. K. Pomeranz (Mucho …, ver Ph. Minard, epílogo, p. 496) también aconsejó a desconfiar de cualquier tendencia teleológica. Tome Inglaterra como país de referencia a los inicios de la industrialización en la historia mundial podría fácilmente nos arrastre allí (idea similar en el fin del arte. En Frederick Cooper, «El concepto de la globalización es que por algo?» , International Critique, 2001, Nº 10, págs. 101-124).
Este cambio va de la mano con el enfoque complementario de la ampliación de la mirada: una mirada más atenta a las diferencias sin jerarquía, a «igual» (Romain Bertrand, la historia a partes iguales, 2011) .Y así a la diversidad , la multiplicidad de un mundo que se percibe mejor desde este punto de vista desde las dos guerras mundiales (H. 272-73).
De éstos los elementos se acumulan de hecho, con vistas a una historia revisitada. Este es el caso de las Cruzadas. Fuentes y análisis de este doble movimiento – movimiento / expansión de la mirada – aquí están en curso, con trabajos pioneros como Amin Maalouf (Las cruzadas vistas por los árabes, 1983) o potenciales, las renovaciones como Richard A. Fletcher (La Cruz y la Media Luna Roja, 2003).
Pero toda la historia occidental debe ser revisada para contribuir a la historia global. Podemos ver que ésta evolucionará gradualmente y su historiografía. Este es el caso sobre dos grandes cesura en el tiempo: 1. Que del 16 al 18 siglos, por un lado, desde el establecimiento de puestos de comercio a la colonización o la toma de posesión de los territorios. Un libro pionero aquí fue el de la antropóloga Nathan Wachtel (La visión de los vencidos. Indios del Perú antes de la conquista española, 1971, 1992). 2. A continuación, el aumento de la potencia de la tecnología, industrial, militar, de los siglos 18 al 19 (KP, Much … p.11-15, 108-22).
Que resulta de hecho: la colonización, la industrialización ha contribuido a la creciente creencia entre muchos europeos, su superioridad en el mundo … (Un ejemplo entre muchos otros que de la Canadian Francia Rivet, los pasos de Abraham Ulrikab. , Los acontecimientos de 1880-1881, 2014).
Ilustraciones y / o ilusiones cualidades, la riqueza de la civilización de la antigua Grecia y de la democracia ateniense, como un área de anclaje de un eurocentrismo que se está expandiendo rápidamente hacia el oeste. De este modo, en 1885: ilusiones de Jules Ferry que todavía atributos – en términos inadmisibles hoy ilusorias – un «alto grado de desarrollo moral …» a «razas superiores», en comparación con «razas inferiores» (discurso la Cámara de Diputados del 28 de julio). Con el P. Rivet, se descubre un pasaje de discursos a actos.
Primera Guerra Mundial, una percepción aún muy europea de la famosa conciencia de Paul Valery: «Ahora las civilizaciones sabemos que somos mortales» («Crisis of the mind», 1919). De hecho, Europa había mostrado sus faltas y su fragilidad a los ojos de todos.
¿Segunda Guerra Mundial, Confirmación Mundial? «Ahora vivimos en un mundo en un estado de inestabilidad final, Lucien Febvre en 1946 (reimpreso en La batalla por la historia, 1953).
Ilustraciones y primeros pasos hacia la historia global: brechas crecientes entre la percepción de los europeos en el mundo y la percepción que tienen de sí mismos. Algunos títulos: lado indígena, por ejemplo Chinua Achebe (Nigeria), El mundo colapsa, 1958: sobre el choque cultural de la colonización, la dominación británica, para los Igbos de Nigeria, finales del siglo XIX; Frantz Fanon (argelino), Los Condenados de la Tierra, 1961: un libro de referencia sobre la condición del colonizado y la colonización. «Europa es literalmente», subrayó, «la creación del Tercer Mundo (prefecto de J.-P, Sartre). Fanon fue de hecho un autor importante en la formación del Tercer Mundismo en Francia. En el lado académico, Jacques Gernet (El mundo chino, 3 vols., 1972, 2005) puede ser considerado como un precursor. Recordemos aquí la hermosa obra de Nathan Wachtel, citada más arriba, que pretende sacar una pieza de la historia de nuestra visión actual y aclarar a los lectores occidentales sus hábitos mentales para hacerlos pasar «al otro lado de la barrera» . El autor nos dejó en el año siguiente a su visita al III Congreso de HaD (2005).
Por último, quisiera citar a otros dos valiosos escritores: André Brink (Sudáfrica), Más allá del silencio, 2003: sobre la colonización alemana del Suroeste de África, principios del siglo XX (actual Namibia). Uno de los libros más difíciles de la historia. En este caso, sobre los excesos de la colonización masculina con respecto a las mujeres alemanas, puestos a su disposición, e. a., y sobre la determinación de un alemán excepcional, resistir, organizar la rebelión contra tales abusos. Y David Van Reybrouck, Congo. Una historia, 2010, 2012: particularmente esclarecedor para comprender el punto de inflexión de la explotación socioeconómica de Katanga en el Congo Kinshasa. Así, los comienzos de la historia global se forman en paralelo con los textos de la conciencia o de los escritos protestantes.
Sin estar completo por supuesto, sobre todo porque este pequeño texto tiende a atenerse a lo que me parece esencial, le gustaría mostrar cómo hemos pasado de una historia mundial a los primeros intentos de una historia global en Occidente. Sin embargo, hay resistencia. Si Francia conoce la clarividencia – «Debemos romper con los estados», Chaunu anunció en 1969 – Douki y Minard miran la falta de interés de demasiados de sus colegas por esta «especialidad» Historia Global … «). Pero ¿no fue Francia la originadora de la historia total? Por otro lado, este texto omite muchos pasos. Así, desde el momento de la Historia Atlántica como la primera descentralización, de Robert R. Palmer y J. Godechot: de la misma, e. a., «El Problema Atlántico», Xe Congreso Internacional … Roma, 1955. También descuido las observaciones de Jack Goody sobre las deficiencias de la historia que cubre la historia global. No se trata de sustituir la historia por la antropología, sino de desarrollar la colaboración entre ambas disciplinas (Le vol de l’histoire, 2007, 2010).
Hubert Watelet, Profesor Emérito, Universidad de Ottawa
ORIGINAL
Suggestions pour l’HISTOIRE GLOBALE
Le renouveau de l’histoire du monde dans le sens de l’histoire globale est venu des États-Unis et de Grand Bretagne, avec deux revues notamment : le Journal of World History, (University of Hawaïï Press), depuis 1990 et le Journal of Global History (London School of Economics), depuis 2006. La première s’intéressant notamment aux courants transnationaux et transfrontaliers, comme les mouvements démographiques et migratoires, les forces économiques, les diffusions technologiques qui traversent les cultures et donc les États ou États-nations. Plus jeune, la seconde voudrait transcender plus directement la dichotomie entre l’Ouest «and the rest», se dégager des cadres institutionnels qui cloisonnent et fragmentent dans le monde. Notons aussi l’apport de l’Allemagne, dont la revue Comparativ. Zeitschrift fϋr Globalgeschichte (Leipzig), tend à devenir un forum européen sur le sujet, depuis ses premiers pas, en 1991.
Au coeur du renouveau vers l’histoire globale, nous trouvons une démarche tout autre que celle de l’histoire totalisante, par ex. Elle consiste d’abord en un double mouvement historiographique : 1. Un déplacement du regard, dans le sens d’un dégagement de notre vision couramment ethnocentrique de l’histoire. Cette prise de distance suppose, implique la reconnaissance que l’histoire de l’Europe, puis de l’Occident, furent ou restent trop eurocentriques ou «occidentalocentriques». Il faut décentrer l’Europe, par ex., la penser comme région au lieu de l’imaginer comme centre (François Hartog, Croire en l’histoire, 2013, p. 273, 277-78). Repenser de ce fait, mutatis mutandis, la problématique bien connue Centre/périphéries e. a., initiée par Immanuel Wallerstein, pour ne prendre que cet autre ex. (Caroline Douki et Philippe Minard, «Histoire globale, histoires connectées», Revue d’histoire moderne et contemporaine, 5, 2007, n° 54-54 bis, p. 7-21; Kenneth Pomeranz, Une grande divergence, 2010, p.24, 48).
Pour réaliser ce déplacement, quelques conventions peuvent être utiles : se garder de toute expression trop rapide. Écarter tout présupposé de supériorité dans une comparaison Europe/Asie, par ex. Car éviter cette centralité à laquelle nous sommes habitués demande un peu de réflexion, de créativité. K. Pomeranz (Une grande… , voir Ph. Minard, postface, p. 496) conseille aussi de se méfier de toute tendance téléologique. Prendre l’Angleterre comme pays de référence des débuts de l’industrialisation en histoire globale risquerait facilement de nous y faire glisser (idée comparable en fin d’art. chez Frederick Cooper, «Le concept de mondialisation sert-il à quelque chose?», Critique internationale, 2001, no 10, p. 101-124).
Ce déplacement va de pair avec la démarche complémentaire d’élargissement du regard : d’un regard plus attentif aux différences sans hiérarchie, aux «parts égales» (Romain Bertrand, L’histoire à parts égales, 2011).Et donc à la diversité, la multiplicité, d’un monde que l’on perçoit mieux sous cet angle, depuis les deux guerres mondiales (Fr. H., 272-73).
Depuis celles-ci les éléments s’accumulent en effet, en vue d’une histoire revisitée. C’est le cas du moment des croisades. Sources et analyses en vue de ce double mouvement ‒ déplacement/élargissement du regard ‒ sont ici en cours, avec des travaux pionniers comme celui d’Amin Maalouf (Les croisades vues par les Arabes, 1983) ou des renouvellements de perspectives comme celui de Richard A. Fletcher (La croix et le croissant, 2003).
Mais toute l’histoire occidentale doit être revisitée pour contribuer à l’histoire globale. On peut entrevoir que celle-ci aura peu à peu son évolution et son historiographie. C’est le cas à propos de deux césures majeures dans le temps : 1. Celle des 16e-18e siècles d’une part, allant de l’établissement de comptoirs de commerce à la colonisation ou la prise de possession de territoires. Un livre pionnier ici fut celui de l’anthropologue Nathan Wachtel (La vision des vaincus. Les Indiens du Pérou devant la Conquête espagnole, 1971, 1992). 2. Puis, la montée de la puissance technologique, industrielle, militaire, aux 18e-19e siècles (K. P. , Une grande… p.11-15, 108-22).
Résultante en effet : colonisation, industrialisation ont contribué à la croyance grandissante, chez bien des Européens, en leur supériorité dans le monde… (Un ex. parmi bien d’autres : celui de la Canadienne France Rivet, Sur les traces d’Abraham Ulrikab, Les événements de 1880-1881, 2014).
Illustrations et/ou illusions : qualités, richesse de la civilisation de la Grèce ancienne et de la démocratie athénienne, comme aire d’ancrage d’un eurocentrisme qui s’élargit rapidement à l’Occident. Ainsi, en 1885 : illusions d’un Jules Ferry qui attribue encore ‒ dans des termes aujourd’hui illusoires, irrecevables ‒ un «haut degré de développement… moral» aux «races supérieures», par rapport aux «races inférieures» (discours à la Chambre des députés du 28 juil.). Avec Fr, Rivet, on découvre un passage des discours aux actes.
Première Guerre mondiale, perception encore très européenne de la prise de conscience célèbre de Paul Valéry : «Nous autres, civilisations, nous savons maintenant que nous sommes mortelles» («La crise de l’esprit», 1919). L’Europe venait d’étaler aux yeux de tous, en effet, ses failles et sa fragilité.
Deuxième Guerre mondiale, confirmation à l’échelle mondiale? «Nous vivons désormais dans un monde en état d’instabilité définitive», estime par ex. Lucien Febvre en 1946 (repris dans Les combats pour l’histoire, 1953).
Illustrations et premiers pas vers l’histoire globale : Écarts grandissants entre la perception que l’on peut avoir des Européens dans le monde et celle qu’ils ont d’eux-mêmes. Quelques titres : côté autochtone par ex., Chinua Achebe (Nigérian), Le monde s’effondre, 1958 : sur le choc culturel que fut la colonisation, la domination britannique, pour les Igbos du Nigéria, fin du 19e siècle; Frantz Fanon (Algérien), Les damnés de la terre, 1961 : livre phare sur la condition du colonisé et la colonisation. «L’Europe est littéralement, soulignait-il, la création du tiers monde (préf. de J.-P, Sartre). Fanon fut de fait un auteur important dans la formation du tiers-mondisme en France. Côté académique, on peut considérer Jacques Gernet (Le monde chinois, 3 vol. 1972, 2005), comme un précurseur. Rappelons ici le beau travail de Nathan Wachtel, cité plus haut, qui vise à arracher un pan d’histoire à notre vision courante et à dégager les lecteurs occidentaux de leurs habitudes mentales pour les faire passer «de l’autre côté de la barrière». Plus près de nous deux titres marquants encore : celui d’Andre Gunder Frank, ReOrient : Global Economy in the Asian Age, 1998. L’auteur nous a quittés l’année qui a suivi sa venue au 3e Congrès de HaD (2005). Et le livre de James Morris Blaut, Eight Eurocentric Historians, 2000. Finalement, je citerais deux autres écrivains de valeur : André Brink (Sud-Africain), Au-delà du silence, 2003 : sur la colonisation allemande du Sud-Ouest africain, début du 20e siècle (Namibie actuelle). L’un des livres les plus durs qui soient. En ce cas, sur les excès de la colonisation masculine à l’endroit de femmes allemandes, mises à leur disposition, e. a., et sur la détermination d’une Allemande d’exception, à résister, organiser la révolte contre de tels abus. Et David Van Reybrouck, Congo. Une histoire, 2010, 2012 : particulièrement éclairant pour saisir le tournant de l’exploitation socio-économique du Katanga dans le Congo Kinshasa. Ainsi, c’est parallèlement aux textes de prise de conscience ou aux écrits contestataires que se forment les débuts de l’histoire globale.
Sans être complet bien sûr, d’autant que ce petit texte tend à s’en tenir à ce qui me paraît essentiel, il voudrait montrer comment nous sommes passés d’une histoire mondiale, aux premiers essais d’une histoire globale en Occident. N’empêche qu’il reste des résistances. Si la France a connu des élans de clairvoyance ‒ «Il faut rompre avec les États», annonçait Chaunu dès 1969 ‒, Douki et Minard se penchent assez longuement sur le manque d’intérêt de trop de leurs collègues pour cette «spécialité» («Histoire globale…»). Mais la France ne fut-elle pas le pays initiateur de l’histoire totale? D’un autre côté, ce texte saute bien des étapes. Ainsi du moment de l’Histoire atlantique comme 1er décentrage, de Robert R. Palmer et J. Godechot : des mêmes, e. a., «Le problème de l’Atlantique», Xe Congresso internationale… Roma, 1955. J’y néglige aussi les remarques de Jack Goody sur les insuffisances de l’histoire couvrir l’histoire globale. Il ne s’agit pas de remplacer l’histoire par l’anthropologie, mais de développer plutôt la collaboration entre les deux disciplines (Le vol de l’histoire, 2007, 2010).
Hubert Watelet, professeur émérite, Université d’Ottawa
Historia a Debate
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