- Guillermina Domínguez [28/9/04]
- Susana Huerta [29/9/04]
- Nicolas Prognon [29/9/04]
- Lidia Possas[29/9/04]
- Romané Landaeta [29/9/04]
- José L. Grosso [29/9/04]
- Isabel Morant [5/10/04]
- Elva Rivera[5/10/04]
- Ivonne Suárez [5/10/04]
- Isabel Morant [5/10/04]
- José Gómez Alén [6/10/04]
- Cristina Zilbermann [8/10/04]
- Carlos Barros [8/10/04]
- Carlos Martínez [8/10/04]
- Vanessa Cavalcanti [19/10/04]
- Guillermina Domínguez [19/10/04]
- Susana Huerta [19/10/04]
- Guillermina Domínguez [27/10/04]
- Federico Sandoval [3/11/04]
- Rodolfo Pino [3/11/04]
- Carol Lenderbor [4/11/04]
- José Luis Grosso [11/11/04]
- Javier Montoya [11/11/04]
- Carol Lenderbor [24/11/04]
- Roberto Reyes [30/12/04]
- José L. Grosso [20/1/05]
- Guillermina Domínguez [24/1/05]
- Susana Huerta [26/1/05]
- Carlos Lara [27/1/05]
- Mercedes Tenti [1/2/05]
- Hilda Agostino [14/2/05]
- Patricio Carvajal [21/2/05]
- Vanesa Casanova [21/2/05]
- Mercedes Tenti [22/2/05]
- Georgina Flores [1/3/05]
- Filoter Tello [1/3/05]
- Guillermina Domínguez [12/4/05]
- Hilda Habichayn [23/5/05]
- Guillermina Domínguez [26/5/05]
- Tatiana Jimenez [28/12/05]
- Elva Rivera [9/6/06]
- Guillermina Domínguez [9/6/06]
- Marcelo Pereira [22/7/06]
- Yeni Castro [4/9/06]
- Iliana Lopez[23/2/07]
- Ivette Sóñora [7/5/08]
- Guillermina Domínguez [14/5/08]
- Ivette Sóñora [23/5/08]
- Elva Rivera [29/5/08]
- Elisabet Zabala [30/5/08]
- Ivette Sóñora [4/6/08]
- Guillermina Domínguez [14/6/08]
- Elva Rivera [16/6/08]
- José Correa [20/6/08]
- Roberto Camino [23/6/08]
- Ivette Sóñora [23/6/08]
- Guillermina Domínguez [23/6/08]
- José Correa [2/7/08]
- Guillermina Domínguez [10/7/08]
- Varios [4/10/12]
Buenas, soy estudiante del profesorado y licenciatura de historia de la universidad nacional del nordeste (unne) en Argentina, vi que tienen una seccion dedicada a la historia del genero y las mujeres y me interesa particularmente recibir informacion sobre eso, como así tambien temas referidos a la América colonial. desde ya muchas gracias
Milagros Belen Blanco
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Puedes consulta nuestra posición en:
https://youtu.be/57qhPEmAnKI
Saludos cordiales
Carlos Barros
Coordinador de Historia a Debate
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NEOMACHISMO ACADÉMICO
https://www.facebook.com/ElTrollHistoriador/photos/a.550073208339882.135164.550062195007650/1135537746460089/?type=1
¿Símbolo del neomachismo académico?
Alguien puede recordarme el hombre de este dios. Gracias
[Mensajes recibidos a través de CB-Facebook 08/03/ 2017]
DÍA INTERNACIONAL DE LA MUJER
https://www.facebook.com/photo.php?fbid=10155012825459098&set=a.10150415535644098.375525.767419097&type=3
Día da muller traballadora: Clara Zetkin e Rosa Luxemburgo
Carlos Barros
Coordinador de Historia a Debate
https://www.facebook.com/carlosbarrosg
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Todas son trabajadoras
Catarino Escobar
https://www.facebook.com/catarino.escobar.94?fref=ufi
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Quen son?
Teresa sierra Gómez
Universidad Complutense de Madrid
https://www.facebook.com/teresa.sierragomez.9?fref=ufi
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Perdón pola ignorancia na miña escuela non me falaron delas
Teresa sierra Gómez
Universidad Complutense de Madrid
https://www.facebook.com/teresa.sierragomez.9?fref=ufi
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Qué pena
Carlo Maglione
https://www.facebook.com/carlo.maglione.1?fref=ufi
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¿?
Teresa sierra Gómez
Universidad Complutense de Madrid
https://www.facebook.com/teresa.sierragomez.9?fref=ufi
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Fueron activistas y lucharon por mejoras las condiciones de vida de las trabajadoras, que al igual que hoy día, sufren de explotación laboral y sexual.
Catarino Escobar
https://www.facebook.com/catarino.escobar.94?fref=ufi
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Gracias
Teresa sierra Gómez
Universidad Complutense de Madrid
https://www.facebook.com/teresa.sierragomez.9?fref=ufi
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Gracias
Blanquita Reyes
https://www.facebook.com/blakita.reyez?fref=ufi
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Qué bajita…
Milagros Eiroa de la Puente
https://www.facebook.com/milagros.eiroadelapuente?fref=ufi
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Quizás la que se ve alta mide más de dos metros
Catarino Escobar
https://www.facebook.com/catarino.escobar.94?fref=ufi
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https://es.wikipedia.org/wiki/Clara_Zetkin
https://es.wikipedia.org/wiki/Rosa_Luxemburgo
Carlos Barros
Universidad de Santiago de Compostela
https://www.facebook.com/carlosbarrosg
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Acerca de la historia de género: me gustaría llamar la atención y denunciar la historiografía que de la historia de género se hace para el finales del siglo XVIII y primeros del siglo XIX. Se reivindica una mal llamada «historia de género» para reivindicar unas biografías rancias y reaccionarias de las marquesas, las duquesas, la junta de damas, las señoras, etc…. Leída una biografía, leidas todas, sin embargo no hay libro que no reivindique al principio lo benéfico de la historia de género. Se hace la biografía de una marquesa o de una duquesa de primeros del siglo XIX y la autora de turno (bien de la duquesa de osuna o de la que toque) reivindica la historia de género ¡qué vergüenza!. Todas cortadas por el mismo rasero: la duquesa de turno siempre muy bella, aunque fuera fea, su educación exquisita, sus tertulias fundamentales para conocer el pensamiento de Rouseau, Montesquieu, etc…, a esas tertulias no faltaban los hermanos Moratines, Menéndez Valdés y cómo no, Jovellanos que estaba en todas las salsas…; aún a día de hoy tenemos aún «junta de damas» y «señoras» surgidas de la todavía anacrónica y rancia Sociedad Matritense…. ¿Y si reivindicamos una historia de género paralela a la justicia histórica y a mirar el pasado con ojos escrutadores para hacer justicia a los que sufrieron? y ¿si en vez de ocuparnos de lo bien que le quedaba el dobladillo del vestido a la insultante e ignorante reina María Luisa (mujer de Carlos IV y madre de Fernando VII) nos ocupamos de las condiciones laborales, vitales, económicas y sociales de la modistilla que le cosía el dobladillo? Y si dejáramos de prestar atención al grupillo indecente de marquesas y duquesas que acudían a inaugurar la cocina económica, a principios del siglo XIX, y comían mientras los pobres hacían cola en la puerta esperando los restos (esto está en la Gaceta de Madrid). En el Archivo HIstórico Nacional hay cientos de expedientes sobre la vida del mundo rural, campesinos y campesinas que en el primer tercio del siglo XIX se las veían y deseaban para pagar el diezmo, y que cuando llegaba una plaga de langosta y echaba por tierra toda la cosecha, se acababa en la intemperie; campesinas que cuentan sus sufrimientos y su lucha, todo eso está en el Archivo Histórico Nacional. Y ahora, en 2017 hay quienes hacen historia de las marquesas y de las duquesas; y yo me pregunto ¿por qué no igualar la historia de género de las mujeres del siglo XIX hacia atrás, con la historia de género decente que se hace para las mujeres del siglo XX? Deontología profesional.
Buenos días Carlos y colegas:
A propósito de este mensaje quiero señalar lo siguiente:
1. Género es una categoría analítica que permite analizar las relaciones de poder a partir de su construcción sociocultural e histórica
2. No hay Historia ni ideología de género.
3. El feminismo como corriente teórica ha aportado a las Ciencias Sociales y a las Humanidades un conjunto de conceptos: patriarcado, género, la interseccionalidad (clase, raza, etnia y género) entre otros. Así también contribuyó y contribuye a la visibilización de las mujeres en la Historia en los diferentes espacios tanto públicos como privados.
4. Se ha vanalizado el empleo de la categoría género, a tal grado que se piensa que con segregar la información por sexo se interpreta desde esta categoría.
5. Las obras pioneras de las historiadoras feministas como Gerda Lerner «El origen del patriarcado»; Mary Nash, Gerda Lerner, entre otras, y desde la escuela de los annales con Michelle Perrot, cuestionaron la invisibiización de las mujeres en la historia.
Me da la impresión que se desconoce la Historiografía feminista, en particular la historia de las mujeres.
Saludos
Elva Rivera Gómez
México
Estimados Colegas. Interesante propuesta formulada por la colega de Madrid. El tema pasa por los archivos que nos permitan una Historia más completa, que supere la vida sentimental de las damas aristocráticas, como señala Marta. Una sugerencia que podría contribuir a esto. La historiografía alemana ha construido un discurso historiográfico de género: Frauengeschichte (Historia de la mujer), basada en una epistemología -metodología que vas más allá de la archivistica, muy limitada cuando retrocedemos a la Edad Media o Temprana Edad Moderna. Con todo, se han escrito excelentes monografía incluso de la Historia de la mujer en la Antiguedad. Los estudios de la historiadora Gisela Bock (2005):» Fraeuen in der europäischen Geschichte. Vom Mittelalter bis zur Gegenwart (Beck, München) («Mujeres en la Historia europea. De la Edad Media al presente»), constituyen un resultado concreto del nivel disciplinario alcanzado por esta linea historiográfica. Otro tanto cabe señalar sobre la obra de G. Duby, etc. Un saludo cordial.
PhCa, Historiador, Chile
TRADUCCIÓN
Historia de las mujeres, historia de géneros, en Occidente
Perspectiva a largo plazo
Algunos hitos en la historia de la mujer han bastado para que la historiografía occidental se perpleja. ¿Cómo evocamos a Tucídides, a Eduard Fueter oa las décadas más recientes de «metódica escolarización», por ejemplo, sin ver que tal viaje revela muchos signos espontáneos, poco pensados de preponderancia y privilegios masculinos. Así se tiene la sensación de que cuando había una nueva historiografía, no era sin cegadores. Para Françoise Héritier, si los hombres hubieran reservado el dominio del conocimiento desde el principio, era principalmente para un mejor control de su descendencia, ya que las mujeres aseguraban la maternidad (FH, Michelle Perrot et al. historia de las mujeres hermosas, 2014, 28-31, 115). Así que teníamos los escribas de las funciones administrativas y otras del antiguo Egipto o de la Grecia micénica, o el mundo igualmente masculino de la scriptoria de abadías, obispados, cancillerías medievales, etc.
Si uno vuelve de la escritura al pensamiento, no puede sorprenderse que las mujeres hayan estado casi ausentes de la historiografía occidental durante siglos. Hubo ciertamente casos particulares, como el de Aspasia, en la Atenas de Pericles, los de los dos Agripins o Plotino, bajo el Principado romano; los casos de matrimonios, descendientes o sucesiones de señoras tituladas, en el Régimen Antiguo de Francia, o los salones de señoras de renombre, en los siglos XVII-XVIII. De hecho, es necesario esperar a estudios recientes para descubrir un interés por la condición femenina como tal y no por cuestiones de fortuna, celebridades literarias o científicos. En La reina de la Edad Media (2015), Murielle Gaude-Ferragu muestra cómo la Reina de Francia fue retirándose gradualmente de la esfera política, a partir del siglo XIII.
En general, ¿hemos sido suficientemente irónicos acerca de la estrechez de la «historia-batalla», durante las primeras décadas del movimiento de los Annales? La ironía con las anteojeras, sin embargo: la historiografía occidental no era sólo política, institucional y militar: era también masculina.
Es en este contexto en el que una minoría de hombres tuvo el privilegio de establecer textos, de reflexionar sobre ellos, de interpretarlos, que dos grandes mentes sintéticas, escribe André Pablo, Filón y Clemente de Alejandría – Judía y greco-romana de los dos primeros siglos AD, inclinó la orientación naciente del cristianismo hacia una mayor rigidez (AP, Eros engaña, cristianos, familia y género, 2014, 139-165 , 261 – 274).
André Paul nos recuerda que si la base de este rigorismo se remonta a la Ley del Moisés de la Biblia, no se encuentran en Jesús (ca 7-5 / 30-33) ni en Pablo de Tarso (ca 15 / 64-68) el convertido, es decir. quien se convirtió en un apóstol de Jesús (A.P., Eros enagua, 198-235, 270). Hay dos lógicas …, dice Jorge Mario Bergoglio, «en el momento actual» …, el de los doctores de la ley y el de Jesús (Papa Francisco, El nombre de Dios es misericordia, 2016, 87). El mensaje de amor que prevalece en Pablo como en Jesús, sus intercambios con las mujeres y la dimensión femenina estaban necesariamente presentes. (Monique Alexandre, en Georges Duby y Michelle Perrot, ed., History of Women in the West, 1: 448-453). Y en los cuatro relatos evangélicos básicos, las mujeres están bien representadas entre los beneficiarios de las curaciones de Jesús (véase también F. H., M. P. et al., The Greatest Story, 144-45).
Lo sorprendente a la luz de esta introducción es el alcance de la retirada, el olvido de la representación femenina en la mayoría de los relatos históricos, en relación con las diosas, ninfas o heroínas de la Ilíada, la Odisea, la mitología griega? Si Homero y Hesíodo vivieran en el siglo VIII, las versiones escritas de las epopeyas homéricas son más tarde. También podemos pensar en la presencia femenina en Herodoto (ca 484-420) (Jean-Pierre Vernant, El universo, los dioses y los hombres, 1999, e. Luego hubo teatro e iconografía: ¿no atrajo la tragedia a los espectadores, con la memoria del mundo femenino del pasado mítico, la de toda una tradición cultural y religiosa (aunque los actores macho)? La misma función de memoria por la pintura de los jarrones (véase los jarrones atenienses presentados por François Lissarrague, en G. D. y M. P., ed., Histoire des femmes, vol.1, capítulo 4).
La debilidad de la autonomía de los atenienses, por ejemplo, y su exclusión de la esfera política, evidente durante el establecimiento de la democracia ciudadana, no les impidió disfrutar de cierta vida externa; como las mujeres de muchas otras ciudades griegas, e. a. debido a la importancia del campo religioso y de la fecundidad (F. L., en G. D. y M. P., ed., Histoire des femmes, vol.1, pp. 217-19 y 249-50). Así, los Juegos Olímpicos y los Juegos de Heraia fueron fundados en honor de Zeus y Hera, su esposa y hermana mayor. Mientras que el primero comenzó en el siglo VIII, este último apareció dos siglos más tarde. Diseñadas para las niñas, éstas se limitaban a los eventos de carrera (Judith Swaddling, The Ancient Olympic Games, 2ª ed., 1999, 7, 43, 54, e.). Sigue siendo que en Esparta, en la era clásica, la actividad y la visibilidad externa femenina eran más evidentes.
¿Pero entonces? ¿Es la guerra del Peloponeso de Tucídides uno de los orígenes de la reducción de la presencia femenina en la historiografía desde hace siglos? Esta obra de rigor y profunda historia política y militar de la comprensión de Atenas, de su grandeza y de su derrota no se mantiene hoy en algunos aspectos ejemplares (Asociación Thucydides, Jacqueline de Romilly, La invención de la historia política en Tucídides, 2005)?
Estas pocas líneas son meramente evocadoras del trabajo a realizar para situar el elemento femenino en nuestro conocimiento del pasado como debe serlo, ya que desafortunadamente el trabajo está bien iniciado.
Además de los precursores como Christine de Pisan, Gabrielle Suchon, George Sand y Simone de Beauvoir en Francia, los movimientos feministas del siglo XIX y principios del XX pueden considerarse como los precursores de la historia de las mujeres. Aparece por primera vez como un nuevo objeto en la extensa historiografía de los años 60. Pero ¿cómo podemos redescubrir toda esta falta de humanidad que no sea en fragmentos dispersos -en la familia, en la educación, en la salud, en la vida conventual, por ejemplo? ¿Fragmentos diseminados en relación con un conjunto masculino de aspecto universal que permanecería sin cambios? Una cuestión importante en la historia de la mujer desde los años 1960-1970 (Fabrice Virgili, «La historia de las mujeres y la historia de los géneros de hoy», Twentieth Century, No. 3, 2002, 5 sv.).
Está claro que ya no es un objeto nuevo entre otros, como el comercio del vino, la historia de los precios, etc. desde el comienzo de los Anales, o estudios sobre nutrición, parto, lactancia, lactancia, etc., después, sino una innovación de otra magnitud.
Innovando el lugar, el papel de las mujeres al encontrarles suficiente presencia, después de siglos de dominación masculina sobre el pasado y la memoria colectiva -siempre sacudiendo este agarre demasiado fácilmente adquirido- representa una tarea considerable, un reto de a gran escala. Tanto más cuanto que la dominación masculina fue reforzada por toda una tradición, todo un entorno científico, filosófico, teológico, legal, etc., moviéndose también en el mismo contexto poco pensado, casi exclusivamente masculino. (Micheline Dumont, Discovering Women’s Memory, 2001, 126 – 7, 146, F. H., M.P. et al., The Greatest Story, 235 – 45, 256 – 57).
En esta diacronía debemos trabajar para reconstituir la mitad de la humanidad de la mujer en sus roles, actividades y visibilidad en relación con una contraparte masculina, también humanizada, libre de su apariencia engañosa de universalidad y sexualidad más bien, exigió, en particular, el uso de la dimensión de género a largo plazo (FV, «La historia de las mujeres y la historia de los géneros», etc.), Ann Oakley fue quizás la primera en distinguir, la evolución de las relaciones de género, el punto de vista biológico de las relaciones de género y la dimensión cultural de las relaciones de género (AO, Sexo, Género y Sociedad, 1972). Pero es la visión más amplia y más feminista de Joan Wallach-Scott, que se ha conservado durante más de veinticinco años (JW-S, Gender and the Politics of History, 1988): la historia de la mujer no puede disociarse de la de género, los espacios antropológicos y culturales que subyacen a las relaciones sociales del sexo, las relaciones entre los sexos y las formas de poder (véase MD, Discovering Memory, 136-7; Pauline Schmitt Pantel, en GD y MP, ed., Women’s History, 1, capítulos 11 y 497-98).
Dualidad sexo / género que podría ser enriquecido también leyendo los secretos del cerebro femenino, 2008, Louann Brizendine, y Delirios del Género, 2010, de Cordelia Fine. No se trata de caer en la dualidad de la naturaleza / cultura. Por el contrario, estos dos libros muy diferentes se complementan con la dialéctica de la naturaleza y la cultura.
Sin lugar a dudas, la separación de género había sido parte de la práctica habitual de algunas comunidades. Entre los Baruya de Nueva Guinea estudiados por Maurice Godelier, : criados por mujeres con niñas a una edad temprana, los niños se trasladaron a la «casa de los hombres», desde el grado 9 hasta la edad adulta. Fueron entrenados en las actividades que despertaron fuerza, coraje, dominación (M. G., The production of great men, 1988).
¿Y en Europa? Argumentar que las niñas estaban destinadas a las responsabilidades familiares, educar a los niños, y los niños a los oficios, las carreras y la educación sería excesivo. Primero, estaba el convento: poco a poco, durante los últimos siglos de la Edad Media, las hijas de la aristocracia aprendieron a leer. Algunos de ellos se convirtieron en literarios. Esto se acentuó durante el Renacimiento. Y de Lutero en general, las niñas y los niños tenían que aprender a leer en los círculos protestantes, a saber leer la Biblia. (F. H., M. P. y otros, The Most Beautiful Story, 83-87). Finalmente, fue en parte de la burguesía, desde el principio del siglo XIX hasta mediados del siglo XX en general, que esta distinción de educación / instrucción fue la más sexista, pero poco a poco debilitada después (MP, en ibid ., 194 – 203). En Francia, en 1914, se estima que el 7% de los estudiantes universitarios son niñas (ibíd., 201).
Mutatis mutandis, algunas universidades, algunos internados masculinos de la época no recuerdan la formación de grandes hombres, Maurice Godelier. La separación de las niñas y los niños en la educación permitió capacitar a estos últimos en funciones percibidas como masculinas, después de la primera edad (véanse para Quebec, mediados del siglo XIX-XX, Louise Bienvenue, Ollivier Hubert et al., Le collège classique pour muchachos, 2014). Eton College, una guardería de políticos en Inglaterra, es sin duda una de las instituciones más famosas de su tipo. Sin embargo, no podemos generalizar. Aquí estamos esbozando algunas tendencias.
Por ejemplo, hay evidencia de que hubo mujeres combatientes entre los celtas, probablemente también entre los vikingos. Las fuentes arqueológicas y otras fuentes apuntan a la autonomía de la familia, la actividad externa, el papel político y el coraje de las mujeres celtas, elementos que rara vez corresponden a las representaciones grecorromanas (Pierre Grimal, ed., World History of Women, vol. , 2, 1968, Bernard Rémy y Nicolas Mathieu, Women in Roman Gaule, 2009).
En cualquier caso, las cosas cambian en los siglos XX-XXI. Antoine Prost da la nota correcta en la t. IV de su Historia de la Educación y la Educación en Francia (2004), considerando que la introducción de la mezcla en las escuelas es una de las revoluciones pedagógicas más profundas del siglo XX (véase Pascale Navarro, y potencia, 2015, 59). A medida que los estudiantes acceden a los mismos programas, es evidente que, a pesar de las posibles maternidades y resistencias masculinas persistentes, todas las actividades, o casi todas las carreras, incluyendo la astronáutica, que están abiertos a ambos sexos. Con el tiempo, sin duda. En los Juegos Olímpicos de 2008 en Beijing, la presencia femenina alcanzó el 42% de todos los atletas, lo que confirma la tendencia: el crecimiento de la participación olímpica femenina desde la Segunda Guerra Mundial.
Los hombres son soñadores, escribe Susan Mann, probablemente inspirada en las palabras del presidente Thomas W. Wilson (S.M., The Dream of Nation, 2da ed., 2002). Las mujeres suelen estar más acostumbradas, más entrenadas en el sentido práctico.
Luego hay mujeres (ya veces hombres) de las sombras, de la economía doméstica: las que prefieren trabajar en una unidad familiar y luchar por el éxito cuando pueden, sin buscar empleo en el exterior.
Sin embargo, aquellos que se aventuran en un mundo todavía muy masculino son a menudo muy competentes. Estamos pensando en una serie de jefes de gobierno, entre los cuales Margareth Thatcher probablemente tendría la palma del liderazgo. O de otras personalidades que brillan o brillan a niveles muy importantes y útiles. Pensamos en Janet Yellen, jefa del sistema de la Reserva Federal y Christine Lagarde, que encabeza el FMI; oa Louise Otis, de Quebec, que preside el Tribunal Administrativo de la OCDE. Estos son sólo algunos ejemplos.
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N. B. En su perspectiva a largo plazo, este pequeño texto tiene sus límites, como se ha dicho.
Debilidades: esbozo occidental, por lo tanto demasiado estrecho en el momento de la globalización. Ex: resistencia victoriosa de los indios liderados por un Vandana Shiva, contra una gran planta de Coca-Cola establecida en 2004 en el sur de la India.
Brechas: datos demográficos; inmigrantes, musulmanes en particular; sexual y otras formas de violencia, feminicidios, prostitución, etc. : así, la resistencia victoriosa de las esposas de los judíos alemanes, en la Alemania nazi, Berlín, en febrero de 1943.
Hubert Watelet, prof. Emérito, Universidad de Ottawa
ORIGINAL
Histoire des femmes, histoire des genres, en Occident
Perspective de longue durée
Il a suffi de quelques jalons d’histoire des femmes pour que l’historiographie occidentale laisse perplexe. Comment évoquer Thucydide, Eduard Fueter ou les décennies plus récentes de «l’école méthodique», par ex., sans voir qu’un tel parcours révèle bien des signes spontanés, impensés de prépondérance, de privilèges masculins. On a ainsi le sentiment que quand il y eut nouveauté historiographique, ce ne fut pas sans oeillères. Pour Françoise Héritier, si dès le début les hommes s’étaient réservé la maîtrise du savoir, c’est d’abord pour un meilleur contrôle de leur descendance, puisque les femmes assuraient la maternité (F. H., Michelle Perrot et al., La plus belle histoire des femmes, 2014, 28-31, 115). On a donc eu les scribes des fonctions administratives et autres de l’Égypte ancienne ou de la Grèce mycénienne, ou le petit monde tout aussi masculin des scriptoria d’abbayes, d’évêchés, de chancelleries médiévales, etc.
Si l’on revient de l’écriture à la pensée, on ne saurait s’étonner que les femmes furent presque absentes de l’historiographie occidentale, pendant des siècles. Il y eut certes des cas particuliers, comme celui d’Aspasie, dans l’Athènes de Périclès, ceux des deux Agrippine ou de Plotine, sous le Principat romain; des cas de mariages, descendances ou successions de dames titrées, dans la France d’Ancien Régime, ou des salons de dames de renom, aux 17e-18e siècles. En fait il faut attendre les études récentes pour découvrir un intérêt pour la condition féminine comme telle et non pour des questions de fortune, de célébrités littéraires ou scientifiques. Dans La reine au Moyen Age (2015), Murielle Gaude-Ferragu montre ainsi comment la reine de France fut écartée peu à peu de la sphère politique, à partir du 13e siècle.
De façon générale, a-t-on assez ironisé sur l’étroitesse de vue de «l’histoire-bataille», au cours des premières décennies du mouvement des Annales ? Ironie avec oeillères pourtant : l’historiographie occidentale n’était pas seulement politique, institutionnelle et militaire : elle était aussi masculine.
C’est dans ce contexte où une minorité d’hommes disposait du privilège d’établir des textes, d’y réfléchir, de les interpréter, que deux grands esprits de synthèse, écrit André Paul, Philon et Clément d’Alexandrie ‒ de l’Alexandrie judaïque et gréco-romaine des deux premiers siècles après J.-C. ‒, inclinèrent l’orientation naissante du christianisme vers plus de rigidité (A. P., Éros enchaîné. Les chrétiens, la famille et le genre, 2014, 139-165, 261-274).
André Paul rappelle en effet que si les bases de ce rigorisme remontent d’abord à la Loi du Moïse de la Bible, on ne les retrouve ni chez Jésus (ca 7-5/30-33) ni chez Paul de Tarse (ca 15/64-68) le converti, c.-à-d. devenu apôtre de Jésus (A. P., Éros enchaîné, 198-235, 270). Il y a deux logiques…, précise fortement Jorge Mario Bergoglio, «à l’époque comme aujourd’hui»…, celle des docteurs de la loi et celle de Jésus (Pape François, Le nom de Dieu est miséricorde, 2016, 84-87). Le message d’amour primant chez Paul comme chez Jésus, leurs échanges avec les femmes, la dimension féminine y étaient nécessairement présents. (Monique Alexandre, in Georges Duby et Michelle Perrot, dir., Histoire des femmes en Occident, t. 1, 448-453). Et dans les quatre récits évangéliques de base, les femmes sont bien représentées parmi les bénéficiaires des guérisons de Jésus (voir aussi F. H., M. P. et al., La plus belle histoire, 144-45).
L’étonnant, au regard de ce survol introductif, ne tient-il pas à l’ampleur du repli, à l’oubli de la représentation féminine dans la plupart des récits d’ordre historique, par rapport aux déesses, nymphes ou héroïnes de l’Iliade, l’Odyssée, la mythologie grecque? Si Homère et Hésiode ont vécu au 8e siècle, les versions écrites des épopées homériques sont plus tardives. On peut aussi penser à la présence féminine chez Hérodote (ca 484-420) (Jean-Pierre Vernant, L’Univers, les Dieux et les Hommes, 1999, e. a.). Puis, il y avait le théâtre et l’iconographie : la tragédie n’entretenait-elle pas chez les spectateurs et spectatrices, avec la mémoire du monde féminin du passé mythique, celle de toute une tradition culturelle et religieuse (même si les acteurs étaient masculins)? Même fonction mémorielle par la peinture des vases (cf. vases athéniens présentés par François Lissarrague, in G. D. et M. P., dir., Histoire des femmes, t. 1, chap. 4).
La faiblesse d’autonomie des Athéniennes, par ex., et leur exclusion de la sphère politique, évidente lors de la mise en place de la démocratie citoyenne, ne les empêchait pas de jouir d’une certaine vie extérieure; comme les femmes de bien d’autres cités grecques, e. a. du fait de l’importance du champ religieux et de la fécondité (F. L., in G. D. et M. P., dir., Histoire des femmes, t. 1, p. 217-19 et 249-50). C’est ainsi que les Jeux olympiques et les Jeux héréens (Heraia) furent fondés en l’honneur de Zeus et d’Héra, sa femme et soeur aînée. Tandis que les premiers débutèrent dès le 8e siècle, les seconds apparurent deux siècles plus tard. Conçus pour les filles, ceux-ci se limitèrent aux épreuves de course (Judith Swaddling, The Ancient Olympic Games, 2e éd., 1999, 7, 43, 54, e. a.). Il reste qu’à l’époque classique, c’est à Sparte que l’activité, la visibilité féminine extérieure était la plus manifeste.
Mais alors? La guerre du Péloponnèse de Thucydide est-elle l’une des origines de la réduction de la présence féminine dans l’historiographie, pendant des siècles? Cette oeuvre d’histoire politique et militaire rigoureuse et si profonde de compréhension d’Athènes, de sa grandeur et de sa défaite ne reste-t-elle pas de nos jours à certains égards exemplaire (Association Thucydide; Jacqueline de Romilly, L’invention de l’histoire politique chez Thucydide, 2005) ?
Ces quelques lignes sont simplement évocatrices du travail à poursuivre pour replacer l’élément féminin dans notre connaissance du passé comme il conviendrait, puisqu’heureusement, le travail est bien commencé.
Hormis des précurseures, comme Christine de Pisan, Gabrielle Suchon, George Sand ou Simone de Beauvoir en France, on peut considérer les mouvements féministes des 19e-début 20e siècles comme avant-coureurs de l’histoire des femmes. Celle-ci apparaît d’abord comme un nouvel objet dans l’historiographie élargie des années 1960. Mais comment retrouver alors toute cette part manquante d’humanité autrement que par fragments épars ‒ dans la famille, l’éducation, la santé, la vie conventuelle, par ex.? Fragments dispersés par rapport à un ensemble masculin d’apparence universelle qui lui, resterait inchangé? Question majeure en histoire des femmes depuis les années 1960-1970 (Fabrice Virgili, «L’histoire des femmes et l’histoire des genres aujourd’hui», Vingtième siècle, no 3, 2002, 5 sv.).
On voit bien qu’il ne s’agit plus ici d’un nouvel objet parmi d’autres, comme le commerce du vin, l’histoire des prix, etc. du début des Annales, ou les études sur l’alimentation, l’enfant, la mise en nourrice, l’allaitement, etc., par la suite, mais d’une innovation d’une tout autre ampleur.
Innover sur la place, le rôle des femmes en leur retrouvant suffisamment de présence, après des siècles d’emprise masculine sur le passé et la mémoire collective ‒ tout en ébranlant cette emprise trop facilement acquise ‒, représente donc une tâche considérable, un défi de grande envergure. D’autant que la mainmise masculine fut confortée par toute une tradition, tout un environnement scientifique, philosophique, théologique, juridique, etc., cheminant lui aussi dans le même contexte impensé, presque exclusivement masculin. (Micheline Dumont, Découvrir la mémoire des femmes, 2001, 126-7, 146; F. H., M. P. et al., La plus belle histoire, 235-45, 256-57).
Précisons : travailler à reconstituer dans ces conditions, dans la diachronie, la moitié d’humanité féminine dans ses rôles, ses activités, sa visibilité par rapport à un pendant masculin repensé, humanisé lui aussi, dégagé de sa trompeuse apparence d’universalité et sexué plutôt, demandait notamment de faire appel à la dimension des genres, dans la longue durée (F. V., «L’histoire des femmes et l’histoire des genres», e. a.) Ann Oakley fut peut-être la première à distinguer, dans l’évolution des relations hommes/femmes, le point de vue biologique des rapports de sexe et la dimension culturelle des rapports genrés (A. O., Sex, Gender and Society, 1972). Mais c’est la vision plus large, plus féministe sans doute aussi, de Joan Wallach-Scott que l’on retient davantage depuis plus de vingt-cinq ans (J. W.-S., Gender and the Politics of History , 1988) : l’histoire des femmes n’est pas dissociable de celle des genres, ces espaces anthropologiques et culturels qui fondent les rapports sociaux de sexe, les rapports entre les sexes et les formes de pouvoirs (cf. M. D., Découvrir la mémoire, 136-7; Pauline Schmitt Pantel, in G. D. et M. P., dir., Histoire des femmes, t. 1, chap. 11, et 497-98).
Dualité sexe/genre que l’on pourrait enrichir aussi par la lecture des Secrets du cerveau féminin, 2008, de Louann Brizendine, et des Delusions of Gender, 2010, de Cordelia Fine. Il ne s’agit pas de glisser dans la dualité nature/culture. Ces deux livres fort différents se complètent au contraire, sous l’angle de la dialectique nature/culture.
Depuis longtemps sans doute, la séparation des genres faisait partie du coutumier de certaines communautés. Chez les Baruya de Nouvelle Guinée étudiés par Maurice Godelier, par ex. : élevés par les femmes avec les filles au tout jeune âge, les garçons passaient dans la «maison des hommes», de la 9e année à l’âge adulte. On les y formait aux activités éveillant force, courage, domination (M. G., La production des grands hommes, 1988).
Et en Europe? Prétendre que les filles étaient destinées aux charges familiales, à l’éducation des enfants, et les garçons aux métiers, aux carrières et à l’instruction serait excessif. Tout d’abord, il y avait le couvent… Peu à peu d’autre part, au cours des derniers siècles du Moyen Âge, les filles de l’aristocratie apprirent à lire. Certaines d’entre elles devinrent lettrées. Cela s’accentua à la Renaissance. Et à partir de Luther de façon générale, filles et garçons devaient apprendre à lire en milieu protestant, savoir lire la Bible. (F. H., M. P. et al, La plus belle histoire, 83-87). Finalement c’est dans une partie de la bourgeoisie, du début du 19e au milieu du 20e siècle en gros, que cette distinction éducation/instruction fut la plus sexiste, tout en s’affaiblissant peu à peu par la suite (M. P., in ibid., 194-203). Dans la France de 1914 on estime que 7 % des étudiants de niveau universitaire sont des filles (ibid., 201).
Mutatis mutandis, certains collèges, certains internats masculins de l’époque ne rappellent-ils pas La formation des grands hommes, de Maurice Godelier.? La séparation filles/garçons dans l’enseignement permettait de former les seconds aux fonctions perçues comme masculines, après le premier âge (cf. pour le Québec, milieu 19e-milieu 20e, Louise Bienvenue, Ollivier Hubert et al., Le collège classique pour garçons, 2014). Eton College, pépinière d’hommes politiques en Angleterre, est certainement l’une des plus célèbres institutions du genre. On ne saurait généraliser cependant. Il s’agit ici d’esquisser quelques tendances.
Par ex., tout porte à penser qu’il y avait des femmes combattantes chez les Celtes, sans doute aussi chez les Vikings. Des sources archéologiques et autres font entrevoir l’autonomie familiale, l’activité extérieure, le rôle politique, le courage de femmes celtes, éléments qui correspondent rarement aux représentations gréco-romaines (Pierre Grimal, dir., Histoire mondiale de la femme, t. 2, 1968; Bernard Rémy et Nicolas Mathieu., Les femmes en Gaule Romaine, 2009).
Quoi qu’il en soit, les choses changent aux 20e-21e siècles. Antoine Prost donne la note juste dans le t. IV de son Histoire de l’enseignement et de l’éducation en France (2004), en estimant que l’introduction de la mixité dans les écoles constitue l’une des révolutions pédagogiques les plus profondes XXe siècle (cf. Pascale Navarro, Femmes et pouvoir, 2015, 59). À mesure qu’étudiantes et étudiants accèdent aux mêmes programmes, il est évident qu’à terme, malgré les maternités éventuelles et les résistances masculines persistantes, toutes les activités ou presque, toutes les carrières, y compris l’astronautique par ex., sont appelées à devenir accessibles, également ouvertes aux deux sexes. Avec le temps sans doute. Aux jeux olympiques de Pékin de 2008 la présence féminine atteignait 42% de l’ensemble des athlètes, ce qui confirmait la tendance : la croissance de la participation olympique des femmes, depuis la Seconde Guerre mondiale.
Il reste encore bien des résistances on le sait : chez les ‘cols bleus’, dans le secteur de la construction, e. a., et chez les ‘cols blancs’, au niveau des fonctions de direction et des rémunérations. Par ex. dans le monde des affaires et de la magistrature, ou encore dans les Églises catholique et orthodoxe, et les milieux politiques.
On peut s’interroger toutefois à propos des activités politiques : pourquoi les femmes s’orienteraient-elles de nos jours vers ce milieu, quand il pratique un néolibéralisme financier de coupures budgétaires et de réduction de services, quasiment sans vision ni souci écologique, se faisant de ce fait complice d’inégalités souvent inacceptables et pourtant grandissantes, tout en permettant bien des paradis fiscaux? Pourquoi la politique tenterait-elle les femmes dans ces conditions, quand on sait l’attrait de beaucoup d’entre elles pour les réseaux humanitaires, communautaires, sociaux, éducatifs, culturels, etc. (cf. P. N. Femmes et pouvoir, 29)? Patricia Hajdu l’a nettement précisé pour sa part, espérant un changement en entrant dans le nouveau cabinet fédéral du Canada comme ministre de la Condition féminine en novembre 2015 (La Presse, Montréal, 26 déc. 2015, p. A16).
Les hommes sont des rêveurs, écrivait Susan Mann, en s’inspirant sans doute du mot du président Thomas W. Wilson (S. M., The Dream of Nation, 2e éd., 2002). Les femmes sont souvent plus habituées, plus entraînées au sens pratique.
Puis il y a les femmes (et parfois les hommes) de l’ombre, de l’économie domestique : celles qui préfèrent travailler au sein d’une cellule familiale et s’attacher à sa réussite quand elles le peuvent, sans chercher un emploi à l’extérieur.
Pourtant, celles qui se risquent dans un monde encore très masculin sont souvent très compétentes. On pense à une série de chefs de gouvernement, parmi lesquels Margareth Thatcher obtiendrait sans doute la palme du leadership. Ou d’autres personnalités qui brillent ou ont brillé à des niveaux fort importants et des plus utiles. On pense ainsi à Janet Yellen, à la tête du Federal Reserve system et Christine Lagarde qui dirige le FMI; ou encore à la québécoise Louise Otis, qui préside de son côté le Tribunal administratif de l’OCDE. Ce ne sont là que quelques exemples.
——–
N. B. Dans sa perspectives de longue durée, ce petit texte a forcément ses limites, on l’a dit.
Faiblesses : esquisse occidentale, donc trop étroite à l’heure de la globalisation. Ex. : résistance victorieuse d’Indiennes conduites par une Vandana Shiva, contre une grande usine de Coca-Cola établie en 2004 au sud de l’Inde.
Lacunes : démographie; immigrations, musulmanes notamment; violences sexuelles et autres, féminicides, prostitution, etc. : ainsi, résistance victorieuse d’épouses de Juifs allemands, dans l’Allemagne nazie, à Berlin, en février 1943.
Hubert Watelet, prof. émérite, Université d’Ottawa
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Curioso que para ilustrar la noticia utilicen la pintura de Caravaggio…
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El ADN confirma el papel militar de las mujeres vikingas
Carlos Barros
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¿Polémica?…ni que su verdadero género fuera algo escandaloso, las crónicas bizantinas detallaban a mujeres guerreras entre los varegos (nórdicos) y siempre se ha aceptado de buena manera la figura de las skjaldmö, solo faltaba la prueba arqueológica a un hecho que se intuía por cierto (y que las fuentes históricas respaldaban)…ABC lo volvió a hacer con sus titulares sensacionalistas.
Hernán Córdova Barriga
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De sexo biológico mujer, pero de género quizá era hombre o «elle», etc…
Romina Andaur Arenas
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